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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 4 de abril de 2022

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1. ¡Este lunes nueva Mesa Sectorial Extraordinaria de Sanidad para seguir hablando de temporalidad!

2. AMYTS en los medios: seguimos denunciando la situación de la AP y de las listas de espera hospitalarias

3. «Médicos o palomas»: lee el último artículo de opinión de Ángela Hernández, secretaria general de AMYTS, que hemos publicado

4. Nueva viñeta de Mónica Lalanda para AMYTS: «Palomas»

5. Sheila Justo, vicepresidenta de AMYTS y responsable MIR de CESM, aconseja a los aspirantes a una plaza MIR a la hora de elegir hospital

1. ¡Este lunes nueva Mesa Sectorial Extraordinaria de Sanidad para seguir hablando de temporalidad!

Este lunes 4 de abril se celebra una nueva Mesa Sectorial de Sanidad. Esta vez será extraordinaria.

Por el momento desconocemos el punto del orden del día, aunque, según nos ha comunicado la Consejería de Sanidad, el tema principal de la reunión será la temporalidad.

Como siempre, en nuestra web y en nuestras redes sociales os facilitaremos el informe de la reunión nada más terminar.

Fuente: AMYTS

 

2. AMYTS en los medios: seguimos denunciando la situación de la AP y de las listas de espera hospitalarias

Hoy en los medios os dejamos dos reportajes publicados en las últimas horas con declaraciones de miembros de AMYTS.

EL PLURAL: «Abandono» sanitario en Madrid: tres minutos por paciente, salud mental enquistada y fin de los contratos Covid

El Gobierno de la Comunidad de Madrid ejecutaba el pasado jueves el despido de 6.000 sanitarios con los conocidos como contratos Covid (el 60% del total). Personal médico, de enfermería, auxiliares, celadores o técnicos de laboratorio son algunos de los profesionales con los que desde el viernes ya no cuenta la autonomía presidida por Isabel Díaz Ayuso.

La región asegura que “no hay médicos para contratar”. Además, la propia líder del PP en la región ha hecho algunas declaraciones que no han quedado exentas de polémica durante la última ola de la pandemia. “Los ciudadanos no tienen que estar esperando y en algunos no cogen el teléfono, se cuelgan o de repente no hay médicos”, fue una de las frases que molestaron al personal médico y de enfermería.

Los profesionales y los sindicatos claman contra la decisión del Ejecutivo popular, de quien denuncian un desmantelamiento. La situación, dicen, es crítica sobre todo en Atención Primaria: “Estamos al borde de la muerte”, lamenta Ana Giménez; portavoz del sindicato médico AMYTS durante la concentración que ha tenido lugar esta semana frente a la consejería de Sanidad. De algo más de los 11.000 contratos que la administración realizó, Madrid se quedará solamente con unos 5.000, de los cuales 170 pasarán a la nueva unidad de rehabilitación funcional del hospital Zendal.

En la línea de lo que viene explicando a este medio Ángela Hernández, secretaria general de la organización, de los 1.067 profesionales con contratos a médico firmados, solo 605 seguirán en hospitales. “Pero estos no son nuevos, se los llevan a otros niveles asistenciales”, destaca; mientras indica que para ser médico facultativo hay que pasar una serie de trámites nada sencillos.

María Justicia, médico de Familia y presidenta de Atención Primaria de AMYTS, pregunta megáfono en mano frente a la consejería: “¿Cómo pretenden salvar la Atención Primaria cuando solo estiman crear 265 plazas de médicos de familia y 85 de pediatra en los próximos años si faltan ya 1.500?”.

También pone de manifiesto que en los próximos años se van a jubilar 1 de cada 4 médicos; lo que en la Comunidad de Madrid supone 1.250 profesionales menos de Atención Primaria. Justicia insiste en los contratos covid: “¿Cómo vamos a atender a toda la patología no covid a la que no se ha podido atender por culpa de la pandemia? ¿Y a los enfermos crónicos? ¿Y si vuelve un nuevo brote?”, ratifica.

Los profesionales piden como condición principal una inversión “económica” y urgente para poder, entre otras cosas, aumentar las plantillas con creación de las plazas de facultativos y renovar el 100% de los contratos que han expirado tras lo más duro de la pandemia.

