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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 21 de enero de 2022

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1. AMYTS en los medios: entrevista en Telemadrid a Ángel Luis Rodríguez, responsable de nuestro Gabinete Psicológico, sobre la salud mental de los médicos; nuevo artículo de Julián Ezquerra en Redacción Médica…

2. Madrid se enfrenta a un desierto en atención primaria

3. Vacunar a embarazadas es seguro y evita graves complicaciones si la gestante contrae la Covid, según la EMA

4. Madrid quiere reducir las cuarentenas por covid a menos de siete días

5. Datos del Covid: Sanidad suma 157.447 casos y 162 muertes; Madrid registra 10.053 positivos y 36 fallecidos en las últimas 24 horas

1. AMYTS en los medios: entrevista en Telemadrid a Ángel Luis Rodríguez, responsable de nuestro Gabinete Psicológico, sobre la salud mental de los médicos; nuevo artículo de Julián Ezquerra en Redacción Médica…

  • AMYTS señala a las condiciones laborales como causa de los problemas de salud mental de los médicos

NUEVO ARTÍCULO DE JULIÁN EZQUERRA, SECRETARIO GENERAL DE AMYTS, EN REDACCIÓN MÉDICA

«Hagamos de la crisis una oportunidad»

John F. Kennedy decía: “en la crisis, se consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad”. Seamos conscientes de la crisis que estamos viviendo, cómo ha afectado al Sistema Sanitario, cómo ha puesto en evidencia sus carencias, cómo nos ha enseñado a ser más humildes. Pero también, reconozcamos que ponernos frente a ello, nos debe ayudar a mejorar, que la crisis sea una oportunidad.

La Covid-19 ha mostrado las grietas del sistema, deberíamos abordar con seriedad el análisis de lo sucedido, lo que nos ha puesto en esta situación; si es temerario disponer de un Sistema Sanitario que se dimensiona para tiempos de bonanza, apurando los recursos, llevando al extremo los parámetros de eficiencia; si mantener índices de ocupación al límite, si no tener capacidad de respuesta inmediata o no disponer de un almacenamiento de material dimensionado para lo peor, es la mejor forma de gestionarlo. No puede ser que cada año, bien la gripe, bien la “ola de calor” ponga en jaque a todo el Sistema. La Covid-19 nos está demostrando que nuestro Sistema Sanitario flaquea cuando tiene que hacer frente a demandas fuera de lo normal.

¿Hemos asumido que las listas de espera son un mal endémico?

Estamos acostumbrados y hemos interiorizado y asumido como normal que las listas de espera sean un “mal endémico” del Sistema Sanitario. Los gestores asumen que los pacientes pueden esperar, que sus prioridades son diferentes. Si este problema es ya el día a día, cuando se presenta cualquier demanda extra nos vemos incapaces de dar respuesta sin que se afecten las esperas. Tener dimensionado todo para la normalidad en un sistema que vive en permanente cambio condicionado por las diferentes crisis sanitarias, hace que no se pueda responder adecuadamente en cada momento y según las diferentes necesidades.

En el marco de la teoría de las organizaciones, el concepto de “just in time” está muy desarrollado y estudiado. Organizar la producción para que todo esté a su tiempo es una constante. Cualquier empresa seria tiene claro este concepto y trabaja para ello. Los gestores conocen perfectamente esta teoría y, de hecho, todos la aplican en lo que se refiere a la gestión optima de suministros. Pero me parece que desisten de hacerlo en lo que se refiere a la necesidad de dar el servicio asistencial que el paciente necesita y hacerlo “just in time”.

Parches para el Sistema Nacional de Salud

Los Servicios de Salud, tal y como he dicho, han renunciado al “just in time” en lo que se refiere a la prestación de la necesidad asistencial, pero sí que han interiorizado otro concepto clásico, el de la “teoría de las colas”. Esta teoría, del matemático A.K. Erlang, estudia las líneas de espera que se producen cuando llegan clientes (en nuestro caso pacientes) demandando un servicio, y cómo esperan cuando no se les puede atender inmediatamente. Para este problema si que ponen recursos, no para solucionarlo de forma definitiva, solo para maquillarlo cuando la situación se les afea y son objeto de denuncia mediática. Entonces aparecen recursos, se hacen planes especiales, se ponen en marcha las “peonadas” necesarias, se “externaliza” el servicio, todo es poco para acallar las protestas. Pero son parches, no soluciones definitivas. Parche para que aguante un tiempo y cuando vuelva el problema, nuevo parche.

