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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 24 de octubre de 2023

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1. AMYTS INFORMA. Consideraciones importantes respecto a los listados provisionales del concurso de méritos que publicó la Consejería de Sanidad

2. AMYTS ACTÚA. Este martes a las 12:00 horas estaremos en la concentración frente al Hospital del Sureste en apoyo a los urgenciólogos del centro

3. ELECCIONES SINDICALES EN LA FUNDACIÓN JIMÉNEZ DÍAZ. Ayuda y difunde la candidatura AMYTS a las elecciones de este jueves 26 de octubre

4. VIDEOFÓRUM. «Hipócrates», una película con muuucho contenido

5. Los estudiantes de la CEEM, en contra del MIR de aptitud: «La humanización se aprende»

1. AMYTS INFORMA. Consideraciones importantes respecto a los listados provisionales del concurso de méritos que publicó la Consejería de Sanidad

En relación con la publicación de los listados provisionales de facultativos A1 del concurso de méritos, desde AMYTS queremos hacer las siguientes consideraciones:

1) Nos han llegado comunicación de supuestas irregularidades en las calificaciones publicadas. Estas irregularidades son mayoritariamente secundarias a la contabilización del tiempo de residencia FSE (MIR, PIR,…) a efectos de años trabajados, algo que está expresamente descartado en la Resolución oficial de convocatoria y baremo de este proceso (BOCM 299, de 16 diciembre 2022). Recordamos que, en el RMER, la inclusión del tiempo FSE se hacia por defecto en el autobaremo, siendo necesario eliminarlo de forma manual antes de validar y firmar el expediente. Esto es algo que ya indicamos a la DG de RRHH en su momento porque entendíamos que podría ocasionar confusiones.

2) Nos hemos puesto en contacto con los responsables de la DG de RRHH que nos han planteado tres escenarios:

a. El cupo de plazas ofertadas ha sido minuciosamente evaluado, habiéndose excluido el tiempo de FSE (MIR, FIR,…) en aquellos casos en los que hubiera sido incluido.

b. La convocatoria incluye la baremación total del doble de las plazas ofertadas, cuyo último expediente constituiría el nivel de corte. En esta franja adicional se han revisado los expedientes, aunque nos indican que pudiera haber situaciones en las que no se haya detectado la inclusión del tiempo FSE. La mayoría de los casos comunicados parecen estar en esta horquilla.

c. En el resto de los expedientes -que, teóricamente y según las bases, no deberían haber sido publicados porque no era necesario revisarlos- se han publicado con la calificación que se ha adjuntado en el autobaremo sin haber sido contrastados (y por lo tanto con todos sus posibles errores).

3) En el RMER solo vais a poder reclamar aquellos errores de puntuación que os afecten individualmente, pero no los que afecten a otros expedientes y, de forma indirecta, os afecten a vosotros (la posibilidad de entrar en la zona de corte).

4) Hemos solicitado a la DG de RRHH que revise de nuevo la posible inclusión errónea del tiempo trabajado FSE en la vida laboral, dentro de todos los expedientes que pasan el corte (el doble de las plazas ofertadas).

5) Lo lógico es que toda publicación oficial y pública de listas esté libre de errores y se atenga a las bases de la convocatoria. También es cierto que, en este caso, el orden de calificación (ranking) de los expedientes que no han pasado el corte (porque las bases no exigían su publicación) no tienen ninguna relevancia práctica de cara a esta convocatoria, ni a cualquier otro proceso futuro.

6) Desde AMYTS os recomendamos que si tenéis detectados errores de inclusión de FSE como tiempo trabajado en la zona de corte (en el resto no tendrá aplicación práctica), lo notifiquéis mediante escrito dirigido a la DG de RRHH, pasado por registro, en el que hagáis constar esta irregularidad, y solicitando la revisión del expediente.

7) Finalmente, desde AMYTS pedimos seriedad y responsabilidad a la DG de RRHH en la publicación de cualquier listado público. Son procesos tremendamente delicados y sensibles, tanto en su tramitación como en su repercusión que precisan las máximas garantías y transparencia para los afectados. Tenemos constancia de que en CCAA en las que existe digitalización de procesos, como en Murcia, se publican las calificaciones con desglose de los diferentes apartados. Reiteramos nuestro ofrecimiento para poder ayudar y colaborar en lo que la Administración estime oportuno.