Los médicos llevan tiempo insistiendo asimismo en que “no se cubren las ausencias, ni las bajas, ni se ha puesto límite de agenda”. Este último aspecto es extrapolable a otras modalidades como la que tiene que ver con la salud mental, donde el número de profesionales de Madrid (4,1%) está muy por debajo del de España (10%), y no digamos del de Europa (18%). Desde Más Madrid, uno de los partidos que más insiste en este aspecto, nos contaban en plena pandemia que en ocasiones pasan “180 días de media para conseguir cita en psicología”.

El asunto va directamente relacionado con el que a estas líneas concierne, ya que aproximadamente el 25% de citas en Atención Primaria son por una cuestión de salud mental.

La Sanidad ha demostrado ser un pilar fundamental en los momentos clave. Lo fue en la pandemia y lo es ahora con la invasión de Rusia a Ucrania. En el primer apartado, médicos, enfermeros y demás personal ha denunciado en más de una ocasión el colapso que sufren ellos, pero sobre todo la población. Hernández cuenta que hay médicos que tienen desde 50 y, en ocasiones, hasta 80 pacientes en un día. “Eso se traduce en que hay consultas que duran como máximo 3 minutos”.

También la Comunidad de Madrid anunciaba a bombo y platillo la asistencia inmediata a las personas huidas de la guerra en Ucrania, algo que los sanitarios celebran en tanto en cuenta vuelven, una vez más, a prestar una ayuda imprescindible; pero piden que a la vez se incrementen las plantillas para poder hacerlo de manera aùn más eficiente: “Todas las personas son atendidas, pero nos estiran y estiran (…) Ya antes de la pandemia hacía falta un refuerzo y en todo este tiempo se ha evidenciado”, lamenta Hernández.

El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, defendía este jueves que la región es la comunidad española que más contratos de refuerzo Covid ha renovado y subrayaba la apuesta del Gobierno regional por reducir la temporalidad en el Servicio Madrileño de Salud (Sermas).

«La Comunidad de Madrid tiene mucha actividad. De cara a futuro seguro que tendrán esa oportunidad. Además, agradecerles el trabajo que han hecho durante todo este tiempo, en los momentos más difíciles desde el punto de vista sanitario en nuestra región. Desde luego Madrid siempre va a tener esa oportunidad de seguir más adelante y seguro que en el futuro podrán volver al Servicio Madrileño de Salud», concluía en sus declaraciones.

Así las cosas, los sanitarios centran sus reclamaciones -entre otros aspectos- en el aumento de las plantillas para poder atender como les gustaría, en este caso, las patologías que durante la pandemia no pudieron y hacer frente a cualquier otra situación que pudiera llegar de manera inesperada. Además, hablan de una cuestión ya más personal para que se les valore «no solo cuando están en primera línea», sino todos los días.

INFOLIBRE: La lista de espera para el especialista se dispara un 65% en la sanidad madrileña en solo un año

Las listas de espera no son, ni mucho menos, un problema nuevo en la Comunidad de Madrid. Cada año, cientos de miles de personas de la región aguardan desesperados esa llamada de teléfono que les anuncie cuándo podrán entrar a quirófano o esa prueba que permita arrojar luz sobre la dolencia que llevan semanas –o incluso meses– arrastrando. Un verdadero quebradero de cabeza tanto para la Administración como para los pacientes que se agrava con el paso del tiempo. Nunca antes, desde que el Ejecutivo regional ofrece datos oficiales, las listas de espera para pruebas diagnósticas o consultas externas habían estado tan abultadas. De hecho, en este último caso, el de primeras citas con especialistas, se ha incrementado solo en el último año en un 65%. Más de 550.000 personas pendientes en la región de que les atienda el traumatólogo, cardiólogo o psiquiatra, entre otras muchas especialidades.

