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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 23 de octubre de 2023

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1. ¡MUY IMPORTANTE! Publicados los listados provisionales del concurso de méritos derivado de la ley 20/2021 (OPE de estabilización)

2. AMYTS en los medios: valoramos la situación de las Urgencias Extrahospitalaria cuando se va a cumplir un año de la reforma que implantó la Consejería de Sanidad unilateralmente

3. «Médicos en Gaza», el artículo de opinión de Isabel Vázquez, presidenta de Atención Primaria de AMYTS, que hemos publicado este fin de semana 

4. CON FIRMA. «Optar por el odio, la destrucción y la venganza», por Miguel Ángel García

5. Nuevo episodio del podcast de Julián Ezquerra, presidente de Honor de AMYTS, en Redacción Médica: «En tiempos revueltos, la sanidad no importa»

1. ¡MUY IMPORTANTE! Publicados los listados provisionales del concurso de méritos derivado de la ley 20/2021 (OPE de estabilización)

La Consejería de Sanidad ha publicado este viernes 20 de octubre de 2023 los listados provisionales del proceso de estabilización de empleo temporal de 2022. Es decir, el concurso de méritos derivado de la ley 20/2021 (OPE de estabilización).

Al instante de hacerse públicos los listados, en AMYTS hemos recibido múltiples quejas por errores en la puntuación de los profesionales que participan en el proceso. Desde el sindicato somos conscientes y ya estamos en contacto con la Administración para solucionarlo. De hecho, tal y como vais a comprobar, no están las listas provisionales de todas las especialidades.

Por todo ello, os facilitamos los listados provisionales, que recomendamos revisar con detenimiento. De todas maneras, tal y como ha señalado la propia Comunidad de Madrid, el plazo de reclamación es del 23 al 27 de octubre del 2023 (ambos incluidos).

Dicha presentación de reclamaciones se realiza desde la aplicación RMER accediendo a la opción de “Proceso selectivo”. «Reclamaciones» Descarga aquí el manual de ayuda.

A continuación, os dejamos los listados provisionales:

Fuente: AMYTS

 

2. AMYTS en los medios: valoramos la situación de las Urgencias Extrahospitalaria cuando se va a cumplir un año de la reforma que implantó la Consejería de Sanidad unilateralmente

CADENA SER: La crisis de las Urgencias Extrahospitalarias en Madrid cumple un año: falta de médicos y centros sobrecargados que convierten la atención «en una lotería»

Fue la gran apuesta de la Comunidad de Madrid y del antiguo Consejero de Sanidad. Pero su puesta en marcha se retrasó en multitud de ocasiones y acabó convirtiéndose en el germen de las protestas sanitarias que protagonizaron el final de la última legislatura provocando mas de un quebradero de cabeza al Gobierno de Ayuso. El próximo día 27 se cumple un año de la reorganización de las Urgencias Extrahospitalarias que integró a los antiguos SUAP, cerrados durante la pandemia, y acabó con los SAR, Servicios de Atención Rural como tal. Un año después el balance no es todo lo positivo que se esperaba. Desde la Plataforma SAR-SUAP prefieren hablar de «desorganización» mas que de reorganización, mientras en AMYTS tienen una sensación «agridulce». Sin embargo, en la Consejería de Sanidad, presumen de datos: 600.000 pacientes atendidos en estos primeros 12 meses.

«Como saben, al final de la pasada legislatura se puso en marcha el nuevo modelo de atención de las urgencias extrahospitalarias de la Comunidad de Madrid; un modelo, el actual, adaptado a las necesidades asistenciales de los pacientes que optimiza los recursos de que disponemos y garantiza en todos los casos una asistencia sanitaria de calidad». De esta forma, durante su comparecencia en la Asamblea el pasado 14 de septiembre, presentó la actual Consejera de Sanidad, Fátima Matute, el modelo de PAC (Puntos de Atención Continuada), 80 puntos integran los 37 antiguos SUAP, los 40 SAR, el Punto de Atención Continuada de Fuencarral, la Casa de Socorro de Alcalá de Henares y el CUE El Molar.

Lo cierto es que, de entrada, y según los datos que aportó la propia consejera, solo 50 de los 80 centros, además de los de El Molar y Alcalá, cuentan con equipos completos (médico, enfermera y celador) mientras que los otros 28 quedan en manos de enfermeras y celadores. Esa es la teoría pero la práctica dice que no siempre es así. El último caso conocido es el de Navalcarnero. Allí, en los últimos 51 días, el PAC solo ha contado con médico en 7 ocasiones según su concejal de sanidad que la semana pasada envió una carta reclamando a la Consejera que que dote al municipio de «personal y recursos suficientes». La respuesta de Sanidad pasa por asegurar que se trata de «problemas en las coberturas» coincidiendo con el periodo estival recurriendo a la justificación mas repetida por este departamento: la supuesta «falta de médicos generalizada».

