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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 25 de mayo de 2022

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1. ¡SOS PEDIATRÍA! Tan solo 1 de los 79 nuevos pediatras que terminan su residencia en mayo se presentan para escoger plaza en la Atención Primaria de Madrid

2. CESM denuncia la gravedad de la situación MIR tras cerrarse la adjudicación de plazas

3. ¡Nuevo artículo de opinión de Julián Ezquerra en Redacción Médica! «Salvemos la Medicina de Familia»

4. La demanda de urgencias bate récords: “Nunca habíamos visto un mayo como este”

5. La Comunidad de Madrid eleva a 47 los casos de viruela del mono y otros 20 se investigan como sospechosos

1. ¡SOS PEDIATRÍA! Tan solo 1 de los 79 nuevos pediatras que terminan su residencia en mayo se presentan para escoger plaza en la Atención Primaria de Madrid

La Pediatría de Atención Primaria en Madrid va camino de su desaparición. Así vemos el futuro inmediato de esta imprescindible especialidad y así lo hemos certificado este miércoles en AMYTS en el llamamiento para escoger plaza en algún centro de salud al MIR que finaliza su residencia de Pediatría en este mes mayo-

Según hemos podido presenciar en directo desde AMYTS en el acto de elección, tan solo un nuevo especialista ha acudido al nombramiento que ha convocado la Gerencia de Atención Primaria.

En total, la Consejería de Sanidad ofertaba 30 plazas (solo dos interinidades) en centros de salud de la Comunidad de Madrid y apenas 16 nuevos pediatras se presentaron a la baremación de méritos para poder optar a una de esas plazas. Finalmente, solo un único nuevo pediatra ha querido quedarse con una de estas plazas de los 79 residentes de Pediatría que finalizan este mes de mayo.

Esto vuelve a suceder otro año más en Madrid, pese a las múltiples advertencias que venimos haciendo desde AMYTS para que se aborde el problema de la Atención Primaria en la Comunidad de Madrid. Y la única respuesta que encontramos es un Plan de Atención Primaria que aún no se ha puesto en marcha y que ya hemos tachado de insuficiente.

¿Por qué únicamente se presenta a las plazas que ofrece la Consejería de Sanidad un solo pediatra de los 79 que ha formado Madrid durante cuatro años?

El primer motivo tiene que ver con el abandono institucional que se está produciendo en nuestra comunidad hacia la Pediatría y hacia la Medicina Familiar. Desde la Administración no se aborda las malas condiciones laborales, la falta de conciliación (el pediatra que ha podido escoger este miércoles ha sido un turno de tarde de 14:00 a 21:00 horas) y la dificultad para ejercer la especialidad con calidad.

Esto empuja a los nuevos pediatras a buscar desarrollarse profesionalmente en otra comunidad o país. También se dan algunos casos donde estos médicos que terminan su residencia prefieren escoger sustituciones -con la inestabilidad que eso supone- con el centro que les ha formado a escoger algunas de las plazas que ofrece la Consejería de Sanidad por no ser atractivas.

¿Puede ser sostenible una Pediatría en Madrid donde un pediatra tiene que hacerse cargo de tres consultas por la falta de profesionales y ver a 50 o 60 niños? ¿Es sostenible tener una media de tres o cuatro minutos para atender a un niño? La respuesta claramente es no y la Comunidad de Madrid no hace nada para evitarlo.

En mayo de 2021 sucedió lo mismo en Madrid: la sanidad madrileña formó a 76 nuevos pediatras que terminaron su residencia en mayo y apenas se presentaron cinco para escoger alguna de las 45 plazas ofertadas.

En AMYTS el año pasado denunciamos lo mismo que este miércoles: “Las plazas que se ofrece a nuestros profesionales no resultan atractivas y más viendo un listado donde la inmensa mayoría son turnos de tarde, que imposibilitan cualquier intento de conciliación”.

Ahora la historia se ha repetido asentando un durísimo golpe a la Pediatría madrileña. Uno más.

A las 10:00 horas y a las 12:00 horas se producen los dos llamamientos para la elección de plazas para los MIR de Medicina Familiar y Comunitaria que terminan en mayo. Esperemos no vivir una nueva mala noticia como esta de Pediatría o la del año pasado.

