Cargando

Type to search

E-BOLETÍN

Boletín Diario Informativo de AMYTS del 26 de julio de 2022

Share

1. Nueva edición de la Revista Madrileña de Medicina. ¡No te pierdas el artículo de opinión de Jaime Borrego sobre las guardias médicas!

2. AMYTS en los medios: artículo de opinión sobre las guardias médicas escrito por Pablo Cereceda, delegado de AMYTS, y Javier Ortega, presidente del sector hospitalaria de AMYTS

3. Jubilación demorada del médico en 2022: cuándo, cómo y cuánto

4. Más de 1.000 muertes a causa de las altas temperaturas en lo que va de julio

5. Angustia, depresión y TEPT, síntomas de los sanitarios tras la pandemia

1. Nueva edición de la Revista Madrileña de Medicina. ¡No te pierdas el artículo de opinión de Jaime Borrego sobre las guardias médicas!

Tercer avance de la Revista Madrileña de Medicina de Julio de 2022

‘Guardias Médicas: “así no, gracias”’, por Jaime Borrego Hernando

He realizado guardias médicas en hospitales públicos durante más de 30 años, la mayoría de presencia física y en tres hospitales diferentes, por lo  que creo tener alguna experiencia para opinar sobre la perversión en que en mi opinión se ha convertido el sistema de guardias, que la administración llama “atención continuada”.

La atención médica urgente es un derecho por el que las administraciones ofrecen medios tanto fuera de los hospitales (vía pública, a domicilio o en centros de Urgencias no hospitalarios) como hospitalarios, para usuarios que presentan una situación clínica cuya no atención inmediata puede suponer un riesgo para su salud. En España es gratuita y sin limitaciones. No se puede negar esa atención a nadie, y absolutamente todos los usuarios que acuden a un Servicio de Urgencias tienen derecho a ser valorados por un médico.

El coste de estos medios es enorme, pues supone mantener operativas unas infraestructuras  y unos recursos humanos especializados las 24 horas de los 365 días del año. Ningún dirigente político se plantea modificar este sistema aparentemente ideal. Y menos se plantean poner límites: no hay un filtro que impida que un individuo que se empeñe en ser visto por un médico lo consiga.

La consecuencia de una oferta sin límite es, como ya esperábamos, demanda sin límite. Y es que esa atención “urgente” se ha convertido en una vía cada vez más frecuente de acceso al sistema sanitario. Ya no se utiliza como vía excepcional para problemas que no pueden esperar.

Según los datos oficiales prepandemia (portal estadístico Ministerio de Sanidad), entre 1997 y 2019 el número de altas en Urgencias Hospitalarias ha crecido desde 15.235.677 hasta 23,6 millones, mucho más que la población. Y en Urgencias de Atención Primaria se atendió en 2019 a más de 30 millones de personas, de ellas 1,6 millones a domicilio. De hecho, y en contra de la creencia general, se atendían antes de la irrupción del covid19 más pacientes urgentes en Atención Primaria que en HospitalariaPara hacernos una idea, las atenciones médicas urgentes totales en España superan ampliamente los 50 millones/año desde 2016. Y al analizar los datos vemos que ha disminuido la atención programada en Atención Primaria, con una frecuentación de 5,1 veces/individuo/año en 2019 (5,5 veces en 2011) lo que se atribuye a la implantación masiva de la receta electrónica, pero ha subido la atención urgente. No hay trasvase desde Urgencias de Hospital a Urgencias de Atención Primaria, que es más eficiente, si no de atención programada a atención urgente, que es mucho más cara.

El único filtro que se ha creado en la atención urgente es simple y llanamente el maltrato al usuario, en base a la falta de recursos y personal suficientes: tiene que esperar horas a ser atendido, está sólo en un cubículo escuchando los lamentos del vecino, y los familiares sólo reciben información con cuentagotas, telegráfica y a deshoras. Con informes que no son más que “copia-pega” de la mal llamada Historia Electrónica, con acrónimos y datos de laboratorio llenos de asteriscos que nadie entiende.