Deberíamos entender que, tras la crisis de la Covid-19, tenemos la oportunidad de cambiar lo que no funciona o no lo hace como debería. Tener un Sistema Nacional de Salud, que no es sistema y no es nacional, es un problema. Falta de coordinación, falta de ver el conjunto, estar pendientes de lo micro de cada comunidad autónoma y su Sistema de Salud, las “deslealtades” entre comunidades autónomas y Gobierno central, las diferencias políticas, etc., han demostrado que deberíamos valorar la posibilidad de plantear un cambio profundo en el modelo.

Modernizar el Sistema Sanitario, una nueva organización, dotarlo de recursos suficientes, financiación adecuada, recursos humanos suficientes, no politización, hacer real eso de que el paciente sea el centro del sistema (algo que no se consigue solo con la creación de viceconsejerías o direcciones generales de humanización), entender que las listas de espera son un mal endémico que hay que abordar y que no se debe hacer solo por presiones electorales o mediáticas, son algunos ejemplos de importantes líneas de acción que hay que desarrollar.

Me gustaría que los líderes de opinión, los gestores, los políticos sanitarios, las diferentes organizaciones de profesionales y pacientes, se animen a entrar en este debate, planteen propuestas, ejerzan presión, no miren hacia otro lado, que no sean copartícipes del desastre. Hay mucho trabajo por hacer, se necesitan ideas, es necesario un pensamiento colectivo, imaginación, análisis, comparación de sistemas, valorar alternativas, etc. El Sistema Sanitario es nuestro sistema, somos nosotros, los profesionales y los pacientes. No podemos desaprovechar esta crisis, por dura que esté siendo, debemos ver en ella una oportunidad para el cambio, aceptar el reto y trabajar en ello.

En artículos anteriores, en esta misma tribuna, he publicado algunas reflexiones acerca de esto. Me gustaría no quedarme solo clamando en el desierto, ser un personaje raro que escribe sobre esto, que nadie vea en ello una necesidad. Recuerdo algunos que me parecen interesantes:

Un nuevo Sistema Nacional de Salud. Organización de la asistencia. ‘I have a dream’

Recursos humanos en un nuevo Sistema Nacional de Salud

Es hora de las propuestas de cambio en el Sistema Nacional de Salud

El reto de diseñar un nuevo Sistema Nacional de Salud

El Sistema Nacional de Salud está enfermo. ¿Qué hacemos?

Termino recordando que, a lo largo de nuestra vida, todos hemos sido, somos o seremos pacientes. Que los profesionales sanitarios, los gestores y, también los políticos, tarde o temprano necesitaremos que el Sistema de Salud nos atienda y que, aunque solo sea por egoísmo, nos interesa que funcione.

 

2. Madrid se enfrenta a un desierto en atención primaria

REPORTAJE DE EL PAÍS

La atención primaria se enfrenta a un desierto de especialistas, los números no salen y las distintas variables para prever el futuro de este ámbito combinan mal. Ahora, con datos de diciembre de 2021 de la Consejería de Sanidad, Madrid tiene 4.030 médicos de familia, una cifra que hace años que no alcanza la media española: 7,6 por cada 10.000 habitantes, según la Sociedad Española de Medicina de Familia, una tasa para la que faltarían 1.089 facultativos en la Comunidad. Además, hay alrededor de 748 plazas entre esos profesionales y los de Pediatría sin cubrir, con el cálculo de la Asociación de Médicos y Titulados de Madrid. En los próximos cinco años, la autonomía se enfrentará a la jubilación de alrededor de 1.500 de estos especialistas, un 37% de los que tiene actualmente, según datos de la Gerencia de Atención Primaria a los sindicatos; y, hasta ahora, la reposición anual de esos profesionales es tan baja —cuando no es negativa— que las perspectivas para los centros de salud no tienen demasiada luz.

No es un panorama nuevo, pero sí cada vez más urgente. En 2018, el último estudio demográfico de la Organización Médica Colegial (OMC) alertaba del “déficit estructural de las plantillas de médicos de familia y pediatras de AP” en todo el territorio nacional y del empeoramiento que se iba a producir en esos números “a consecuencia de la jubilación de miles de profesionales y la escasa oferta de plazas MIR”.