Fuente: AMYTS

 

2. CESM denuncia la gravedad de la situación MIR tras cerrarse la adjudicación de plazas

La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) quiere mostrar su preocupación por la deriva que está tomando la Formación Sanitaria Especializada y las graves consecuencias que esto puede suponer para el sistema sanitario en los próximos años, después de conocerse que en la actual convocatoria han quedado 218 plazas de futuros especialistas sin adjudicarse.

En la última reunión de seguimiento del proceso celebrada el pasado viernes una vez cerrada la convocatoria tras 21 sesiones, los responsables del Ministerio de Sanidad informaban a los representantes de la Formación Sanitaria Especializada de que 7.971 personas habían elegido plaza, pero quedaban vacantes 218 correspondientes a Medicina del Trabajo (8 plazas), Medicina Preventiva y de Salud Pública (8 plazas), Microbiología y Parasitología (2 plazas, una de privada de conformidad) y, especialmente, Medicina Familiar y Comunitaria (200 plazas).

La explicación facilitada por Sanidad es que muchos aspirantes simplemente no han presentado solicitud, desvinculando los motivos de un problema con el procedimiento telemático que no permite elegir en tiempo real, aunque admite que hay un problema con la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, por lo que han manifestado su intención de llevar a cabo un análisis sobre las causas de esta situación y cómo favorecer el atractivo de este nivel asistencial.

En este sentido, CESM quiere manifestar su decepción ante una situación de la que ya se alertó desde la implantación del sistema de adjudicación actual, puesto que a las 218 plazas vacantes habrá que sumar después aquellas que, pese a haber sido adjudicadas, queden desiertas por no producirse las incorporaciones, una cifra que en la convocatoria anterior ascendió a 190 plazas. Esto supone un serio peligro para la planificación de recursos humanos a largo plazo, agravada por las jubilaciones previstas en los próximos años y que afectarán a la asistencia sanitaria que se ofrezca a la población, ya que se trata de centenares de médicos que quedan si formarse como especialistas.

Además, la situación es especialmente grave en Atención Primaria, ya que a la creciente desmotivación de los profesionales ante este destino por la falta de medidas que lo incentiven se suma un sistema de elección que favorece que las plazas queden vacantes por no conocer realmente dónde estará el puesto de trabajo al hacer la elección.

Por todo lo anterior, CESM quiere denunciar que la obstinación de Sanidad a la hora de desoír las peticiones y advertencias de los representantes de los profesionales tiene sus consecuencias como ya se anticipó, y ese es el único motivo por el que se haya pasado de un periodo en el que había exceso de aspirantes que optaban a una plaza a la situación actual, en la que en el mismo proceso de adjudicación quedan 218 vacantes, que luego aumentarán al sumar las desiertas. Resulta imprescindible que se haga una seria planificación de los médicos del Sistema Nacional de Salud y se revise la articulación del sistema de acceso a la FSE para que no se pierdan profesionales ya de base como ha ocurrido en esta convocatoria.

De ahí que, una vez más, la Confederación insista en que el sistema de elección debe ser lo más ajustado posible a la petición de los interesados, lo que se consigue con una elección en tiempo real, y que sea urgente tomar medidas para paliar el grave problema que existe ya en Atención Primaria, con la especialidad de Medicina de Familia nutriendo el cupo de las no elegidas por las condiciones laborales que ofrece y cuya penosidad no hará sino empeorar, con las consiguientes consecuencias para la asistencia sanitaria que sufrirán profesionales y pacientes.

Fuente: CESM

 

3. ¡Nuevo artículo de opinión de Julián Ezquerra en Redacción Médica! «Salvemos la Medicina de Familia»

«Salvemos la Medicina de Familia», Julián Ezquerra Gadea, médico y exsecretario general del Sindicato Médico de Madrid (Amyts)

Inicio este artículo con esta frase de Richard Feynman: “El verdadero problema de empresa pública como contraposición a empresa privada suele discutirse sobre bases demasiado abstractas y filosóficas. Teóricamente, la planificación puede ser buena. Pero nadie ha averiguado jamás la causa de la estupidez gubernamental, y hasta que se consiga (y se descubra el remedio), todos los planes ideales caerán en arenas movedizas”. Ahí lo dejo, sin entrar en más comentarios.