Es un sistema ineficiente e inflacionista (la oferta ilimitada genera demanda ilimitada) que debería ser insostenible, pero los gestores y/o políticos han descubierto la solución: como la atención sanitaria es un bien tan preciado, consideran socialmente asumible que a los trabajadores de la sanidad pública no se nos apliquen las normas generales en cuanto a salarios, descansos, horas extras, conciliación, etc., que corresponden a cualquier otro colectivo, incluso de la propia administración.

Se han aprobado normas (Estatuto Marco) que contravienen explícitamente la normativa laboral europea y el más elemental sentido común. La propia expresión “atención continuada” es un engendro que sólo intenta pervertir y esconder lo que de verdad es: horas extraordinarias.

Cualquiera pensaría que una injusticia tan flagrante se resolvería mediante negociación y, en último caso, judicializando esas normas injustas. Y el hecho es que la administración sanitaria tiene interpuestas miles de demandas por múltiples motivos laborales, la mayoría ganadas a favor de los trabajadores. Pero el coste judicial de 0 para el gestor de turno, el ahorro obtenido mientras se resuelve la demanda y el efecto cansancio para los que observan cómo los recursos judiciales se eternizan, o directamente no se ejecutan sentencias, compensa ampliamente el no modificar esas normas. De hecho, si se nos aplicasen los mismos principios laborales que a colectivos como bomberos, administración de justicia, etc., muchos creemos que económicamente el sistema sería inviable. Y es que la atención urgente se sostiene porque las percepciones económicas y el cómputo de horario laboral por ese concepto es muy inferior a lo que correspondería si ese exceso de horas se contabilizase como lo que es,  horas extra y/o turnicidad. En mi caso, en el año 2018, por ejemplo, estuve físicamente trabajando en el Hospital 2402 horas reales, muy por encima de las 1642 que corresponderían a nuestra categoría, y sin contar pases de guardia, solapes, sesiones fuera de horario, etc. Aunque he recibido unos ingresos “extra” por ese concepto, desde luego son muy inferiores a lo que correspondería como horas “extra” en un trabajo “normal”. Y por supuesto, ese exceso horario no computa en ningún sitio a efectos de antigüedad, días libres, etc.

Por otro lado, y desde el punto de vista del médico que hace guardias (por cierto, obligatorias hasta cumplir los 55 años), aunque su realización suponga una grave alteración en su forma de vida, problemas de conciliación, incluso patologías secundarias al exceso de horas, trabajo nocturno, etc. las vemos como algo consustancial a la profesión, y como casi el único medio para que la nómina se vea algo incrementada con una actividad que puede realizar en su propio centro de trabajo. La atención continuada se ha convertido en una forma de intentar dignificar la masa salarial del colectivo médico.

Y ante este panorama, con pánico a que cualquier reforma del sistema de guardias suponga que los sesudos expertos en gestión aprovechen  para mermarnos esa masa salarial, dentro de nuestro colectivo hay resistencia al cambio, al más puro estilo del síndrome de Estocolmo. Sin darnos cuenta de que con el aumento de esperanza de vida de los ciudadanos, la disminución del aseguramiento privado en la población mayor y la propia dinámica social hará que las guardias “tranquilas” sean cada vez más raras, y con los años echaremos pestes por cada minuto de presencia en el trabajo.

Me llama la atención el alto índice de “grado de satisfacción con el funcionamiento del sistema nacional de salud” en la población española. Estable desde al menos 2005 (6-7 puntos sobre 10). Estoy convencido de que éste dato empeorará en los próximos años.

Pero ahora tenemos la excusa de la pandemia, y “que no hay médicos”, cuando el número de facultativos en España es de 270.000, con 4/1.000 habitantes. Hasta nosotros lo pregonamos, cuando en Alemania hay 4.3, en Francia 3,4, en Reino Unido 3.0 y en USA 2,6. Somos de los países con más médicos/100000 habitantes del mundo. No es problema de médicos, sino de dinero y de voluntad política.