No es el único caso. En el PAC de Pinto, donde la Comunidad decidió recuperar la figura de los facultativos solo unos meses después de que el PP arrebatara la alcaldía al PSOE, ya se han producido renuncias entre los médicos según fuentes del sindicato AMYTS , algo que desde la Consejería achacan a reajustes en la plantilla. También hay municipios donde pelean por volver a tener médico en sus centros, como en Colmenar Viejo. Allí, su alcalde insiste en que tiene el compromiso de la Consejería de recuperarlo «en cuanto puedan», algo que todavía no ha sucedido.

Actualmente, la plantilla está integrada por 788 profesionales. De ellos, 232 médicos de familia, 355 de enfermería y 291 celadores.

Eso creen los médicos; enfermeras y celadores que componen esta plataforma, y algo parecido opinan desde AMYTS, el sindicato médico que convocó la huelga en estos centros hace un año. «El sentimiento es agridulce» reconoce su secretaria general Ángela Hernández. «Que se consiguiera que los SAR se mantuvieran abierto aunque fuera con algo menos de personal es algo positivo. Pero cómo se hizo todo y cómo se planteo a los profesionales y que siga habiendo que no están con equipos completos pensamos que es una temeridad». En AMYTS creen que no se está explicando bien a la población «que no debe haber centros de Urgencias Extrahospitalarias sin la presencia de un facultativo».

Durante su comparecencia el pasado mes de septiembre, Fátima Matute cifró en 600.000 las asistencias llevadas a cabo en estos centros. De ellas, la mayoría fueron cuidados de enfermería, el 57%; mientras que solo el 43 por ciento fueron atenciones médicas, lo que abona la teoría de estos colectivos. Y en cuanto a las incidencias por falta de profesionales, la consejera acabó calificándolas de «escasas», achacándolas a la «dificultad de cubrir las bajas y debido a la falta de profesionales».

No piensan así los profesionales y colectivos que siguen reclamando, un año después, el regreso al antiguo modelo o al menos la dotación de equipos completos en los 80 centros ante el riesgo que puede suponer la falta de médicos en zonas especialmente sensibles. De momento, desde la Plataforma SAR-SUAP tienen prevista una concentración el día 27 frente a la sede de la Consejería de Sanidad, en la calle Sagasta, para rememorar el primer año de esta «reorganización».

 

3. «Médicos en Gaza», el artículo de opinión de Isabel Vázquez, presidenta de Atención Primaria de AMYTS, que hemos publicado este fin de semana

En la era de las redes y de las comunicaciones en tiempo real estamos asistiendo en directo a un desastre humanitario imposible de asumir para quienes pensamos que hay que defender la vida de cada ser humano, y que la violencia nunca debe ser el modo de abordar conflictos, la ejerza quien la ejerza. Como vemos a menudo, la violencia desencadena más violencia, y todos los actores tienen responsabilidades. La diplomacia internacional tiene mucho que avanzar, pero no es ese el objeto de este escrito, que dirige una médica en un país en paz a unos compañeros en un escenario devastador.

La información que nos llega de la situación en Gaza y las imágenes a las que tenemos acceso contienen una carga de sufrimiento extremo, con una dosis de crueldad que, desgraciadamente, trae a la memoria terribles precedentes, por cuanto que hemos escuchado por parte quienes lideran el asedio a Gaza que quienes allí viven no son considerados seres humanos, sino animales. Tal deshumanización es, por tanto, una patente de corso para actuar de forma inhumana. Por ello, la protección sobre el terreno se enfrenta a situaciones sin precedentes que ponen a los profesionales en una situación altamente exigente y angustiosa.

Partiendo de la base de que todas las víctimas, sean de donde sean, tengan el signo político que tengan o profesen una u otra religión deberían tener unos derechos mínimos garantizados, que se encuentran recogidos en convenios internacionales para tiempos de guerra, en estos momentos se está produciendo un incumplimiento brutal del acceso a necesidades básicas como el agua, la electricidad o la atención sanitaria, en lo que puede considerarse una tortura en masa a una población desprotegida y aterrorizada que, como nos hacen llegar, se consideran ya muertos, y tan solo esperan que les llegue el momento.

En medio de tanta atrocidad recibimos noticias acerca de compañeros médicos que también sufren la destrucción y el miedo, pero que, además, han de asumir un papel de cuidado, fortaleza y dedicación propio de su cometido. Al tiempo víctimas y cuidadores.