Este año 2022 el proceso de elección de plaza para la especialización médica, para entendernos mejor, hacer el MIR, nos ha dado alguna sorpresa que, no por ser esperada, deja de ser sorprendente. Finalizado el procedimiento de elección, algunos se llevan las manos a la cabeza cuando ven y son conscientes del desastre que veníamos intuyendo, ¡quedan 200 vacantes para hacer la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria!, además de alguna de Medicina del Trabajo, Preventiva y Salud Pública y Microbiología. Especialmente llamativo lo de las 200 de Medicina Familiar y Comunitaria.

Deterioro paulatino de la Atención Primaria

Realmente, no es de extrañar lo que ha sucedido. Sencillamente, es el capítulo final de un desastre que se veía venir. La conclusión lógica de un proceso de deterioro paulatino, de la falta de apoyo e interés de los responsables sanitarios, de una falta evidente de planificación. La especialidad médica más numerosa, la que requiere de más especialistas, la base de cualquier modelo serio de Sistema de Salud, lo que hace posible que el Sistema se mantenga, no cubre la oferta de plazas realizada. Vamos con un sencillo análisis y propuesta de solución. No quiero otra cosa que generar debate, incluso polémica y que los “gurús” de la especialidad entren a posicionarse, que se dejen los despachos y los sesudos trabajos e informes y nos pongamos a planificar y dar soluciones.

Empecemos por lo más básico. En España, para ejercer como médico en el Sistema Sanitario Público es necesario hacer una especialidad, o lo que es lo mismo, acreditar después de la licenciatura/grado, un periodo de formación específico de entre 4 y 5 años, dependiendo de las diferentes especialidades. Esto es la Formación Sanitaria Especializada, un “requisito” para el ejercicio público, no un “mérito”. No entiendo que solo sea preciso para el ejercicio público, pero esto podría ser objeto de otro debate.

Recordemos la historia. Desde la creación de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, allá por el año 1978 (Real Decreto 3303/1978, de 29 de diciembre, de regulación de la medicina de familia y comunitaria como especialidad de la profesión médica), y con el periodo de transición que reconoce a los licenciados antes de 1995 la posibilidad de ejercer esta especialidad sin el correspondiente periodo de residencia, es obligado tener la especialidad para ejercer como especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, como lo es para cualquier otra especialidad.

Por tanto, aquí tenemos una clave que es fundamental entender. La medicina, en cualquier caso, para su ejercicio en el Sistema Sanitario Público, claramente casi exclusivo, requiere de un periodo de especialización que nos conduce a una realidad que se debe entender si queremos abordar de forma correcta la planificación adecuada de su ejercicio: los estudios de medicina no son 6 años, son 10 u 11, dependiendo de las especialidades.

Hasta ahora, la planificación de las facultades, los estudios, los créditos, etc., se hacen en función de esos primeros 6 años de formación común para la obtención de la licenciatura/grado. Se deciden las facultades que se crean, el número de plazas ofertadas y aquí se termina. Lo que venga después, se escapa de las competencias de las Universidades, pasa a ser asunto de Sanidad y su oferta de formación especializada. Y parece que no hay apenas coordinación y el necesario equilibrio entre la producción de egresados de las facultades y plazas de especialización.

Es necesario garantizar el equilibrio entre la formación de nuevos profesionales y las necesidades del Sistema Sanitario; es necesario tener una planificación a medio y largo plazo; es necesario conocer la demografía de los médicos, cuantos hay y en que plazos de tiempo alcanzarán la edad de salida del sistema, garantizar el relevo generacional. ¿Todo esto está asegurado? Entiendo que no.

Si somos capaces de establecer las necesidades de los diferentes especialistas a 10, 15 o 20 años, seremos capaces de poner las condiciones para que dispongamos de ellos. Para ello debe haber interés, algo que, por desgracia, creo que no es real.

Por tanto y, en primer lugar, hay que garantizar que la formación especializada debe ser parte del “currículum formativo” del que inicia los estudios de Medicina, debe garantizarse que todo el que quiera tenga acceso a esos 4 o 5 años de especialización. Dónde, cómo se accede, en que condiciones, etc., es otro debate. Lo primero es que se adecúen las plazas de las facultades a las necesidades, que se garantice la “finalización de los estudios con la correspondiente especialidad”, que no quede nadie sin esta posibilidad. Eso no quita que quien quiera terminar sus estudios con los 6 años, que quiera dedicarse a algo diferente a lo que es la medicina asistencial, lo haga. Serán los menos, todos sabemos que los que estudiamos medicina es porque queremos ser médicos en su practica totalidad (ya se que también hay otras salidas, pero son las menos).