Una administración eficiente de la atención urgente y programada que disminuya la necesidad de que permanezcamos tantas horas en los Hospitales o Centros de Urgencias de Atención Primaria supondría una ganancia para todos. Y con el mismo presupuesto, o con un incremento asumible del mismo que no suponga ese temido colapso económico. Las urgencias no pueden suponer una vía de acceso rutinaria al sistema sanitario.

Hay que tener la capacidad de gestión y el liderazgo que permita conciliar una asistencia de calidad, con los derechos del colectivo médico.

En Madrid, Julio de 2022.

Jaime Borrego Hernando

Médico especialista en Urología

Delegado sindical de Amyts en el Hospital Universitario Severo Ochoa

 

 

2. AMYTS en los medios: artículo de opinión sobre las guardias médicas escrito por Pablo Cereceda, delegado de AMYTS, y Javier Ortega, presidente del sector hospitalaria de AMYTS

La imperiosa necesidad de mejorar las guardias médicas

Instauradas y reguladas por primera vez hace 45 años (Real Decreto 3110/1977, de 28 de noviembre), en el inicio de la restauración de la Democracia, las guardias médicas perduran aún y constituyen el sistema que garantiza la atención continuada en nuestro país. El Estatuto Marco del año 2003 sustituye el término guardias médicas por jornada complementaria, que pretende cubrir las horas de guardia sin que se consideren horas ordinarias o extraordinarias.

Resisten el paso del tiempo porque suponen una forma muy económica de tener una cobertura de 24 horas los 365 días del año, dado que la hora de jornada complementaria se paga menos que la de jornada ordinaria. El salario de la jornada ordinaria es tan ínfimo para la inmensa capacitación requerida y las enormes responsabilidades asumidas que los facultativos necesitan las guardias para mantener un poder adquisitivo mínimo.

En base a los dos principios anteriores, ningún político tiene valor para afrontar este tema, más aún, teniendo en cuenta la fugacidad de nuestros ministros de Sanidad. La progresiva pérdida de funciones y poder del Ministerio de Sanidad en favor de una descentralización a la que representa para las comunidades una mayor autonomía, practicidad… y lo que en realidad supone para el profesional es la consolidación de inmensas desigualdades laborales y pérdida de movilidad, sin mencionar las inequidades sufridas por la ciudadanía con diferente accesibilidad a 17 servicios sanitarios.

El planteamiento de médicos trabajando 24 horas se inició con la idea de la ‘expectativa de trabajo‘, es decir, atender las urgencias que se presentaran estando presente en el hospital de forma que la asistencia fuera inmediata. La realidad actual es muy diferente: en infinidad de centros y muchas especialidades, suponen un trabajo a destajo de forma continua, sin descanso. Mención aparte merecen los servicios de Urgencias modernos, que no tienen diferencia en el trabajo ordinario y la jornada continuada.

Replanteamiento

El replanteamiento del modelo de las guardias de 24 horas debe hacerse desde tres perspectivas: En primer lugar, ¿es lógico y justo que un médico deba hacer jornadas de 24 horas para conseguir unos ingresos que mejoren su paupérrimo salario? La respuesta está en la falta de médicos que asola nuestro sistema. Absurdo: seis años de carrera, un examen de Médico Interno Residente (MIR) y entre cuatro y cinco años de especialización suponen un esfuerzo y un nivel de responsabilidad cuya retribución y consideración están muy alejadas de las retribuciones y condiciones de ejercicio de los países de nuestro entorno. España es el cuarto país con menores retribuciones de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Segundo, ¿es seguro para el paciente y proporciona la calidad óptima que requieren la atención médica en un país como España? No lo es. Tercero, ¿es inocuo para el médico realizar esas extenuantes jornadas? Bien al contrario: está más que demostrado que producen incremento en las tasas de cáncer colorrectal y de mama, de infarto de miocardio, hipertensión arterial (HTA), estrés, alteraciones del sueño en la inmensa mayoría, cansancio, limitaciones de la conciliación familiar y un largo etcétera.