Andrea es una de las muchas pacientes que ha tenido que lidiar con estas esperas en la sanidad madrileña. Las pasadas navidades sufrió un accidente esquiando en el norte. Se destrozó un brazo y una pierna. «Rotura de cabeza de tibia», explica al otro lado del teléfono. Cuenta que tuvo que esperar mes y medio para que le hicieran una resonancia. Y el médico de rehabilitación no le atendió hasta tres meses después de la caída en la nieve. Fue la pasada semana. «La extensión del brazo es algo que todavía me cuesta», apunta. Afortunadamente, su caso es leve dentro del amplio abanico de posibilidades. Y ella es consciente de ello. «Gente que conozco se ha tirado cinco o seis meses para tener una cita por un trastorno intestinal que, al final, terminó siendo cáncer», apunta. No pocos, en una situación así, acaban echándose en brazos de la sanidad privada.

El caso de Andrea, que pide mantenerse en el anonimato, es solo uno más. Pero refleja la realidad que viven en la comunidad autónoma algo más de medio millón de personas. El pasado mes de febrero, el número de pacientes activos en lista de espera para ser atendidos por el especialista, desde el endocrino hasta el geriatra, ascendía a 553.601 personas. Es equivalente a llenar casi nueve veces el Wanda Metropolitano. O casi siete el Santiago Bernabéu. Nunca antes, desde que se ofrecen datos oficiales –junio de 2016–, se había llegado a alcanzar un nivel como este. Pero desde los sindicatos advierten que no todo tiene que ver con la pandemia. Es un problema que se arrastra desde mucho antes de que estallara la crisis sanitaria

Es cierto que el año negro del coronavirus trajo consigo una reducción de la bolsa de pacientes que aguardaban una primera consulta externa. Si en enero de 2020, justo antes de que el mundo se parara, la integraban 451.338 personas, doce meses más tarde esa cifra se situaba en las 333.692, un retroceso del 26%. Pero esta caída no se ha mantenido en el tiempo. Solo en el último año, esta lista ha engordado nuevamente un 65% hasta alcanzar datos récord. Un repunte que se nota, fundamentalmente, en las demoras más largas. El número de pacientes con más de tres meses de espera se ha incrementado en un 123%, es decir, que se ha más que duplicado. Y los que aguardan entre 60 y 90 días ha aumentado en un 43,31% durante el mismo periodo de tiempo.

También ha alcanzado cotas nunca antes vistas –al menos, con los datos oficiales que hace público el Gobierno autonómico– la lista de espera de pruebas diagnósticas y terapéuticas: más de 170.112 personas, casi un 22% más respecto a enero de 2021 (se ha cogido ese mes como referencia debido a que los datos de febrero están incompletos). Casi 48 días de media tienen que esperar los pacientes. Una demora media que en el caso de la quirúrgica se eleva hasta los 68. El pasado mes de febrero engrosaban esta lista de espera 90.586 personas, un 14,3% más que hace un año y un 14,7% más que antes de que estallase la pandemia. Actualmente, más de 5.000 pacientes llevan más de medio año esperando a ser intervenidos. Es un 2.000% más que antes de la crisis sanitaria –233 y 230 en enero y febrero de 2020, respectivamente–.

Paco López pasó prácticamente seis meses a la espera de una intervención quirúrgica. En su caso, tenía una fibrilación auricular paroxística, una alteración del ritmo del corazón que popularmente se conoce como arritmia. «Aunque no es grave, puede producir trombos y el corazón se puede ir deteriorando», cuenta al otro lado del teléfono. Se la diagnosticaron hace un par de años. Al principio, todo bien con los medicamentos adecuados. Pero poco a poco se fue complicando. «De que la arritmia me diera un día a la semana pasó a todos los días durante varias horas», cuenta. Una situación que le impedía hacer vida normal. Subir escaleras o dar un paseo se convirtió en algo imposible. De ahí, que decidiera someterse a una ablación, para la que tuvo que esperar medio año. Seis meses pegado al teléfono viendo cómo todo iba a más. «Te sientes asustado y cabreado», cuenta.

Javier Ortega, cirujano general en el Hospital del Tajo de Aranjuez y responsable de Atención Hospitalaria de Amyts, explica que a los pacientes se les clasifica en tres categorías en función de la urgencia: «normal», «preferente» u «oncológico». Eso no quiere decir, no obstante, que un caso no prioritario no pueda complicarse «por una espera desmesurada». Pone como ejemplo una hernia. «Si pasan los días y los meses y no se interviene puede terminar estrangulándose», apunta en conversación con este diario. Es cierto que cuando ven que un caso no oncológico puede ir a peor, lo meten bajo la categoría de preferente. Sin embargo, a veces es difícil hacer esa distinción. «Muchas veces no sabes cuál va a complicarse con el paso del tiempo», comenta.