En la comunidad que gobierna Isabel Díaz Ayuso no solo ocurren esas tres cuestiones, además, las nuevas plazas que se ofertan no se cubren. Los residentes de Medicina de Familia no quieren ocuparlas. El 24 de mayo de 2021, los pediatras que acababan de terminar la residencia tenían que coger plaza: había disponibles 44 y solo cinco especialistas se quedaron. Un día después tocó el turno de los médicos de familia, habían terminado la residencia 223 y había 84 plazas, se ocuparon 17.

Desde 2017, las plantillas de los centros de salud se han mantenido prácticamente en el mismo número con una población creciente y cada vez más envejecida, con más patologías crónicas. 3.931 profesionales había aquel año, 3.994 un año después, 4.060 en 2019, solo 20 más al año siguiente –diez meses después de la llegada del virus– y a finales del pasado diciembre, 50 especialistas menos. 2021 acabó con 4.030 médicos de primaria. ¿Qué ocurre? Diversas cuestiones.

De una de ellas también advertía ese informe de la OMC: “El 53% de los médicos de familia soportan cupos de más de 1.500 tarjetas sanitarias y atienden a más de 40 pacientes diarios”. Y era 2018 y era una afirmación para el conjunto de las autonomías. Las agendas de los facultativos en Madrid oscilan entre los 60 y los 90 pacientes diarios; con la pandemia hay médicos que han superado los 100. “Siempre dificultad por el tiempo que hay para atender a los pacientes”, dice Raquel Iglesias, residente de cuarto año en un centro de salud de Fuenlabrada.

Un médico de familia, en un turno de siete horas y con una agenda de 70 pacientes, podría dedicar seis minutos a cada uno de ellos, contando con que no se movieran de la consulta ni una sola vez. Estos especialistas, en toda España, llevan años pidiendo que se aumenten los tiempos por paciente en consulta, a una media de entre 10 y 12 minutos. En Madrid, con las cifras actuales, es imposible.

“Muchos médicos tienen mucho más cupo del que debería [más pacientes de los que les corresponden para una atención óptima], y si ya de por sí tienes poco tiempo por paciente, en primaria además no vienen por una sola cosa, como puede ocurrir en el especialista, sino por tres o por cuatro, abordar eso en cinco minutos es imposible”, dice Iglesias.

Ella, cuando llegue mayo, tendrá que decidir qué hacer. Aún no lo sabe: “En general, todo el mundo toma la misma decisión [no ocupar una plaza en primaria en Madrid] por la precariedad de los contratos y los recursos que hay”. Cuenta que entre quienes deciden quedarse, hay a los que la Consejería de Sanidad ofrece un contrato para sustituir una baja, uno de tres meses, “con mucha suerte” una interinidad o “incluso” contratos de un día o dos en distintos centros: “La temporalidad, en general en los sanitarios y en particular en primaria, es desesperante y la gente que quiere una mínima estabilidad lo tiene complicado aquí”.

Salvador Casado hace más de dos décadas que acabó su residencia, es médico de familia en Soto del Real y pone los colores del semáforo como ejemplo de la situación en la que se encuentran los centros de salud en Madrid, porque según qué zonas, la saturación y la precariedad es mayor o menor: “Hemos pasado del verde y amarillo a cada vez más rojos, y eso, unido a que se les ofrece morralla, plazas de refuerzo sin cupo asignado, por ejemplo, hace que los residentes se vayan, a las urgencias de los hospitales, a otras comunidades o al extranjero”.

Algunos también al sector privado, al que Casado hace referencia: “Con mucho dolor, porque amo la primaria y la Medicina de Familia, no tengo más que asumir que es un zombi. Si de diez ciudadanos, cuatro tienen seguro hoy, van a seguir creciendo en los próximos años. Eso sí, quien lo pueda pagar. Y quien no, una asistencia de beneficencia”. Según el último informe de Unespa, la patronal de las aseguradoras, con datos de 2020, Madrid es la comunidad con más porcentaje de población asegurada, el 35,65%. Solo Cataluña tiene una cifra que se acerca (31,82%), ambas por encima de la media española, 23,35%.