Sector de Atención Hospitalaria de AMYTS

Fuente: AMYTS

 

2. AMYTS ACTÚA. Este martes a las 12:00 horas estaremos en la concentración frente al Hospital del Sureste en apoyo a los urgenciólogos del centro

La Plataforma Rivas con la Sanidad Pública, la Plataforma por la Sanidad Pública de Arganda, Asociación Vecinal de Morata de Tajuña y el resto de municipios de la zona de influencia del Hospital Universitario del Sureste llevarán a cabo este mes de octubre sendas concentraciones para mostrar su rechazo a la situación que atraviesa el centro sanitario tras la marcha de más de la mitad de los médicos de urgencias.

Así, el primer acto de protesta convocado por estos colectivos tendrá lugar el día 24 de octubre a las 12:00 horas a las puertas del hospital, mientras que la concentración está prevista para el día 26 de octubre a las 19:00 horas en la estación de Metro de Arganda.

Con estas acciones, los convocantes quieren mostrar su indignación ante el problema generado desde que el pasado mes de mayo se iniciara una fuga masiva de urgenciólogos en el Hospital Universitario del Sureste, concretamente 13 de los 25 profesionales con que contaba el centro sanitario, y que ha generado serios problemas de atención a los pacientes, sometidos a largos periodo de espera que pueden alcanzar las seis u ocho horas.

En lugar de buscar soluciones, la Gerencia del Hospital se ha callado”, aseguran los convocantes, que se concentrarán bajo el lema “Si destruyen tu Hospital, destruyen su salud”.

Antecedentes

La Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS) denunció el pasado 5 de octubre la fuga de médicos en el Hospital Universitario del Sureste, una situación que está provocando la “sobrecarga” en el servicio de Urgencias del centro sanitario.

Desde AMYTS explicaban que se ha generado “un claro y grave déficit de personal” en las Urgencias del Hospital, y subrayaban asimismo que “quedan 12 facultativos estructurales de los 25” con que contaba el centro en mayo. “El cansancio físico y psicológico de sobrecarga continua, así como el exceso de horas ha provocado que compañeros con más de 10 años de antigüedad en el hospital se hayan visto forzados a renunciar”, añadían.

Desde la Consejería de Sanidad reconocían a este diario digital estos problemas, matizando que “se han ofrecido contrataciones de profesionales sanitarios de refuerzo, las cuales no han podido ser ocupadas al ser este un centro de difícil cobertura por su situación geográfica”, por lo que se ha generado “una reducción en el número de facultativos del servicio de Urgencias que ha llevado a la dirección de este centro sanitario público a reorganizar el servicio”.

Se atiende a todos los pacientes, priorizando la atención a las patologías urgentes, emergentes y graves, de manera que el resto de pacientes con patologías de menor gravedad puedan ver incrementado en algunas ocasiones el tiempo de espera para ser atendidos”, añadía la Consejería, para aclarar que “todo paciente que llega al servicio de urgencias es atendido por un profesional de enfermería, como máximo en cinco minutos, para establecer el grado de su dolencia”.

Fuente: Diario de Rivas

 

3. ELECCIONES SINDICALES EN LA FUNDACIÓN JIMÉNEZ DÍAZ. Ayuda y difunde la candidatura AMYTS a las elecciones de este jueves 26 de octubre

https://twitter.com/amytsmedicos/status/1716408737840103613

Fuente: AMYTS

 

4. VIDEOFÓRUM. «Hipócrates», una película con muuucho contenido

Tal y como estaba anunciado, el pasado jueves 19 celebramos en nuestro aula audiovisual la sesión presencial del videoforum AMYTS en torno a la película «Hipócrates» (2014), dirigida por el médico francés Thomas Lilty. La película acompaña las primeras semanas de formación de dos médicos residentes en un hospital público parisino, y pretende mostrar algunas de las contradicciones a que está sometido el ejercicio profesional, a las que están especialmente expuestos los jóvenes médicos. Algunos de los asistentes confesaron haberse sentido identificados con muchas de las situaciones mostradas en el film, que de alguna manera les había rememorado su trayectoria profesional.  El diálogo posterior fue, como se puede imaginar, rico y muy interactivo, tanto entre los presentes como entre los compañeros que optaron para participar en el mismo mediante videoconferencia.

Lo que sigue pretende ser un resumen de lo que surgió en dicho diálogo… Pero si te apetece participar de una manera «activa» aún una vez superada la fase presencial, te recomendaría que no siguieses leyendo, vieras la película (está disponible mediante suscripción en las plataformas Filmin y Amazon Prime, y se puede adquirir como DVD) y, tras leer los contenidos que siguen, hicieses tu aportación a través de redes, con los hashtag #Hipocrates y #VFAmyts. Puedes, además, por esa vía proponernos contenidos para las siguientes sesiones.