Los hospitales se han ido convirtiendo en refugios para quienes han visto desaparecer sus hogares o han huido de ellos. Cabe imaginar el caos que debe reinar en ellos con la continua llegada de heridos o fallecidos, la saturación de gente que se guarece entre camas y en los pasillos, así como la falta de recursos, desde el agua a la luz o la medicación más esencial, como los analgésicos. Entre toda esa confusión, la figura del médico debe resultar en cierto modo tranquilizadora para los gazatíes. Cuando hay un médico se le coloca en la posición del saber y se espera de él o ella que resuelva, alivie, cure. La figura del médico se inviste de una capacidad de sostener la vida y evitar el dolor, y a veces se deposita en ellos una expectativa casi mágica que ayuda a no perder la esperanza.  En situaciones normales, los médicos asumimos esa parte que nos toca, abordando con los medios y conocimientos necesarios las situaciones que atendemos en nuestro quehacer. Pero esta no es una situación normal, sino de extrema tensión y riesgo. Riesgo para los pacientes, que acuden heridos, muchos de gravedad, pero también para los médicos, que, formando parte también de la población diana, deben dominar la situación y asumir un rol de cuidado como figuras referentes.

Nos llegan por redes sociales mensajes desesperados de compañeros informando de la carencia de medios, falta de material, falta de anestésicos, saturación de enfermos… Y también de momentos terribles en los que los propios médicos al ir a atender a un paciente que ha entrado se encuentran con que es un hijo, padre, madre o familiar por el que en ocasiones nada se puede hacer ya. Es escaso el tiempo para expresar el dolor, porque la demanda es continua e infinita, y hay que seguir atendiendo sin poder procesar la pérdida. Tienen que ver cómo compañeros que salen a auxiliar a heridos fuera del hospital ya no regresan porque han sido víctimas de ataques y se han quedado en el camino. Desde un hospital de Gaza los médicos han declarado que no van a abandonar a los pacientes que no pueden desplazarse, a pesar de la amenaza de sufrir consecuencias graves. Con riesgo extremo para sus vidas, van a permanecer haciendo lo imposible con lo poco que les queda. Así lo están haciendo también médicos de ONG, que anteponen la llamada interna de cuidar al instinto básico y natural de huida.

Es difícil imaginar la mezcla de sentimientos que deben albergar nuestros compañeros en Gaza. Al miedo, la angustia y el dolor por la situación o por la pérdida de seres queridos, deben sumar una gran sensación de impotencia por no poder cuidar y tratar adecuadamente a las personas que demandan su atención. Aparataje médico que deja de funcionar, falta de medicación, observar cómo la gente sufre por dolor y no poder aliviarlo; ser testigos de cómo un paciente que en circunstancias normales podría haber tenido una oportunidad está abocado al peor pronóstico. Sabiendo, además, que la situación empeorará y la ayuda, si llega, no lo hará a tiempo.

No sé qué es exactamente ser médico. Una profesión, un trabajo, una vocación o una mezcla de todo. Pero además de todo eso, el médico lo es en esencia, lleva en su naturaleza ciertos rasgos muy nucleares que le mueven a aliviar y ayudar a los demás en el cuidado de su salud, resultándole muy difícil sustraerse a esa disposición. No se trata de considerarlos héroes, no debe esperarse eso de ellos. En circunstancias normales, el médico tiene derecho a preservar su seguridad y su salud. En Gaza las condiciones son extremas, las circunstancias están en el límite de la resistencia humana y nuestros colegas de profesión están dando una lección de fuerza y humanidad admirable.

Debemos reconocer su valor, su generosidad y su compromiso con su gente. Honor para ellos.

Debemos pedir que cese el caos cuanto antes y la destrucción en la que se encuentran ellos y tantas personas que lo único que quieren es vivir una vida en paz.

Insha’Allah    בעצבים

Isabel Vázquez Burgos
Médica de Familia, C.S. Numancia (DASE)

Presidenta del sector AP de AMYTS

Fuente: AMYTS

 

4. CON FIRMA. «Optar por el odio, la destrucción y la venganza», por Miguel Ángel García

Estamos asistiendo, atónitos, a una espiral de violencia sin precedentes en lo que habitualmente se conoce como Próximo Oriente y, en particular, los territorios de Israel y Palestina, que además pudiera llegar a constituirse en la chispa de un conflicto más amplio. En un primer momento contemplamos horrorizados la incursión de numerosos miembros de Hamás en territorio israelí, creando destrucción, terror y muerte, y casi como automática respuesta un enorme despliegue de bombardeos israelíes sobre Gaza que continúa a día de hoy y se acompañan de una catástrofe humanitaria de grandes dimensiones a la que parece bloquearse cualquier tipo de solución. La cifra total de fallecidos se incrementa a cada instante, y parece haber una batalla paralela a nivel internacional para resolver la pregunta de quién es el verdadero culpable de toda esta catástrofe. Incluso en España estamos siendo testigos de duros enfrentamientos políticos a costa de esta ardua cuestión.