Recordamos algunas de las características de las guardias. Para empezar, son obligatorias. Esto significa que, desde los 25 años que se empieza en la Residencia MIR hasta los 55, suponen 30 años haciendo guardias: cinco guardias /mes por 11 meses durante 30 años suponen unos 1.650 días, es decir, 4,5 años de tu vida dentro del hospital, además de la jornada ordinaria. Incluyendo fines de semana.

A pesar de ser una retribución fija, aunque variable, no se computan en las prestaciones por IT (baja laboral), por lo que cualquier accidente casero, de tráfico o enfermedad supone una merma de ingresos muy importante, hasta el 40 por ciento de lo percibido en el sueldo habitualmente. Este punto está en recorrido jurídico y se espera su resolución a favor de los profesionales.

Su tiempo no computa como tiempo trabajado para la jubilación

Además, su tiempo no computa como tiempo trabajado para la jubilación y su retribución es inferior a la hora de jornada ordinaria y presenta importantes variaciones entre comunidades, situándose la Comunidad de Madrid entre las peor retribuidas (la 13ª de las 17 comunidades, un 11% por debajo de la media y un 25% menos que la mejor pagada, en Murcia), siendo la comunidad más cara para vivir.

Queda patente, 45 años después,  la imperiosa necesidad de establecer mejoras en las condiciones de las guardias médicas. El primer paso es dignificar la guardia: démosle una retribución adecuada, incluyámosla en la baja laboral. Pongamos un sistema que permita mantener todo el poder adquisitivo cuando alcances los 55 años (a esta edad no deberían hacerse guardias y, después de 30 años, es más que merecido). Contabilicemos el tiempo de la guardia para la jubilación anticipada, aplicando factores de corrección teniendo en cuenta la nocturnidad y que se trata de profesiones de riesgo. Y, asimismo, premiemos la cobertura de incidencias en la atención continuada, tan frecuente.

El segundo paso es establecer un nuevo modelo: guardias de 12 horas pagadas de forma adecuada, manteniendo los ingresos y con flexibilidad por centros y servicios para poder hacer 24 horas cuando sea razonable y con carácter voluntario. Para ello, será necesario ampliar las plantillas. Sería Medicina de calidad.

Hay que garantizar el descanso adecuado y el respeto a la legislación europea y española, que limitan las horas de trabajo. Y, por último, establezcamos un sistema que garantice al médico sus ingresos si una enfermedad o accidente le impida hacer las guardias, temporal o definitivamente.

GUARDIAS DIGNAS = PROFESIONALES SATISFECHOS Y MOTIVADOS = MEDICINA DE CALIDAD  = USUARIOS SATISFECHOS = GANANCIA DE SALUD

Fuente: Acta Sanitaria

 

3. Jubilación demorada del médico en 2022: cuándo, cómo y cuánto

El Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada realizó el año 2011 el “Informe propuesta sobre jubilación para el personal facultativo de las instituciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud” y desde entonces se han venido publicando informes sobre la jubilación, como un tema interesante y muy desconocido para la mayoría de los médicos, sobre todo por la pérdida que supondrá en el poder adquisitivo y que entendemos que es necesario que los médicos y facultativos la conozcan para buscar solucionarla o adaptarse a la misma.

Hace unos días publicamos un informe sobre la jubilación ordinaria, en el que quedó de manifiesto que los médicos y resto de profesionales que cotizan por el tope máximo, sufren una pérdida de más de 4.500 euros al año con relación a la pensión por la que han contribuido, al afectarle el tope máximo de pensión, que suponen más de 90.000 euros en una supervivencia media de 20 años tras cumplir los 65, pues bien, ahora publicamos este sobre la jubilación demorada, que puede ser una forma de paliar en parte está perdida y la pérdida de poder adquisitivo con relación al sueldo en activo, que supera el 35% en casi todos los casos y el 50% para los que continúan haciendo guardias.