El problema en el que se han convertido desde hace años las listas de espera radica en la enorme diferencia que existe entre las entradas y las salidas. El pasado mes de febrero, por ejemplo, se logró sacar de la de primera consulta con el especialista a casi 448.000 personas, pero llegaron algo más de 489.000. Y así, mes a mes, engorda. «Es necesario gestionar todo eso. Y la única manera de hacerlo es con más actividad», sostiene Ortega. Eso solo puede hacerse dando un mayor impulso a la inversión. Incrementando los recursos humanos. Implantando «jornadas de tarde» en los centros hospitalarios «con plantillas independientes». En definitiva, gestionando para evitar que las listas de espera sigan tendiendo hacia un «incremento bestial».

Más allá de la falta de manos, el cirujano cree que el repunte de los últimos meses también tiene mucho que ver con la crisis sanitaria. Con una Atención Primaria colapsada durante buena parte de la pandemia, muchos pacientes que antes acudían a este primer escalón sanitario van directamente a los hospitales. «Los especialistas atendemos a más personas, lo que a su vez deriva en un mayor número de pruebas encargadas», reflexiona el cirujano. Pero no solo eso. También, dice, está «aflorando» de golpe mucha patología que la crisis había enterrado. «Pacientes que se aguantaban en casa y que ahora están saliendo al tiempo que el miedo a ir al hospital va disminuyendo», señala.

En el programa electoral para las elecciones del 4M, un PP encabezado por Isabel Díaz Ayuso prometía reducir a la mitad las listas de espera en la sanidad madrileña. De hecho, los presupuestos regionales para 2022 fijan como objetivo «desarrollar y extender la actividad quirúrgica de tarde». Y pusieron sobre la mesa una partida de 65 millones de euros para reducir las listas de espera, unos fondos que, dicen sindicatos y asociaciones profesionales, nunca llegan a gastarse totalmente. «Actualmente, cada hospital está revisando su situación con el fin de reforzar la actividad extraordinaria a realizar para que se produzca la menor demora posible», señalaban a finales del año pasado desde el Ejecutivo regional. Es lo que Ortega califica como «peonadas»: todo el mundo se pone a operar o hacer pruebas a destajo para intentar aligerar las listas.

Pero eso no es más que un parche. «¿Por qué no se dedica ese dinero en aumentar los recursos humanos?», se pregunta. Es la única fórmula, dice, para arreglar de una vez un problema que la sanidad madrileña lleva arrastrando desde hace años. Y del que también se beneficia el sector privado. «Es un negocio, porque lo que se hace en muchos casos es derivar esas listas de espera a los hospitales privados. Y eso es lo que más duele».

 

3. «Médicos o palomas»: lee el último artículo de opinión de Ángela Hernández, secretaria general de AMYTS, que hemos publicado

CON FIRMA. «Médicos o palomas», por Ángela Hernández

“En la mayoría de los países de la OCDE, los médicos de AP ganan entre 2 a 4 veces más que el salario promedio de cada país y esa brecha es aún mayor para los médicos de AH (entre 2 y 6 veces). En el caso de España, los médicos de AP ganan 2,1 veces más que el salario promedio del país, mientras que en el caso de los médicos de AH la diferencia es de 2,4 veces.”

“Las relaciones laborales del sector salud necesitan claridad. Los médicos precisan de un horizonte mejor definido sobre los sistemas de acceso para clarificar sus expectativas laborales y vitales.”

E Lifschitz et al. Remuneraciones de los Médicos en la Unión Europea, España y Comunidades Autónomas: Análisis Comparativo. Consejería de Sanidad (Gobierno de Cantabria) 2020

La anécdota.

Hace unas semanas una Dirección Médica, hablando de la temporalidad y del número de “contratos Covid” que iban a pasar a ser estructurales, cuando le comenté que me parecía un momento extraordinario para fidelizar personal médico y facultativo, me respondió con total seriedad que su principal preocupación eran los contratos de enfermería, que eran los que le paralizaban actividad. Que los contratos de los médicos ya se apañaba para conseguirlos de cualquier forma con contratos de guardias, a cargo de pactos de gestión… Cuando le dije que eso era mantener en precario a los médicos, explicó que así eran las cosas. Una Dirección Médica ojo, no una Gerencia.