El desarrollo narrativo del film pivota sobre dos situaciones de elevado calado ético en la práctica médica: los errores médicos y el encarnizamiento terapéutico. Es lógico, por tanto, que fueran los primeros temas en aparecer en el diálogo posterior a la película. Con respecto al primero, que articula el film de principio a fin, se destaca sobre todo la actitud de encubrimiento generalizado que se asume ante el error «de bulto» que el protagonista comete en su primera semana. En seguida surgió el término «corporativismo», en su acepción más negativa, como una actitud errónea, y hasta de encubrimiento delictivo, destinada a proteger al profesional que ha podido cometer un error. Sin embargo, se reclamó la necesidad de una comprensión integral de los fenómenos colectivos si es que se quiere llegar a una verdadera superación de este tipo de actitudes: como aparece muy bien formulado en uno de los diálogos de la película, cualquier médico puede ser el siguiente en cometer un error, en lo que ya se conoce como «vulnerabilidad epistémica» de los profesionales, y todos somos conscientes de ello; es la conciencia de esa vulnerabilidad compartida la que puede llevar a ese tipo de comportamientos encubridores. De ahí que sea necesario entender que «errar es humano» y que, mientras la respuesta a la posibilidad de error sea sólo punitiva, será difícil eliminar ese tipo de actitudes. Habrá que trabajar mucho más a fondo en ello si se quiere una práctica lo más segura y transparente posible, sensible a la limitación del ser humano. Y ya veremos si la inteligencia artificial llega a hacer un aporte significativo en la primera de las dos líneas, reduciendo esa «vulnerabilidad epistémica» que es inherente a la práctica médica.

El problema del encarnizamiento terapéutico aparece en la película muy mediatizado y, por tanto, desnaturalizado, por dos circunstancias que lo condicionan enormemente: la preocupación por los costes de la asistencia (quienes más intervencionistas son lo justifican en la necesidad de liberar una cama cuanto antes con un alta precoz de la paciente) y la caída en la «protocolitis» que tantas veces se ha denunciado, cuando la paciente, en situación terminal, es reanimada de una supuesta parada cardiorrespiratoria por el equipo de intensivistas que acude a la llamada de la enfermera a pesar de la expresa orden de no resucitar que consta en la historia clínica. No parece que en ninguno de los protagonistas haya explícitamente una intención de prolongar a toda costa la vida de la paciente, sino una serie de problemas que no les permiten tomar conciencia real de la necesidad de ésta última de transitar pacíficamente hacia la muerte. Detrás del problema de la mala atención al final de la vida lo que se constata es que, con frecuencia, se interponen circunstancias y situaciones que impiden la suficiente calma como para tomar conciencia real de la situación y actuar en consecuencia. La deshumanización se nos cuela por estos resquicios, entre los que se constataba en la sala, de forma especial, el del escaso tiempo que se puede dedicar a los pacientes en tantos recursos sanitarios.

Una vez afrontados los dos problemas centrales, comenzaron a surgir otros aspectos sugeridos por la película. El más generalizado fue la sensación, un tanto sorprendente, de que la película muestra una práctica médica precaria en el seno de una sanidad muy precaria, muy por debajo del nivel en que la conocemos en nuestro país. Desde luego que es algo que se transmite a lo largo de toda la película, y que preocupaba a varios de los participantes en cuanto a la sensación que podría producir entre quienes vieran la película desde fuera del ámbito sanitario. Los entresijos de la atención sanitaria no salen muy favorecidos, desde luego, a lo largo de la película, aunque la sensación que también queda es la de unos profesionales que, con todo, se esfuerzan por ofrecer lo mejor que tienen a los pacientes.