Y no solo son los ciudadanos, también los distintos gobiernos regionales, todos del Partido Popular, han ido engordando ese sector en las últimas décadas. Desde ese año, el gasto público dedicado a conciertos ha crecido más del 400%. Ha pasado de 224,9 millones (el 5,3% del presupuesto de 2002) a 947,4 en 2019 (el 10,5%), según los últimos datos disponibles de la Estadística de Gasto Sanitario Público del Ministerio.

”¿Por qué? La Comunidad lleva años dedicando cada vez menos recursos, por lo tanto empobreciendo la calidad asistencial y cada vez hay más rotación de profesionales. Los especialistas huyen. Y la pandemia no ha hecho que cambie ni mejore nada”, afirma el médico. Tras seis olas de covid, hoy Madrid tiene menos facultativos de familia que antes de que llegara el virus, y los últimos presupuestos, los primeros de Isabel Díaz Ayuso, destinan menos dinero a Sanidad de lo que se gastó en 2019. Primaria, dice Casado, “es el canario de la mina, la parte más vulnerable del sistema, y no hay más que cosmética para maquillar a este paciente prácticamente muerto. Estamos cansados”.

Con datos de este jueves, los centros de salud de Madrid tienen en seguimiento domiciliario a 5.033 pacientes de coronavirus, lo han hecho con 1.280.449 enfermos desde que comenzó la pandemia con los recursos con los que cuentan, cada vez menos, y haciendo frente a lo que ha supuesto el cierre de los servicios de urgencias de los días festivos y fines de semana desde el 20 de marzo de 2020. Se clausuraron en la primera ola para derivar a los profesionales al hospital de campaña que se montó en Ifema y nunca más han vuelto a reabrirse.

En este último pico del virus, además, con menos enfermos graves en los hospitales, los especialistas de Medicina de Familia han sido el muro de contención de la inmensa mayoría de nuevos contagios. Hace varias semanas que la saturación provocó que las consultas rutinarias dejaran de pasarse y los médicos de cabecera solo atendieran lo urgente y a los enfermos de covid.

El 21 de diciembre, ante la imposibilidad de detectar el explosivo número de nuevas infecciones y con colas ininterrumpidas durante todo el día en muchos centros de salud de la región, la Comunidad decidió que los positivos de covid que resultaran de los test de antígenos contaran como positivos oficiales. Primaria ya no daba más de sí

¿Soluciones? Según Casado, “políticas fuertes a nivel de comunidad y a nivel estatal”. Sin embargo, añade, “se está apostando fuerte por la innovación, hospitales y la farmacia hospitalaria, y primaria cada vez cuenta con menos recursos y no hay visos de que eso vaya a cambiar. Si no hay una inversión fuerte, fuerte de verdad, tendremos que asumir este cadáver”.

Fuente: El País

 

3. Vacunar a embarazadas es seguro y evita graves complicaciones si la gestante contrae la Covid, según la EMA

REPORTAJE DE EL PAÍS

La evidencia científica disponible avala cada vez más la vacunación a embarazadas contra la covid. Cuando España empezó a recomendar la inyección contra el virus a las gestantes, el pasado mayo, la información disponible era más limitada, aunque favorable al pinchazo desde el primer momento. Pero el tiempo y la experiencia han remado a favor de la comunidad científica: hay una evidencia “robusta” de la seguridad de las vacunas en este grupo de población, insisten todas las voces consultadas. De hecho, tras revisar varios estudios que incluyeron unos 65.000 embarazos en diferentes etapas, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha concluido que hay una “creciente evidencia” de que las vacunas de ARN mensajero (las de Pfizer y Moderna) no causan complicaciones en el embarazo, ni a las gestantes ni a sus bebés. Los expertos invitan a las embarazadas a vacunarse con la pauta completa y recibir también la tercera dosis y recuerdan que el riesgo de hospitalización y muerte si contraen la covid es mucho mayor.

Nuria Ramírez, de 40 años, se vacunó con la primera dosis de la vacuna de Pfizer en septiembre, cuando estaba en la semana 14 de embarazo. “No me vacuné antes, cuando me tocaba por mi grupo de edad, porque justo me coincidió con un tratamiento de fertilidad y me dijeron que esperara a que terminara”, explica. Al principio, le recomendaron vacunarse en la semana 20 de embarazo, pero, tras cumplir el primer trimestre, ya le llamaron para darle una cita: “No tuve ninguna duda. Todos mis ginecólogos me recomendaron que me vacunase”. Y lo celebra: pasó la covid en diciembre, pero de forma leve, “con algo de mocos, tos” y una febrícula. Nada más. Ella, que tiene un embarazo de riesgo, con preeclampsia (tensión alta) y diabetes gestacional, superó la enfermedad infecciosa sin más sobresaltos.