Incentivar la Medicina de Familia

Y superado esto, algo que ya sabemos no está solucionado, pasemos a otro asunto importante para la Medicina de Familia. O se incentiva esta especialidad, se la prestigia (por parte de los dirigentes/gestores/políticos, los pacientes ya lo hacen), se garantiza un ejercicio adecuado, agendas de trabajo correctas, se da tiempo para hacer una medicina de calidad y no de cantidad, se mejoran los horarios y las retribuciones, o este abandono de la especialidad por parte de muchos de los especialistas que huyen hacia el ejercicio privado, las urgencias y, no digo ya fuera de España, dónde todo esto se respeta, o estamos encaminados hacia el final de lo que ha sido el intento de hacer una especialidad importante y base del Sistema Sanitario. Salvemos la Atención Primaria, salvemos la Medicina de Familia.

Fuente: Redacción Médica

 

4. La demanda de urgencias bate récords: “Nunca habíamos visto un mayo como este”

REPORTAJE DE EL PAÍS

“Nunca habíamos visto un mes de mayo como este en urgencias. No existen registros similares en nuestro hospital”. Lo dice Roi Piñeiro, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba, en Madrid. No se publican datos nacionales, pero colegas suyos de toda España confirman lo mismo. También coinciden las sociedades españolas de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) y de Urgencias de Pediatría (SEUP), que han registrado en algunos hospitales subidas de la atención de hasta un 50% con respecto a estas mismas fechas en años prepandemia. Las fuentes consultadas observan el crecimiento de la demanda tanto en adultos como en niños, aunque es más acusada en pequeños, y no viene aparejada a una subida de ingresos hospitalarios, lo que indica un aumento de casos banales.

La falta de una estadística oficial en tiempo real hace imposible conocer en detalle las causas de esta subida, que los sanitarios achacan a la confluencia de varios factores: un retraso de la incidencia de las infecciones respiratorias, que normalmente se producen en invierno; una sanidad saturada (tanto en primaria como en especialidades), que convierte a urgencias en la puerta de entrada al sistema y, finalmente, un creciente mal uso de este servicio, que se utiliza menudo en situaciones no urgentes. Este periódico ha contactado con las comunidades autónomas para recabar datos oficiales: la mayoría no los ha proporcionado, mientras que algunas sí reconocen un aumento de la demanda, aunque no tan pronunciado como el que denuncian los médicos.

“Está siendo un mes de mayo terrorífico. El peor en 10 años, y parece que es generalizado en toda España”, asegura el pediatra de urgencias David Andina, que trabaja en un hospital madrileño. “Hay aumentos muy significativos del número de niños atendidos sin que aumenten los ingresos. Y la patología mayormente no es urgente. Se unen la falta de acceso a los centros de salud, la falta de educación sanitaria respecto a los motivos para acudir a Urgencias y la falta de autocuidados básicos por parte de los padres sobre cómo tratar una fiebre, un catarro o un dolor de oídos. Todo ello sumado a un aumento de la circulación de virus respiratorios como la gripe, inusual en esta época del año”, resume.

En Madrid, donde él trabaja, se da la circunstancia de que la Comunidad cerró hace más de dos años la atención continua en los ambulatorios. Era un sistema de urgencias para casos más leves que quitaba mucho trabajo a las de los hospitales. Pero la situación también se produce en otros lugares donde siguen operando centros de salud de guardia.

Basta acudir a una sala de urgencias para palpar esta realidad. En la del Materno Infantil del Gregorio Marañón se percibe cierta tensión. “Han atendido a todo el mundo menos a mi hijo”, se queja la madre de Santiago, de 13 años. El chico tiene 38,5 de fiebre, dolor de cabeza y tos. Han decidido acudir a urgencias porque es “más rápido y eficaz” que ir al centro de salud de su barrio, Valderrivas. “Allí te dan la cita a saber cuándo, y el médico atiende solamente hasta las cinco”, lamenta la madre, justo antes de que llamen a Santiago por megafonía.