Sobre este trasfondo se destaca también la impresión de «cutrez estructurada» en la cual se dejan incluir los profesionales, asumiéndola para acabar siendo, sin quererlo, perpetuadores de la misma. La precariedad de muchos de los recursos es más que evidente, pero la actitud de aceptación resignada con que los profesionales la asumen se convierte en cómplice de dicha precariedad. No olvidemos que el error médico que estructura la película se debe a la carencia de recursos adecuados, pero el protagonista de la película no hace nada para resolver la situación concreta, sino que se acepta en equipo de forma casi «estructural» junto al personal de enfermería. Y no pasa sólo con el material clínico (a cuya escasez y deterioro se hacen varias referencias en la cinta), sino que ocurre igualmente con los recursos dedicados al bienestar de los residentes (un comedor y unas habitaciones más que precarias que, además, han empeorado su situación con los graffitis de oleadas sucesivas de profesionales, y que a alguna participante le recordó las intervenciones que AMYTS se ha visto obligada a realizar para la mejora de los cuartos de descanso de los médicos de guardia), creando un clima emocional que hace que hasta las fiestas de los residentes se desarrollen de una forma que también impresiona de «cutre». Alguien menciona entre los participantes la «teoría de los cristales rotos» (que puedes conocer, con lectura empresarial incluida, en https://sandranavarro.com/es/comportamiento-humano/teoria-de-los-cristales-rotos/) y cómo este aceptar y mantenerse pasivo en medio de la cutrez organizada sólo puede ir a peor…

En este contexto, se llama la atención sobre la evolución que se aprecia en la actitud del protagonista a lo largo de la película: desde su actitud inicial de inhibición y de «dejarse llevar» por lo que va viendo, hasta su rebelión cuando todo ese régimen de cutrez acaba en la gran contradicción de sancionar al único médico que se ha mantenido al margen de dicho régimen: un médico de origen argelino que se ve obligado a realizar la residencia para poder obtener licencia para ejercer como médico en Francia. La película se acelera a partir de ese momento hacia un final un tanto «facilón» que muestra el único momento de dignidad estructurada de los profesionales, cuando juntos se enfrentan al equipo directivo y denuncian la situación de precariedad profesional y sanitaria en que les ha sumido tanto recorte presupuestario. Un momentos «chispa» que inflama el malestar acumulado, muchas veces inconscientemente, durante la connivencia con tanta mediocridad asumida.

Dos elementos más fueron aún objeto de análisis en el diálogo. Por un lado, que frente al corporativismo antes citado, la convivencia casi familiar (con sus altibajos) entre médicos y enfermeras, y la solidaridad entre los propios residentes, en el comportamiento profesional que muestra la película se aprecia un gran individualismo, con su soledad acompañante, manifestada en varias ocasiones en la incomprensión ante las decisiones de otros y la denuncia directa de algunos errores, sin un atisbo de compasión. No se aprecian prácticamente verdaderas decisiones de equipo, y en la situación comentada de encarnizamiento terapéutico condicionado cada cual va actuando a su manera, sin buscar un criterio común. Sorprende, son situaciones que pueden ocurrir, pero quizás sea la muestra de ese comportamiento individualista que se achaca, en tantas conversaciones, a los médicos… Desde luego, no deja de ser una situación paradójica.

Y finalmente salió a relucir la elevada responsabilidad que el director de la película quiere mostrar que recae sobre las espaldas de los profesionales, especialmente en estos momentos tan precoces de su carrera profesional. La Medicina puede convertirse así en «una especie de maldición», como se comenta en una de las escenas de la película. Y lo que sorprende es que, con esta conciencia tan clara que todos tenemos de la responsabilidad que asume cada médico, cada facultativo, no hayamos sido capaces de crear, como profesión, cauces adecuados de acompañamiento en la toma de conciencia y asunción de esa responsabilidad. Sí que se están dando pasos importantes en cuanto al enriquecimiento del proceso formativo, incluso con apoyo fílmico (se contó una experiencia de formación obligatoria en una facultad madrileña que pasa por la visualización de la película «The Doctor»), pero entre esta formación y el desarrollo de modelos como el PAIME y el PAIPSE que tratan de acompañar a profesionales ya rotos se echan de menos cauces de acompañamiento, probablemente en línea con la mentorización de la que se comienza a hablar en estos tiempos en nuestro entorno. No podemos dejar de repetir que cualquier humanización del proceso sanitario ha de pasar, necesariamente, por la humanización en el trato a los profesionales, y en el propio desarrollo profesional. 

Pues hasta aquí llega la reseña de lo que dio de sí el diálogo, de poco más de una hora, durante el videoforum en torno a la película «Hipócrates». Si te han surgido reflexiones a partir de lo escrito, o si aún quieres participar asíncronamente en el videoforum, pues dejarnos tus comentarios en redes con los hashtag #Hipocrates y #VFAmyts. Seguro que aparecen todavía ideas sugerentes.