De lo que los ginecólogos no tenían ninguna duda desde hace tiempo es de que las gestantes tienen más riesgo de complicaciones si se infectan. La probabilidad de que se contagien es la misma que la de la población general, pero si enferman de covid, el escenario pinta más feo que para una persona que no está embarazada. El estudio internacional Intercovid reveló que el coronavirus aumenta un 50% el riesgo de complicaciones durante el embarazo para las madres y los bebés. La investigación, publicada en la revista Jama, concluyó que las embarazadas con diagnóstico de covid tenían un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad materna y neonatal, señala Anna Suy, jefa de la sección de Obstetricia del hospital Vall d’Hebron (Barcelona): “Si tienen covid, es más frecuente que acaben ingresadas, que entren en cuidados intensivos (UCI), que tengan un parto prematuro por indicación médica [para mejorar el estado de salud de la madre] o que sufran la hipertensión del embarazo”, enumera.

José Villar, profesor de Medicina Perinatal de la Universidad de Oxford y uno de los autores de Intercovid señala que, actualmente, “no hay ninguna duda de que en las embarazadas no vacunadas con covid el riesgo para la madre y el feto aumenta considerablemente respecto al resto de embarazadas”. Y esto se explica por varios motivos. Empezando porque “hay un componente mecánico, ya que al final del embarazo, con el aumento del tamaño del útero se produce un efecto sobre el pulmón y una alteración respiratoria”, apunta Villar. Óscar Martínez, ginecólogo en el Hospital Puerta del Hierro de Majadahonda (Madrid) e investigador principal del registro Obscovid, que analiza el impacto del virus en las gestantes, agrega también que “al virus le gusta mucho el endotelio [las células que recubren la cara interna de los vasos sanguíneos] y produce muchas alteraciones vasculares, y la placenta está tremendamente vascularizada, por lo que hay preeclampsias más graves”.

La quinta ola cristalizó el pasado verano los riesgos que dibujaban los estudios científicos. Fue “la ola de las embarazadas”, como la llamaron en algunos hospitales, por el número de gestantes en la UCI que tuvieron que atender. “Fue terrorífico. El 50% de las que ingresaban por covid acababan en la UCI”, recuerda Suy. En su hospital, de referencia para atender embarazadas con covid, ingresaron 74 mujeres en cuidados intensivos. Entonces, la vacunación todavía empezaba a llegar a las mujeres en edad de gestar y había una fuerte controversia entre los profesionales, que incluso lanzaban recomendaciones contradictorias. Por ejemplo, el Ministerio de Sanidad recomendaba la vacunación a todas las embarazadas, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) matizaba la recomendación a “cuando los beneficios de la vacunación para la mujer embarazada superan los riesgos potenciales”. Guillermo Antiñolo, jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, recuerda aquellos días como “una tormenta perfecta”: “La delta era más contagiosa, la tasa de vacunación era baja aún y muchas embarazadas no estaban vacunadas, había una reacción contraria sin fundamento de algunos profesionales y faltó una respuesta coherente”.

Ahora hay menos discrepancias, apunta Toni Payà, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital del Mar: “Ya no hay tantas resistencias, ni de profesionales ni de pacientes. Hay muy poca embarazada no vacunada, es casi anecdótico”, resuelve el especialista. Coincide Martínez: “Se ha reducido la falta de información y hay más unanimidad por parte de las autoridades. La información es homogénea y, aunque quedan nichos menos permeables a los cambios, la mayoría está concienciada”.

Si bien todavía no se han publicado los datos de un estudio aleatorizado con la vacuna de Pfizer en embarazadas, los estudios prospectivos y observacionales avalan las bonanzas de la vacuna. Por ejemplo, una investigación publicada en la revista Nature confirmó, tras comparar a más de 10.800 gestantes vacunadas con otras tantas de las mismas características sociodemográficas no vacunadas, que el medicamento de Pfizer tiene una alta efectividad —por encima del 90%— en embarazadas, similar a la que se prevé en la población general. Otro estudio en Israel, publicado en la revista Vaccine, constató que la vacunación durante el embarazo “no tiene efectos adversos en el curso y los resultados del embarazo”. Y en esta línea, otro análisis estadounidense reportó que el riesgo de aborto espontáneo no es mayor tras vacunarse.