A su lado, tose una niña de tres años, Salomé. Está con su padre, Carlos, que explica que su hija tiene una pediatra en el barrio de Adelfas. Es “muy buena”, dice, pero no tiene hueco hasta el martes. “Para una afección sencillísima, acabamos estorbando en urgencias. En realidad, solo tiene tos y mocos”, reconoce, y aprovecha para denunciar la situación de la sanidad pública en Madrid: “Hay pocos pediatras y además no se les dan las condiciones laborales que merecen. Durante la pandemia, la nuestra tenía entre 1.000 y 3.000 pacientes a su cargo”. Cerca de ellos se encuentra Natalia, de 16 años, que ha acudido a urgencias después de marearse en el instituto. “Lo mío sí que es una urgencia. Hace dos días me desmayé. Al final, he tenido que venir”, asegura.

Paula Vázquez, presidenta de SEUP, asegura que en prácticamente toda España están con niveles de visitas de urgencias de invierno, pero con la mitad de ingresos, que ahora son de aproximadamente un 2,5% de los casos. “Desde la covid, claramente el nicho ecológico de los virus ha cambiado y ahora mismo no es predecible, no sabemos lo que va a pasar”, explica. Achaca también la subida a la retirada de la mascarilla: “Estaban controlando muchas infecciones respiratorias que se han producido cuando se han retirado en interiores: el incremento de las atenciones en urgencias ha comenzado a finales de abril, justo cuando se retiró la obligatoriedad de llevarlas”.

Los médicos están viendo numerosas gripes, algo que antes era muy extraño después de febrero. También otros virus respiratorios, que se juntan con las alergias y el asma propios de la época. La mayoría de estas dolencias pueden ser atendidas por el pediatra (o el médico de cabecera, en caso de los adultos), pero acudir a urgencias para tratarlas parece ahora cada vez más rutinario.

“Siempre ha existido este problema: mucha gente acude a urgencias con casos no urgentes. Pero desde la pandemia parece que ha crecido, bien porque el pediatra tiene lista de espera y tarda unos días en ver al niño, bien porque la gente era reacia a ir a los centros de salud, que estaban saturados y ya acuden directamente a nosotros”, razona Vázquez.

María Fernández, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) dice que la primaria está lejos de los niveles de saturación de los peores momentos de la pandemia, pero que existe un problema estructural: faltan médicos. Un informe presentado la semana pasada por su sociedad denuncia que es necesario contratar a 10.000 en los próximos cuatro años para poder prestar un servicio adecuado. “Muchos cupos están sin cubrir, y esto repercute en más demora en la atención. También en que una persona no tenga un médico asignado, y que cada vez que acude a la Primaria le vea uno distinto”, señala.

Las urgencias se convierten, para muchos pacientes, en una puerta de entrada al sistema cuando encuentran dificultades en sus centros de salud o cuando tardan meses en ser atendidos por el especialista. “Algunos que están preocupados por su salud, cuando ven que se retrasan sus pruebas, van a que les hagan un completo”, asegura Fernández.

Pascual Piñeira Salmerón, de SEMES, también cree que los problemas de la primaria están teniendo mucho que ver con la situación que viven ahora las urgencias. “Si la gente no quiere ir a sus centros de salud porque están colapsados, deben de saber que las urgencias están al menos igual de saturadas; aunque existe un triaje, al final ver tantos casos banales repercute en una peor atención a los más graves y a las emergencias. Y nos preocupa mucho el verano, cuando hay reducción de personal [por las vacaciones]. Si sigue este nivel vamos a tener problemas”, subraya.

Esta forma de saltarse la cola de primaria o el especialista para ser atendidos antes es tan antigua como los propios servicios de urgencias. Pero algunos médicos coinciden en que ahora están viendo casos especialmente banales, que ni siquiera requerirían pasar por una consulta convencional. Roi Piñeiro entiende que los padres no siempre sepan la gravedad de las dolencias de sus hijos y que acudan asustados a este servicio: “Nosotros tratamos de explicarles lo que tiene el niño y fomentar la educación sanitaria, pero hay casos que no tienen ninguna justificación, son de sentido común”.