Es difícil encontrar culpable a una situación enquistada en el tiempo y llena de enfrentamientos mutuos desde el intento de las potencias occidentales de crear un estado para los judíos desperdigados por el mundo después de haber sido testigos del intento de “solución final” del nazismo para este pueblo. Si bien ese ha podido ser el elemento fundante de todos los conflictos que han continuado desde ahí, y que han sido potenciados por los intereses geoestratégicos, políticos y económicos de las dos grandes potencias de la guerra fría, parece difícil encontrar una argumentación que, sin ningún género de dudas, pueda atribuir la absoluta culpabilidad a una de las dos partes. Más bien encontraremos responsabilidades compartidas, aunque no igualmente distribuidas dada la diferencia fundamental entre el poderío económico, político, territorial y militar de una y otra parte. Y esa responsabilidad compartida tiene, a mi juicio, la misma base: la clara opción, por cada una de las partes, de tratar de destruir al contrario, de hacerle desaparecer de la faz de la Tierra, de perseguir, aterrorizar o/y oprimir al enemigo, y de vengar cualquier exceso que este cometa.

Hoy queda poco que hacer ya sobre el ataque de Hamás al estado de Israel, con sus múltiples víctimas, salvo intentar recuperar, con medidas proporcionadas y adecuadas y con la necesaria presión de la comunidad internacional, al máximo de rehenes posible. Y queda también poco que hacer en torno a la destrucción que ya se ha producido en Gaza. Incluso hay poco que hacer con toda la larga historia de destrucción y sufrimiento que lleva acumulada esa parte de la geografía mundial. Sólo queda reducir el daño futuro, atendiendo ahora a las peticiones de las organizaciones internacionales, y plantear la posibilidad de un futuro mejor para esas generaciones de niños que tanto están sufriendo este conflicto. Probablemente para ello sea necesaria una ingente grandeza moral que lleve a renunciar al odio, la destrucción y la venganza como clave de relación, y abrir paso a una época de encuentro y diálogo realistas, que sea capaz de asumir mutuamente el dolor provocado y abrir un cauce político que permita, de verdad, garantizar la convivencia en paz de los pueblos implicados. “Desaprender la guerra”, como expresa gráficamente el título (y contenido, y acompañamiento gráfico) de una canción de cantautor, Luis Guitarra, que puedes disfrutar en https://www.youtube.com/watch?v=WzxTvSosuXw.

Sé que este texto sonará a iluso. Y que habrá quien piense que no tiene ningún sentido haberlo escrito en nuestra revista. Pero si no se introducen las ideas, difícilmente tendrán cabida en el futuro de la sociedad. No sé si conseguiremos algo para tanto futuro que podemos encauzar o destrozar, pero al menos ahí queda el intento.

Miguel Ángel García Pérez
Médico de familia. Director médico de la Revista Madrileña de Medicina

Fuente: AMYTS

 

5. Nuevo episodio del podcast de Julián Ezquerra, presidente de Honor de AMYTS, en Redacción Médica: «En tiempos revueltos, la sanidad no importa»

Con una panorama político marcado por el conflicto entre Israel y Hamás fuera de nuestras fronteras y el proceso de investidura en las Cortes nacionales, Julián Ezquerra pide no olvidarse de los problemas de la sanidad, más aún después de la decisión del Gobierno de congelar el presupuesto destinado a este sector en 2024. Este nuevo capítulo de ‘Desde mi atalaya’ sirve como recordatorio de todas las ‘goteras’ que aqueja el Sistema Nacional de Salud referentes a la mejora de las infraestructuras, la especialidad de Urgencias, la sustitución de equipos o la «falta de profesionalización de los cargos de gestión».

El facultativo insiste en que son muchos los puntos de mejora a acometer pero sabe que no es tarea fácil, dada la revolución que supondrán estos cambios en «gran parte del SNS». Su lista de modificaciones en este episodio alcanza incluso a los colegios profesionales, dañados con la desafección que, en su opinión, existe entre los profesionales.

En cuanto a la nueva especialidad de Urgencias, el experto pide que se aclaren cuanto antes conceptos como el número de MIR que podrán realizarla o el sistema de homologación de los médicos que actualmente realizan su actividad en esta área, así como la creación de un convenio «especial» que recoja las particularidades de esta área en concreto.

Vista la falta de profesionales en las plantillas, augura que Medicina de Familia y Pediatría no serán las únicas especialidades que tendrán que echar mano de la bolsa de médicos extracomunitarios para asumir la carga de trabajo. La causa de esta infradotación, explica, no tendría que ver tanto con la falta de estudiantes de Medicina sino con las condiciones laborales que se ofrecen una vez se termina la residencia. Sugiere, en este sentido, establecer incentivos que fidelicen a estos facultativos, sobre todo en áreas denostadas como Atención Primaria.

Fuente: Redacción Médica

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