La EMA también recoge en su análisis de la literatura científica publicada que no se ha encontrado “ningún signo de un mayor riesgo de complicaciones del embarazo, abortos espontáneos, partos prematuros o efectos adversos en los fetos después de la vacunación” con fármacos de ARN mensajero. Y los efectos secundarios son similares a los de la población general, agrega: cansancio, cefaleas, dolor, enrojecimiento o hinchazón en el lugar de la inyección, dolor muscular y escalofríos.

Ahora, los recelos y “las preguntas recurrentes de las gestantes en la consulta”, explica Martínez, se centran en la tercera dosis. El Ministerio de Sanidad la recomienda, aunque en la Estrategia de Vacunación admite que la información sobre dosis de recuerdo en embarazadas es “muy limitada”. Los expertos consultados matizan, sin embargo, que no hay de qué preocuparse. “Lo que es seguro para la segunda dosis, es seguro para la tercera. No hay ningún argumento objetivo que ponga en duda la seguridad de la tercera dosis porque es un fármaco al que la mujer se ha enfrentado ya”, zanja el ginecólogo del Puerta del Hierro.

Pero la tercera dosis genera dudas, incluso entre las embarazadas convencidas de la vacunación. Sobre todo, si han pasado la covid recientemente. Según Sanidad, en estos casos, se administrará la dosis de refuerzo “al menos cuatro semanas después de la infección”, pero algunos expertos lo consideran demasiado pronto. Nuria Ramírez, por ejemplo, acaba de cumplir el mes tras infectarse de covid, pero como está en la semana 34 de embarazo y, previsiblemente, le provocarán el parto en la 38, prefiere esperarse a dar a luz: “Quiero que todo vaya bien en el parto y no quiero un pinchazo más antes. Voy a esperar un poco”. Y lo mismo piensa Olivia (nombre ficticio), de 39 años: se infectó en Navidad y ya le han mandado el aviso para pedir cita para la dosis de refuerzo: “Soy provacunas, pero no me acaba de convencer lo de la tercera dosis tan seguido. Voy a esperarme un poco más”, resuelve. A propósito de estos casos, Martínez defiende seguir la estrategia vacunal para evitar riesgos: “La reinfección era rara tras la covid hasta que apareció la ómicron”, avisa.

Sobre las terceras dosis en general, los expertos consultados son tajantes. Las vacunas son “extremadamente efectivas”, insiste Villar: “La evidencia es clara. Estas vacunas han sido estudiadas en más de 250.000 mujeres y no se ha encontrado ningún efecto alterado. Además, no tienen ningún agente viral que pueda producir ninguna cosa. La evidencia lógica indica que no hay ningún elemento de riesgo, tampoco con la tercera dosis”. El Gobierno británico ha lanzado una campaña para incentivar los pinchazos entre las gestantes y ha advertido de que los datos del Sistema de Vigilancia Obstétrica del Reino Unido muestran que el 96,3 % de las mujeres embarazadas ingresadas en el hospital con síntomas de covid entre mayo y octubre de 2021 no estaban vacunadas, un tercio de las cuales requirieron asistencia respiratoria.

A pequeña escala, Suy señala también que las pacientes que ingresan ahora en estado grave no están vacunadas. Antiñolo agrega que en estos momentos “hay muchos contagios, pero no enfermedad grave, y muchos ingresos con covid, pero no de covid”. Sin las vacunas, coinciden los expertos, el escenario hubiese sido muy distinto. Y mucho peor.

Fuente: El País

 

4. Madrid quiere reducir las cuarentenas por covid a menos de siete días

El consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, se ha mostrado a favor de la reducción de las cuarentenas a menos de siete días, como han sugerido los empresarios madrileños, y ha apostado por plantear este debate dentro de la Comisión de Salud Pública.

En una entrevista con Efe, recogida por NIUS DIARIO, el presidente de CEIM, Miguel Garrido, ha pedido que las cuarentenas para los enfermos de covid-19 asintomáticos se reduzcan de siete a cuatro días, como en Suiza, o a cinco días, como en Estados Unidos, ante la «avalancha» de bajas laborales provocadas por la variante ómicron y que están causando «estragos» en las empresas.