Los hechos.

El 31 de marzo dejaron de renovarse en la Comunidad de Madrid los llamados contratos Covid. Era una medida anunciada para el 31 de diciembre de 2021, pero la sexta ola de la variante ómicron de la Covid obligó a la Administración a retrasarlo unos meses. Desde AMYTS hemos insistido en la mesa sectorial en la necesidad de fidelizar todos esos contratos para reforzar una sistema sanitario que ya tenía serios déficits de plantilla antes de la pandemia.

En el caso de concreto de los médicos, se nos trasmitió que había algo más de 1.000 contratos Covid, que de ellos un 60% pasarían a estructurales. ¿Cómo es posible que no estemos contentos entonces? Esta semana, en la que por desgracia se ha cumplido esa no renovación, es preceptivo reiterar nuestras razones. Formar a un médico o TS especialista supone entre 10 a 12 años: tenemos un filtro de alta exigencia para acceder al máster de medicina, los 6 años en la facultad, al menos otro año más para preparar el examen de Formación Sanitaria Especializada, el MIR para las más de 45 especialidades médicas, y luego accedemos sin derecho a nada más (no es una oposición) a las diferentes especialidades que nos lleva otros 4 o 5 años más si no se producen incidencias. Cuando estalló la pandemia faltaban médicos, no es un personal que pueda funcionar según se vaya precisando como oímos en repetidas ocasiones al consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid.

Por eso en el caso de los médicos y titulados superiores se produce una diferencia fundamental con el resto de categorías en los contratos Covid: en su inmensa mayoría no supusieron nuevas contrataciones (que se hicieron, pero las pocas disponibles dada la situación en el resto de España y de Europa), sino la transformación, el cambio de nombre, de contratos extremadamente precarios en contratos Covid.

¿Qué tipo de contratos? Contratos que tienen sus funciones pero que para mantener la asistencia del SERMAS llevan mucho tiempo desvirtuados, contratos de guardias (solo deberían usarse para cubrir la exención de guardias de mayores de 55 años), contratos para pactos de gestión, contratos asignados a fundaciones o institutos de investigación y contratos conyunturales para determinadas actividades que se extienden en el tiempo y deberían haber pasado a estructurales hace tiempo.

Durante más de dos años han ocupado estos contratos, una parte efectivamente para dar respuesta a la pandemia, pero otra, nada desdeñable para seguir desempeñando las funciones de asistencia que venían haciendo con anterioridad. Que pasen a estructurales un 60% de esos contratos es una excelente noticia; que un 40% vuelva a la extrema precariedad de los contratos descritos es dramático por la pérdida de oportunidad que supone.

Cuando hay países europeos que llevan décadas de carencia de personal médico y facultativo y están ofreciendo condiciones de ejercicio y retribuciones mucho mejores que las de España, cuando hay comunidades que reaccionaron o empiezan a reaccionar ofreciendo mejoras retributivas  y de ejercicio para los residentes que terminan para atraerles, la Comunidad de Madrid se permite el lujo de maltratar a quienes con su sobreesfuerzo ha respondido con profesionalidad y ejemplaridad a la pandemia y a las necesidades asistenciales no cubiertas por las plantillas deficitariamente contempladas.

Es más, continúa haciendo campaña con la sanidad y enviando a la población mensajes equívocos que solo pueden conducir a la frustración de expectativas cuando se encuentren con los tiempos de espera resultado de la escasez de personal. El titular de la nota de prensa de Salud Madrid “La Comunidad de Madrid incrementará en abril los recursos de su sanidad pública con 5.000 nuevos profesionales” y el resto de la nota da una idea de la línea de comunicación elegida.

Hay que cuidar y fidelizar a los médicos con contratos dignos y reflejados en las plantillas estructurales y no lamentar después que no haya médicos, porque ahí ya será tarde.