Piñeiro pone varios ejemplos que vivió la semana pasada: “Unos padres que traen a su hijo tras una deposición grumosa. Solo una. Otros, un día después de un vómito, cuando el niño ya estaba bien. Hubo un caso de una niña a la que le dolía el codo; sus padres salieron para el hospital y por el camino dejó de dolerle. ¡Y aun así la trajeron! No tenía rastro de contusión ni de nada similar. Y hubo unos que notaron un aumento de la temperatura y como estaban cerca, vinieron a que se la tomásemos. Tenía 37,5. Entran por la puerta niños riendo, corriendo y comiendo galletas que cualquiera puede ver que no requieren atención urgente”.

La SEUP ha elaborado un semáforo que pretende ayudar a los padres a decidir cuándo es momento de llamar al 112 para recibir asistencia inmediata, cuándo deben acudir a urgencias más tranquilamente, pero sin demora, y cuando pueden esperar a ver a su pediatra. Su presidenta incide en que es importante saber cuándo no hay que ir a urgencias, pero todavía más, cuándo sí: “En la pandemia hemos visto que por miedo a ir al hospital muchas personas preferían no venir y vimos cuadros muy avanzados que podrían haberse resuelto con una vista temprana, como la peritonitis. Ahora está sucediendo justo lo contrario”.

Fuente: El País

 

5. La Comunidad de Madrid eleva a 47 los casos de viruela del mono y otros 20 se investigan como sospechosos

La Comunidad de Madrid ha elevado este martes a 47 los casos confirmados de viruela del mono o viruela símica mientras otros 20 permanecen en investigación a la espera de resultados, según han informado fuentes de la Consejería de Sanidad.

De esta forma, suben a 47 los casos confirmados de orthopoxvirus (el conjunto de virus responsable de la viruela) tras las pruebas PCR realizadas por el laboratorio del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

Además, otros 20 casos sospechosos de esta enfermedad viral zoonótica causada por el virus de la viruela del simio (MPXV) están a la espera de resultados. Asimismo, en otros 28 casos los resultados han dado negativo y, por lo tanto, se descartan.

El ISCIII está empleando métodos de detección molecular mediante PCR en tiempo real (tecnología múltiplex de amplio espectro), más secuenciación genética del fragmento amplificado para hacer confirmación al 100 por ciento. La PCR permite un diagnóstico diferencial de la familia de orthopoxvirus (hay 4 tipos), y luego la secuenciación permite determinar si es o no viruela del mono.

De este modo, la región se sitúa a la cabeza en el número de contagios por ‘monkeypox’ en España y en Europa. El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) tiene registrados hasta el momento casos de viruela del mono en ocho países europeos: Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España y Suecia. En nuestro país, se investigan casos en ocho Comunidades Autónomas.

La Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad continúa con las labores de vigilancia epidemiológica y trata de llegar al ‘paciente cero’ para la localización y control de de la transmisión. En el caso de la Comunidad de Madrid, todos los casos positivos son hombres jóvenes que han mantenido relaciones sexuales con otros hombres.

Según los primeros indicios, los casos de Madrid están relacionados con varias cadenas de transmisión, una de las cuales estaría relacionado con una sauna de la capital que ha sido cerrada de manera preventiva.

Asimismo, la Comunidad continúa investigando si hay casos relacionados con la celebración del Maspalomas Price 2022, celebrado en Gran Canaria entre el 5 y el 15 de mayo. Un evento multitudinario que durante su último fin de semana congregó a más a más de 80.0000 personas procedentes de varios países, entre ellos Reino Unido o Italia.

La Comunidad de Madrid detectó los primeros ocho casos positivos tras la alerta de Reino Unido el pasado 15 de mayo por la detección de los primeros casos de viruela del mono. El periodo de incubación (intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) de la viruela símica suele ser de 6 a 16 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días.

Además, suele ser una enfermedad autolimitada con síntomas que duran de 14 a 21 días. Los casos graves se producen con mayor frecuencia entre los niños y su evolución depende del grado de exposición al virus, el estado de salud del paciente y la gravedad de las complicaciones.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de letalidad ha variado mucho en las distintas epidemias, pero ha sido inferior al 10% en los eventos documentados. La mayoría de las defunciones se producen en los niños pequeños y, en general, los grupos de edad más jóvenes parecen ser más susceptibles, indica.

Fuente: Europa Press

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