Garrido ha planteado que las bajas no sean automáticas, con una simple llamada telefónica para comunicar el resultado de un test, lo que «nunca ha sido así» y, tras apuntar que en Navarra desde esta semana se vuelve a exigir la comprobación material del enfermo, apuesta por volver a la normalidad «cuanto antes», porque la situación es «insostenible» no solamente por motivos económicos, sino porque las empresas no pueden prestar sus servicios.

Tras visitar los puestos del maratón extraordinario de donación de sangre instalados en la Puerta del Sol, el consejero de Sanidad ha señalado que Madrid fue la primera comunidad autónoma que pidió la reducción de las cuarentenas de diez a siete días «por una cuestión técnica o puramente clínica que fue el comportamiento que tenía ómicron, con casos de menor duración y síntomas más leves».

La Comunidad de Madrid hizo que la propuesta de reducción de las cuarentenas a siete días se plantease dentro de la Comisión de Salud Pública, que tiene que tomar la decisión, ha apuntado Ruiz Escudero, quien ha precisado que este debate «no está alejado de la realidad» porque hay países europeos que han hecho esa reducción.

Fuente: Nius Diario

 

5. Datos del Covid: Sanidad suma 157.447 casos y 162 muertes; Madrid registra 10.053 positivos y 36 fallecidos en las últimas 24 horas

El Ministerio de Sanidad ha añadido 157.447 contagios de coronavirus, de los que 55.002 han sido diagnosticados en las últimas 24 horas. Bajan ligeramente en comparación con los 157.941 comunicados este miércoles y los 159.161 del jueves pasado. La cifra puede estar subestimada, ya que hay comunidades que no incluyen los positivos por test autodiagnóstico.

También se han sumado 162 muertes a consecuencia del patógeno, entre las que figuran de jornadas anteriores. Aumentan respecto con las 160 notificadas este miércoles y las 112 del jueves pasado. España ha contabilizado 91.599 fallecimientos por el virus desde el comienzo de la pandemia.

Los ingresados en unidades de cuidados intensivos han descendido en 26 a los 2.204 actuales. Este es el tercer día consecutivo de bajada. El porcentaje de camas ocupadas ha caído en dos décimas al 23,30%. Está en riesgo alto, a menos de tres puntos del muy alto. Las comunidades más tensionadas siguen siendo Cataluña (42,27%) y Aragón (29,82%), las dos en riesgo muy alto.

La incidencia acumulada a 14 días ha disminuido en siete puntos a los 3.279 casos por 100.000 habitantes de media nacional, según la última actualización diaria del Ministerio de Sanidad. Es el tercer día consecutivo de caída en España. El indicador continúa en riesgo muy alto, de acuerdo al semáforo covid aprobado en la Comisión de Salud Pública.

Por su parte, la Comunidad de Madrid ha notificado 13.065 nuevos casos de Covid, 10.053 en las últimas 24 horas, y 38 fallecidos en los hospitales madrileños, según el informe de la situación epidemiológica de este miércoles con datos a cierre del día anterior.

En la jornada del miércoles fueron notificados 14.854 nuevos casos de Covid-19 (1.789 más), 10.801 de ellos las últimas 24 horas, y 36 fallecidos en los hospitales madrileños (dos menos), mientras que el jueves de la semana precedente se registraron 20.047 nuevos contagios de Covid (6.982 menos), 13.206 en las últimas 24 horas, y 36 fallecidos (dos menos).

El número de hospitalizados se sitúa en 3.037 (42 menos que ayer) y 338 en la UCI (siete más), mientras que 381 pacientes han recibido el alta. El número de personas en seguimiento domiciliario por Atención Primaria es de 5.033.

En el acumulado, la Comunidad de Madrid ha registrado 1.419.932 positivos, un total de 138.497 casos han requerido hospitalización, 14.594 han precisado UCI y 120.920 han sido dados de alta por los hospitales. Atención Primaria ha realizado el seguimiento domiciliario de 1.280.449.

Respecto a los fallecidos, Sanidad Mortuoria ha contabilizado un total de 26.282, de los cuales 5.140 han sido en centros sociosanitarios, 19.788 en hospitales, 1.519 en domicilios y 35 en otros lugares.

Fuente: Europa Press; Nius Diario

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