Miguel Ángel García Pérez
Médico de familia. Responsable del área de Formación y Desarrollo Profesional AMYTS
Director médico de la Revista Madrileña de Medicina

Fuente: AMYTS

 

5. Los estudiantes de la CEEM, en contra del MIR de aptitud: «La humanización se aprende»

El ‘sí’ de médicos y decanos a la ‘prueba de cribado’ humanística para acceder a Medicina, además de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), se ha encontrado de frente con la negativa de los estudiantes. A pesar de que la Organización Médica Colegial de España y la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina ven con buenos ojos un examen que pruebe las aptitudes sociales del futuro médico relacionadas con la empatía o el trato adecuado con el paciente, el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) asegura que «no es necesario» realizar esta suerte de ‘MIR de aptitudes’, ya que estos conocimientos deben enseñarse durante la carrera.

«La humanización de la Medicina debe aprenderse en las aulas. No podemos exigir que los estudiantes vengan con tales conocimientos desde casa y no debemos dejar a nadie fuera por no tener una serie de habilidades o perspectivas sin ni siquiera haber entrado al grado. Es en la facultad donde debemos acercar la profesión médica a los estudiantes con herramientas para mejorar nuestra atención sanitaria, para conectar y escuchar a las pacientes, empatizar con ellas, saber comunicar malas noticias y el acompañamiento de las familias», explica Elisa Morales, vicesecretaria de Asuntos Formativos del CEEM.

Desde el Consejo ven, al contrario que la valoración de los decanos y médicos en cuanto a establecer una prueba humanística, «muy complicado y poco tangible» poder evaluar de estas habilidades a una persona «sin haberle dado antes los conocimientos necesarios»: «Tenemos que evaluar una vez hayamos aprendido, teniendo como fuente de conocimiento los planes docentes del grado en el que debería incluirse toda esta formación más allá de lo puramente biológico y que atienda al lado más humano de la Medicina», especifica.

Los estudiantes están de acuerdo en que es necesario mejorar los planes docentes, incluyendo asignaturas y materias que se ajusten a las realidades de los pacientes de hoy: mejorar las habilidades interpersonales, incluir perspectivas culturares, sociales y de género, aprender a comunicar, a transmitir, a generar espacios seguros con los pacientes. «En definitiva, hay que mejorar todo esto por que la humanización de la Medicina es algo que se puede aprender», puntualizan.

Por ello, desde CEEM abogan por incluir esta formación humanística en las aulas. Un ejemplo claro ejemplo de ello es el Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECO). «Muchas universidades llegan a sexto sin haberse enfrentado nunca a una situación en la que tengas que responder ante un paciente, aunque sea un escenario ficticio, y sus necesidades, que van más allá de las médicas. Este tipo de actividades, por ejemplo, en el que tenemos que poner a prueba nuestras habilidades sociales, la comunicación con el paciente, un buen diagnóstico diferencial, factores determinantes de salud y líneas de tratamiento según el contexto podrían servir de ayuda para evaluar estos conocimientos que previamente hemos debido aprender en las aulas», concluye.

Por parte de los médicos, Tomás Cobo, presidente de la OMC, ha explicado a Redacción Médica que es necesario que se midan actitudes como «el tiempo que se dedique a las labores sociales» para poder asegurar la entrada de aquellos alumnos con más vocación. Además, ha tildado la EBAU de prueba «draconiana» y ha reforzado la idea de que los criterios de entrada deben cimentarse sobre la evaluación de aspectos humanísticos, además de la nota que evalúe las capacidades académicas de los estudiantes. «Es hora de revisar algo que en su momento pudo funcionar, pero a lo mejor ya no lo hace«, asevera.

En el caso de los decanos, la voz general apoya esta prueba humanística. Antonio Compañ, vicepresidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, ha comentado a este medio que dentro del gremio «la opinión en general es positiva» y que les gustaría «introducir pruebas para descartar, no solamente con el tema del humanismo, sino porque hay estudiantes de Medicina con gran currículum pero que no son buenos médicos«.

Sin embargo, existen dudas sobre cómo debería establecese esta prueba. Antoni Trilla, decano de la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, ha insistido que estas pruebas humanísticas, comenta, pueden tener «agujeros» al tratarse de valoraciones más subjetivas. «Una cosa es demostrar que sabes correr o nadar para poder enseñarlo, pero es más difícil valorar la empatía o ética de situaciones que los alumnos todavía no han vivido porque no han empezado a estudiar Medicina», ha concretado.

Fuente: Redacción Médica

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