Muchos médicos, cuando estaban próximos a la edad de jubilación, hace unos años, preguntaban si podían continuar trabajando unos años más. Con los drásticos recortes que hemos sufrido por la crisis, que por desgracia se han traducido en unas condiciones de ejercicio profesional muy penosas (masificación, presión asistencial, falta de sustitutos, acumulaciones, estrés…), ahora son menos los que quieren continuar y muchos los que preguntan ¿cuándo me puedo jubilar?, no aguanto más, estoy agotado, en estas condiciones no quiero seguir.

La sexta oleada de la Encuesta OMC-CESM sobre la Profesión Médica de diciembre de 2019, nos proporcionó datos sobre la actitud ante la jubilación de los médicos mayores de 55 años activos. A la pregunta contestaron 5.720 médicos y el 32,6% estarían dispuesto a prolongar su actividad laboral, mientras que solo un 13,7% tenían intención de adelantar su jubilación y el 39,6% tenían intención de jubilarse cuando les correspondiera por la edad. Después de la pandemia las condiciones laborales se han deteriorado y posiblemente los porcentajes sean diferentes, pero sin duda aún quedan muchos compañeros que pueden prolongar su vida en activo y en muchas especialidades deficitarias puede ser un alivio para las muchas jubilaciones que se producen y se van a producir en los próximos años y no hay especialistas jóvenes para ocupar sus plazas, este problema es especialmente grave en Atención Primaria que a pesar de atender a 40, 50 o más pacientes diarios en muchos centros de salud la demora supera la semana e incluso más y esta falta de tiempo, que tienen los médicos en primaria para los pacientes, afecta a todo el SNS, comenzando por las urgencias tanto de primaria como hospitalarias, que terminan colapsadas en muchas ocasiones.

Aplicación del complemento por demora

Consiste en un porcentaje adicional para trabajadores que prolongan su actividad laboral y se jubilan con una edad superior a la establecida legalmente. En Andalucía es necesario solicitar prolongar el servicio activo, para los estatutarios debe hacerse en los tres meses anteriores a cumplir los 65 años o de la edad de jubilación ordinaria y como mínimo un mes antes. Concedida la prórroga se puede renunciar a la misma solicitándolo con 15 días de antelación a la fecha que desee jubilarse. Es necesario consultar las condiciones en otras CCAA.

Cuando se acceda a la pensión de jubilación a una edad superior a la edad ordinaria de jubilación vigente en cada momento, siempre que al cumplir esta edad se hubiera reunido el período mínimo de cotización exigido y no tener 70 años o más, se reconocerá al interesado un porcentaje adicional por cada año completo cotizado, o que se considere legalmente cotizado, entre la fecha en que cumplió dicha edad y la del hecho causante de la pensión.

Desde el 1 de enero de 2022 la persona que retrasa voluntariamente el momento de la jubilación percibirá un complemento económico en la pensión cuando decida jubilarse. Va a poder elegir entre este abanico de opciones:

  1. Un porcentaje adicional del 4% por cada año completo cotizado después de cumplir la edad ordinaria, lo que supondrá un aumento de la cuantía de la pensión. Hasta este año 2022 el incentivo oscilaba entre un 2 y un 4 por ciento de mejora según el tiempo cotizado.
  2. Una cantidad a tanto alzado por año cotizado, que va a depender de los años que se haya cotizado cuando se llega a la edad de jubilación, y que va desde los 5.000 a los 12.000 euros aproximadamente. Se recibe en el momento de la jubilación. No es recomendable en general, pues con poco más de siete años cobrando el incremento mensual el importe es mayor y la cuota para hacienda mucho menor, pues al cobrarlo completo el año de la jubilación supone un importante incremento en el IRPF y al médico llega poco más del 50% del importe bruto.
  3. Una combinación de ambas. En principio tampoco recomendable de forma general.