Como refleja con su maestría habitual Mónica Lalanda en la contraportada de esta Revista Madrileña de Medicina, llevan mucho tiempo tratándonos como palomas, ahora que llega una profunda crisis de personal médico y titulado superior quizás llegue el momento de que nos empiecen a tratar como médicos.

Es el momento de gestionar y planificar para luego no lamentar.

Ángela Hernández Puente 

Cirujana General y del Aparato Digestivo

Secretaria general de AMYTS

Fuente: Revista Madrileña de Medicina

 

4. Nueva viñeta de Mónica Lalanda para AMYTS: «Palomas»

La actualidad sanitaria mira a los contratos Covid y a la terrible precariedad que hay en la sanidad madrileña. Desde AMYTS venimos denunciando estos contratos precarios y reclamamos la continuidad de los contratos Covid en buenas condiciones.

Y sobre esto mismo ha hecho su nueva obra Mónica Lalanda, viñetista de AMYTS, donde la imagen lo dice todo:

Fuente: Revista Madrileña de Medicina

 

5. Sheila Justo, vicepresidenta de AMYTS y responsable MIR de CESM, aconseja a los aspirantes a una plaza MIR a la hora de elegir hospital

El proceso de elección de plaza para los aspirantes MIR y resto de Formación Sanitaria Especializada (FSE) tendrá lugar a partir de abril. Los titulados se enfrentan a una decisión que marcará un punto de inflexión en su carrera profesional, por lo que es importante que tengan cuenta una serie de factores antes de decantarse por un centro de formación. Y es que, según Sheila Justo, secretaría Técnica Nacional Médicos Jóvenes y MIR de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), tan importantes son los condicionantes formativos como las mismas condiciones laborales. “Hay muchos factores que intervienen en esa decisión”, afirma.

En primer lugar, la especialista cataloga de «fundamental» conocer el modelo de gestión del centro; un factor que los aspirantes MIR tienen que tener muy presente. Sobre este aspecto, Justo subraya la diferencia entre la formación en un hospital de gestión pública, de asociación público-privada o privada. “Los hospitales de gestión privada tienen normas propias, sueldos propios, convenios propios y características propias”, remarca Justo, que subraya que hasta el Hospital Central de La Defensa Gomez Ulla tiene un contexto normativo diferente al depender del Ministerio de Defensa.

Es más, Justo enfatiza que las quejas más frecuentes de los residentes están relacionadas con este punto, dado que, tras elegir un centro de formación, se percatan de que sus condiciones distan enormemente de las de compañeros de otros servicios. “Es muy importante que tengan esta información en cuenta y que no se dejen guiar únicamente por los condicionantes formativos; la formación está asociada a estos aspectos laborales”, recalca.

De hecho, la médico señala que los días de libre disposición no están recogidos en los convenios de los centros de gestión privada o indirecta y que las diferencias retributivas puede ser “sustanciales”, así como los comités de representación de los trabajadores. “Si se trata de un centro de gestión privada, el convenio es determinante para la formación”, recalca.

En cuanto al terreno formativo, Justo resalta que es fundamental tener en cuenta si se trata de un hospital de primer, segundo o tercer nivel, así como las competencias que se puedan dar en el mismo. “Desde el punto de vista formativo, es importante que conozcan las técnicas quirúrgicas que se utilizan, el tipo de intervencionismo y el nivel de investigación”, explica.

A este respecto, la sanitaria destaca que la esfera formativa es un pilar “muy importante” de cara a la elección porque “determinará qué tipo de profesionales serán en el futuro”, así como “el tipo de competencias que podrán desarrollar” cuando sean médicos especialistas.

Por otro lado, la también vicepresidenta de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts) incide en el ámbito social, que también es un factor a tener presente a la hora de tomar esta importante decisión. La proximidad del centro, la ciudad de formación o el precio de la vivienda son aspectos que también tienen que ser valorados.

Por último, la especialista hace alusión al ambiente laboral como cuarto pilar a tener en consideración de cara a la elección. “Es un aspecto fundamental, pero no es tan fácil acceder a él. Es una parte muy subjetiva que depende del residente que te informe porque la información no está centralizada”, explica, matizando que esta valoración puede “sesgar la decisión”. Y es que, según señala, el ambiente laboral es algo que probablemente descubra el médico una vez se haya incorporado.

Fuente: Redacción Médica

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