Veamos un ejemplo, para un médico que ha cotizado por el tope máximo, le corresponderá una pensión inicial de 3.143 euros al mes en catorce pagas (44.022 euros al año) pero le afecta el tope máximo de las pensiones y su pensión será de 2.819,18 euros/mes (39.468,52 euros al año), pues bien si ha ampliado su periodo activo en más de un año, por cada año completo le correspondería este año un total de 112,76 euros al mes en catorce pagas (1.578,74 euros año) y le quedaría una pensión de 2.931,94 euros/mes (41.047,16 euros al año) pues este complemento permite pasar de la pensión máxima.

La suma de su importe y el de la pensión o pensiones que tuviera reconocidas el interesado, en cómputo anual, no puede superar la cuantía del tope máximo de la base de cotización vigente en cada momento, también en cómputo anual, este año el tope máximo de cotización es de es de 4.139,40 euros/mes es decir 49.672,8 al año pues se cotiza en doce meses.

En el caso de elegir el importe completo en pago único, recibiría unos 12.000 euros brutos por año completo, pero en general no es aconsejable, pues cobrando el 4% mes a mes con una supervivencia como pensionista de diez años el importe sería de 15.787,4 con el importe actual y con veinte años de supervivencia llegaría hasta los 31.754,8 euros con el importe actual, evidentemente habría que ir aumentado el importe que cada año se revaloricen las pensiones. Además, los 12.000 euros por año completo en pago único, incrementan la base imponible del año de la jubilación que, con parte en activo y el resto la pensión podría estar en el tramo del 37% o incluso del 45% si la parte en activo es importante, como podemos ver en la tabla siguiente.

El simulador de jubilación disponible en el portal “Tu Seguridad Social” permite hacer una estimación de la pensión de jubilación que corresponderá en función de los datos laborales actuales. Este tipo de jubilación es incompatible con otras modalidades como la activa, la flexible o, lógicamente, la anticipada.

La Seguridad Social permite compatibilizar la pensión de jubilación con un contrato a tiempo parcial, con la consecuente minoración de aquélla en proporción inversa a la reducción aplicable a la jornada de trabajo del pensionista, en relación con la de un trabajador a tiempo completo. Pero en la Sanidad Pública, por ahora, no son aplicación estas figuras de jubilación parcial o flexible que en algunos casos permitirían prolongar la vida laboral con menores cargas de trabajo y aliviar las cargas de trabajo por falta de plantilla en algunas especialidades y periodos.

Recordemos una vez más que la profesión médica por su complejidad, dedicación, responsabilidad, estrés, exigencias, penosidad, peligrosidad, horas adicionales a la jornada con las guardias… merecería, al igual que otras profesiones (mineros, bomberos, policía local…) tener un factor corrector y la posibilidad de una jubilación voluntaria entre los 60 y 70 años al igual que los funcionarios y sin tanto recorte.

Una última reflexión, las jubilaciones que se están produciendo en los últimos tiempos, están causando graves dificultades en los Hospitales, Centros de Salud y Consultorios debido a que las plantillas de médicos, que ya eran insuficientes, se ven muy reducidas cuando, por falta de médicos de varias especialidades, no se cubren las jubilaciones y las cargas de trabajo se hacen insoportables.

Es hora de poner soluciones urgentes, incrementando durante unos años aún más, el número de plazas MIR en determinadas especialidades (tardan cuatro o cinco años en formarse) y mejorando las condiciones del ejercicio profesional, con plazas estables y mejores retribuciones. También se podría permitir a profesionales que voluntariamente lo soliciten, prolongar su vida laboral, sobre todo en especialidades que son claramente deficitarias y no tienen especialistas para reponer las jubilaciones.

Fuente: CESM

 

4. Más de 1.000 muertes a causa de las altas temperaturas en lo que va de julio

Incendios y muertes por calor están abriendo los telediarios cada día, las intensas temperaturas de las últimas semanas están teniendo consecuencias catastróficas en España. Los más de 40ºC casi diarios han hecho que el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) haya contabilizado en este mes de julio 1.238 fallecimientos atribuibles a las altas temperaturas. Y el mes todavía no ha acabado.

El Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) es la herramienta que utiliza el ISCIII para contabilizar todas las muertes que se producen en España y, desde el pasado 10 de julio, la curva de defunciones atribuibles al calor ha ido en continuo ascenso. En un país donde cerca del 20% de la población es mayor de 65 años, el calor se convierte en un importante riesgo que aumenta la mortalidad.

Más allá de la edad, los trabajadores que pasan su jornada laboral en la calle están sufriendo las consecuencias más duras. José Antonio falleció mientras trabajaba limpiando las calles de Vallecas tras sufrir un golpe de calor. Por desgracia, no ha sido el único. Esta misma semana, un compañero de profesión también fallecía en la zona de Arganzuela y un repartidor de propaganda lo hacía en Paracuellos del Jarama. Todos ellos superaban los 40 grados de temperatura corporal y su organismo colapsó.

La empresa en la que trabajaban José Antonio y su compañero ha flexibilizado los horarios de sus trabajadores para que no tengan que trabajar durante las horas de mayor calor y así pasar una jornada laboral segura.

Antes esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado una guía para ayudar a los países a combatir y prepararse ante eventos de calor extremo como los que se están viviendo en toda Europa.

Fuente: Medicina Responsable

 

5. Angustia, depresión y TEPT, síntomas de los sanitarios tras la pandemia

El Ministerio de Sanidad estima que la cuarta dosis de la vacuna contra el Covid-19 en mayores de 60 años y personas en condiciones de riesgo «se pueda administrar a partir de la segunda quincena de septiembre, con la previsible llegada de vacunas adaptadas a las nuevas variantes y tras el visto bueno de la Comisión de Salud Pública». Así lo ha anunciado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en rueda de prensa tras las reuniones del Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (Cisns).

El pasado lunes, tanto la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) destacaron la importancia de administrar la cuarta dosis a los mayores de 60 años y personas vulnerables ante el aumento de los casos en la Unión Europea debido a las variantes BA.4 y BA.5. Asimismo, alentaron a continuar con una quinta dosis en otoño. De hecho, declararon que «dado que actualmente se está produciendo una nueva oleada en Europa, es importante que las autoridades de salud pública consideren ahora a estos grupos para una segunda dosis de refuerzo». 

Ante el aumento de casos en la Unión Europea, las agencias europeas aconsejan la administración de la cuarta dosis en personas mayores de 60 años

Según las organizaciones europeas, «el modelo matemático sugiere claros benéficos de un lanzamiento temprano del segundo refuerzo para proteger a las personas mayores de 60 años. Por tanto, se debe considerar la implementación temprana de un segundo refuerzo no solo para la población de 80 años o más, sino también para adultos entre 60 y 79 años y personas con afecciones subyacentes independientemente de la edad para prevenir enfermedades graves y salvaguardar el sistema de salud. Esto sería particularmente relevante e impactante en países donde la ola BA.4/5 está comenzando o aún no ha alcanzado su punto máximo». 

Por su parte, el Dr. Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (Sempspgs), manifestó en una entrevista con iSanidad que «llegamos tarde porque deberíamos contar ya con las nuevas vacunas contra Ómicron». El especialista apuntó que la segunda dosis de refuerzo aumenta la inmunidad de las personas mayores y vulnerables. Sin embargo, a nivel global no va a tener un gran impacto.

Según la ministra de Sanidad, el informe sobre la evolución del Covid-19 en España comenzará a diferenciar los datos hospitalizados con y por coronavirus

Durante la rueda de prensa, Darias ha destacado que el Gobierno va a comenzar a diferenciar los datos de pacientes hospitalizados con y por Covid-19. El informe emitido por el Ministerio de Sanidad se publica, actualmente, dos veces por semana y no realiza distinción alguna entre hospitalizados. Por ello, «esta nueva diferenciación busca tener una información más adecuada sobre el perfil de pacientes ingresados. El objetivo es realizar un mejor seguimiento de la evolución de la pandemia y evitar la confusión de cifras», ha manifestado.

Fuente: Redacción Médica

Tags:

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *