Boletín Diario Informativo de AMYTS del 18 de julio de 2023
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2. «Grado en gestión de organizaciones sanitarias», por Julián Ezquerra
3. Toman posesión nueve altos cargos de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid
4. Médicos y pacientes podrán acceder a la historia clínica digital desde cualquier comunidad
5. Vivir 120 años (y con buena salud), el pelotazo económico que viene
1. VÍDEOS AMYTS | Cada vez es más difícil tener un facultativo de referencia, ¿por qué no nos adelantamos?
🚨Cada vez es más difícil tener un facultativo de referencia, ¿por qué no nos adelantamos?
🥼Necesitamos atraer y fidelizar el talento en el SERMAS
📲Ángela Hernández (@AngelaAmyts), secretaria general de AMYTS pic.twitter.com/MxlcLLISSG
— Médicos y TS-Madrid (@amytsmedicos) July 18, 2023
2. «Grado en gestión de organizaciones sanitarias», por Julián Ezquerra
Hace unas semanas, hablando con un responsable de SEDISA o, mejor dicho, con su máximo responsable, D. José Soto Bonel, sobre la viabilidad y cercanía del primer grado en gestión sanitaria, comentábamos sobre las edades de los actuales gestores, cómo era de envejecida la profesión, que no había recambio generacional y que ya estaba muy maduro el primer grado en gestión. Una necesidad, algo novedoso, otra forma de acceder a la gestión de instituciones sanitarias. Y repito esto último, “otra forma de acceder”, ni la única ni un cierre de puertas a los profesionales que quieran acceder desde dentro.
Allá por mayo de 2016, en esta misma tribuna, publicaba un artículo titulado “Directivos de la salud” y en él mencionaba la necesidad de la profesionalización de la gestión, de cómo es necesario regular el acceso y la formación, desligar la política de los nombramientos, vincularlos a un reconocimiento profesional de los gestores, etc. Se habla mucho de la “profesionalización”, de la necesidad de formación, de tener conocimientos para el desarrollo de una función directiva que sea regulada, pero poco se avanza en el reconocimiento profesional de quienes dedican su vida a esta labor.
Miro hacia atrás, mis recuerdos me llevan al año 1990, cuando era un joven médico que ya tenía cierta experiencia como directivo dentro de una organización sanitaria y me presenté a una selección para hacer el que a mi juicio ha sido el mejor Master de gestión sanitaria, el “programa de dirección de instituciones sanitarias (PDIS), un modelo de formación full time en la Escuela Nacional de Sanidad (ENS), lo más parecido que he conocido a lo que muchas veces he denominado como formación “GIR”, gerente interno residente, un acercamiento al modelo MIR. Teoría y práctica, aprendizaje de grandes profesores y rotaciones por las diferentes divisiones de las instituciones sanitarias, un acercamiento al día a día de los órganos de gestión de los hospitales, atención primaria, etc.
«Un salto al vacío, un “paso directo de la bata a la corbata”, un cambio que se entendía necesario, pero un riesgo para las instituciones» |
Una época cercana aún al gran cambio político que se produjo en 1982, un cambio que supuso en muchas ocasiones y en prácticamente la totalidad de las estructuras de los diferentes ministerios, organizaciones públicas, empresas públicas, etc., un arrollador desembarco de afines al nuevo gobierno en los puestos de gestión, dirección, responsabilidades administrativas, etc. Recuerdo muy bien cuando un profesor de la ENS nos decía en ese máster que el era un cirujano pediátrico que de un día para otro tuvo que dejar el quirófano para acceder a la responsabilidad de gestionar desde la dirección uno de los grandes hospitales del país. Así, directamente, sin formación específica ni preparación previa. Un salto al vacío, un “paso directo de la bata a la corbata”, un cambio que se entendía necesario, pero un riesgo para las instituciones, Lo que pasaba es que, en aquellos años, lo que prevalecía era el cambio de caras, la política, “el cambio”. Después de esa experiencia, era de los profesores del máster que defendía la necesidad de hacer cantera de directivos, prepararlos, formarlos, no lanzarlos a un frente complejo sin unas mínimas herramientas de gestión en su equipaje.
Han pasado ya muchos años de aquella primera experiencia. Se han creado muchos másteres de gestión sanitaria, hay prestigiosas escuelas de negocios que han desarrollado algún máster en gestión, hay competencia y hay interés en este tipo de desarrollo profesional.
«Hay que seguir nutriendo el sistema de personal directivo, se necesitan gestores, hay que cubrir muchas plazas y las instituciones necesitan personal en sus estructuras directivas» |
Ahora ya se está planteando incluso un grado en gestión sanitaria, lo que sería un ciclo universitario de 4 años de formación, un escalón inicial para poder tener ese acceso a la función directiva dentro de las organizaciones sanitarias. ¿Una nueva profesión regulada?, ¿un simple título habilitante?, ¿un requisito o un mérito? Mientras esto llega, se implanta, se desarrolla, se hace “cantera”, ¿Qué hacemos? Hay que seguir nutriendo el sistema de personal directivo, se necesitan gestores, hay que cubrir muchas plazas y las instituciones necesitan personal en sus estructuras directivas. Por ello, sigo pensando que, mientras esta idea se desarrolla e implanta, debemos hacer que profesionales sanitarios conocedores de las estructuras sanitarias, médicos, facultativos, enfermeras, técnicos de función administrativa, etc., que lo deseen, puedan acceder a periodos de formación tipo “GIR”, apoyar el modelo de aquél PDIS de la ENS (el actual MUAS, máster universitario de administración sanitaria), preparar mediante un buen programa formativo a quienes serán los gestores de una de las organizaciones más complejas, las sanitarias, organizaciones plagadas de talento, con personal de la máxima cualificación profesional, en las que la labor del gestor sería fundamentalmente la de ser un conseguidor (recuerdo en este sentido mi artículo titulado “No me llames gerente, llámame ‘conseguidor’” publicado en esta misma tribuna), alguien que siempre debería tener presente que el verdadero protagonista de las organizaciones sanitarias es el profesional, sin olvidar que el actor principal es el paciente.
En resumen, aprendizaje, está bien, pero como decía Einstein, aprendizaje desde la experiencia. Aprovechemos el talento que ya existe, permitamos que quienes quieran y lo deseen, se formen en buenos cursos de gestión, den el paso de la bata a la corbata, sin que ello impida que se desarrolle un grado de gestión de organizaciones sanitarias que, con el tiempo, sean cantera para cubrir las plazas de una tarea compleja como es la dirección de instituciones sanitarias.
Fuente: REDACCIÓN MÉDICA
3. Toman posesión nueve altos cargos de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid
La protagonista de la toma posesión de nueve altos cargos de la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha sido Fátima Matute. Matute ha asegurado que se ha rodeado de un gran equipo para evitar los conflictos y apostar por el diálogo para mejorar la sanidad madrileña. “En esta legislatura la Comunidad de Madrid seguirá consolidándose como un sistema de salud de referencia por su calidad, su cercanía y su humanidad”. Además, ha destacado la atención primaria, la red de hospitales y la apuesta por la medicina personalizada y la inteligencia artificial.
Matute ha recordado el trabajo de sus predecesores y el esfuerzo de los trabajadores del Sermas
Matute ha recordado el trabajo de sus predecesores y el esfuerzo de los trabajadores del Sermas. Ha reconocido que se enfrenta a “numerosos retos”. Ha insistido en que “Madrid lidera la esperanza de vida de Europa con más de 84 años. Nunca antes se había invertido tanto en salud ni se había tenido tantos profesionales trabajando”. La nueva consejera se ha mostrado especialmente preocupada por los sanitarios y sus condiciones laborales. Ha asegurado que su equipo trabajará para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, dar estabilidad a los puestos de trabajo y favorecer la retención de los profesionales.
Reforzar las plantillas de Enfermería y reducir al máximo la temporalidad
Para Matute “enfermería es una pieza clave en todo el proceso asistencial desde Atención Primaria, especializada, cirugía y en la calidad, la gestión y la seguridad, que es un foco muy importante que tenemos que poner. Evidentemente esto hace que la Comunidad de Madrid haya puesto el foco en cosas que se han comentado y en trabajar junto con el Colegio de Enfermería como una alianza, como ese trabajo del equipo multidisciplinar que tenemos en los hospitales y en otros sitios“, ha indicado.
Matute ha trasladado el compromiso de la Consejería para mantener “una alianza estratégica” con el Colegio madrileño de Enfermería
En este sentido, ha trasladado el compromiso de la Consejería para mantener “una alianza estratégica” con el Colegio madrileño de Enfermería. Para ella, el objetivo es “seguir trabajando juntos para que la sanidad madrileña siga siendo la mejor de Europa“. Ha recordado que en los dos últimos años se ha contratado a más de 1.700 profesionales. Además, próximamente se sumarán otros 300 profesionales más. Matute ha recordado que es clave dentro del Sermas y concentra “uno de cada tres” profesionales y supone un elemento “clave” de todo el sistema.
Fuente: ISANIDAD
4. Médicos y pacientes podrán acceder a la historia clínica digital desde cualquier comunidad
La incorporación del servicio de Historia Clínica Digital del SNS en la aplicación “Mi Carpeta Ciudadana” permitirá a los profesionales sanitarios de cualquier comunidad autónoma acceder, “mediante un clic”, a los datos clínicos de los pacientes que se desplacen fuera de las comunidades autónomas en las que residen. Así lo ha anunciado el ministro de Sanidad, José Miñones, durante el acto de demostración de las nuevas funcionalidades de la aplicación.
«Mi Carpeta Ciudadana» ya estaba disponible en las tiendas de aplicaciones móviles oficiales para que los pacientes pudieran consultar sus datos sanitarios, pero, ahora, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través de la Secretaría General de Administración Digital adscrita a la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, ha lanzado una cuarta versión que incorpora nuevas funcionalidades y mejoras de interés para la ciudadanía.
El nuevo servicio de Historia Clínica Digital permite visualizar, de formanificada, la información procedente de los diferentes servicios sanitarios de las Comunidades Autónomas y permitirá ver y compartir, en un único interfaz, datos sanitarios de diferentes servicios autonómicos en el caso de desplazamientos.
El proyecto ha posible gracias a la colaboración con el Ministerio de Sanidad, a través de su Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del Sistema Nacional de Salud. Según Miñones, esta app supone, “un enorme paso” que fomenta la accesibilidad a los datos clínicos de los pacientes, siendo de especial interés la Historia Clínica Resumida (HCR), documento que obtiene, en tiempo real, datos clínicos sustanciales y actualizados para la asistencia sanitaria.Así, a través del Nodo Central de Servicios y la red corporativa del SNS, que gestiona el Ministerio de Sanidad, los profesionales autorizados y los propios pacientes pueden acceder a los datos de salud relevantes que se encuentran custodiados en cualquier Servicio de Salud autonómico que haya tratado al paciente. “De lo que se trata es de que viajen los datos y no las personas”, de una manera “accesible, cercana y protegida”, lo que puede ser de gran utilidad en situaciones sobrevenidas, accidentes, desplazamientos vacacionales y otras eventualidades”, ha añadido Miñones.
Valor estrátegico
Tal y como ha remarcado el ministro de Sanidad, la seguridad ha tenido un valor estratégico en la implementación de la aplicación, estableciendo medidas de control previo para el acceso a los datos clínicos para profesionales y ciudadanos. “Se trata de un sistema equilibrado entre la accesibilidad y la confidencialidad”.
La noticia ha sido muy bien acogida por los médicos de las distintas comunidades autónomas. Como ha explicado Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable, “esta medida mejorará la calidad asistencial en todo el territorio nacional. Lo ideal sería es que, a través de esta aplicación, el médico de cada comunidad autónoma pueda tener acceso a toda la información sanitaria de cada paciente, incluidas las pruebas complementarias. Hasta ahora, un médico de Ávila no podía acceder a la información clínica de un paciente de Madrid. A partir de ahora eso si será posible. Eso sí, la información debe estar muy protegida para evitar hackeos”.
La Sanidad Privada también apuesta por la historia clínica universal
El Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS) también dio, hace unas semanas, sus primeros pasos para compartir la historia clínica de los pacientes en la sanidad privada.
Gracias a la implicación de 15 entidades y la involucración de Accenture, como partner tecnológico, y Tirea, como gestora, han creado una plataforma, que ya está operativa, segura y funcional. Cada una de las entidades adheridas a la plataforma, entre las que están Adeslas, Asisa, Caser, DKV, Grupo Catalana Occidente, HLA, HM Hospitales, Hospiten, Mapfre, Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, QuirónSalud, Ribera, Sanitas y Vithas, irá abriendo su uso a los pacientes de manera progresiva para ir consolidando el proyecto poco a poco. Además, será la propia entidad quién irá comunicando la disponibilidad del servicio.
La plataforma tiene como objetivo principal permitir que el paciente pueda acceder digitalmente y compartir sus informes o pruebas con el profesional de los centros integrados en el proyecto. Esto lo pueden hacer a través de la app o la web del centro/grupo hospitalario o de la aseguradora.
Fuente: MEDICINA RESPONSABLE
5. Vivir 120 años (y con buena salud), el pelotazo económico que viene
Suponga que le dan la opción de vivir 120 años. La mayoría de los que ahora leen estas líneas firmaría inmediatamente la tentadora oferta. Recuerde, sin embargo, que en los últimos 40 años de su existencia (14.600 días) podría tener dolores, problemas de movilidad y dependencia, demencia, degeneración macular, cardiopatías y otras enfermedades crónicas. Muy probablemente rechazaría la propuesta. Ganar años de vida supone envejecer y el peaje no es menor. De momento.
El mundo se adentra en una revolución que lo cambiará absolutamente todo. La emergente industria del envejecimiento (o más bien del antienvejecimiento), cuyo valor se estima en 610.000 millones de dólares en 2025, trata de desentrañar los cambios y procesos que intervienen en el desarrollo de enfermedades, lesiones y discapacidades asociadas a la edad para retrasarlos, ralentizarlos o revertirlos.
La vejez, proceso fisiológico que ocurre en todos los organismos, deja marcas: inestabilidad genómica, acortamiento de telómeros, disfunción mitocondrial, senescencia celular, agotamiento de células madre e inflamación crónica, entre otras. Y dispara el riesgo de sufrir alzhéimer —afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo, unas 800.000 en España— y cáncer —a los 80 años, la probabilidad de tener la enfermedad es casi del 50%—. También párkinson, accidentes cerebrovasculares, patologías cardiacas, fragilidad muscular, artritis, fibrosis de los tejidos, diabetes tipo 2, obesidad y muchas más. “Estas enfermedades se pueden y se deben prevenir y, desde luego, retrasar”, dice José Viña, catedrático de la Universitat de València y director de investigación del instituto INCLIVA y del Centro de Investigación Biomédica en Red Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES).
Las investigaciones en biotecnología del envejecimiento y la longevidad están viviendo una época dorada apoyada por miles de millones en inversiones procedentes del capital riesgo, la industria farmacéutica, entidades sin ánimo de lucro y las grandes fortunas. Buena parte de la lluvia de fondos que recibe este sector procede del bolsillo de los hombres más ricos del mundo, como Jeff Bezos (Amazon), Sam Altman (ChatGPT), Larry Page (Google) o Peter Thiel (PayPal), que apoyan y financian, con cierto secretismo, start-ups de biotecnología que van un paso más allá: investigan la reprogramación celular para restablecer la salud, para tener vidas saludables durante más tiempo.
Los grandes de Silicon Valley han puesto sus ojos en este campo de las ciencias, que ha atraído la atención humana durante siglos y que ahora podría estar en disposición de cambiar por completo la forma en la que envejecemos. “Estos tecnólogos no tienen miedo a los grandes cambios y aman la innovación. También la gente del mundo del blockchain y las criptomonedas está muy interesada. De hecho, en 2021 recibimos casi 28 millones de dólares en moneda digital, fue la campaña filantrópica de moneda digital más grande de la historia hasta ahora”, dice Maria Entraigues, directora de desarrollo de la Fundación para la Investigación de la Senescencia Negligible Ingenierizada (SENS, por sus siglas en inglés).
Lo que está en juego es tan grande que las empresas biotecnológicas que demuestren ser capaces de lograr resultados tangibles se convertirán en los próximos Google, según exponen Dmitry Kaminskiy y Margaretta Colangelo en el libro Longevity Industry 1.0. Las cifras del ecosistema industrial de longevidad no se frenan: hay 50.000 empresas en 20 sectores y más de 10.000 inversores, según los datos de la Agencia de Análisis del Envejecimiento (Aging Analytics Agency, en inglés). La salud, la buena salud, es la nueva riqueza para los inversores. El nuevo maná empresarial.
En la próxima década, la investigación de la biología del envejecimiento podría brindar aumentos sin precedentes en la calidad y duración de la vida humana. Viviremos más tiempo porque nos mantendremos saludables. ¿Cuántos años más? “La idea es agregar años saludables a la vida. No es solo el lifespan (esperanza de vida), sino el healthspan (los años que una persona está libre de enfermedades). La extensión del lifespan sería una consecuencia de tener más salud por más años. Sin duda que podríamos vivir más de 100 años con buena salud”, sentencia Entraigues. Hoy, la esperanza de vida media a nivel mundial es de 72 años, y en España, el segundo país de la OCDE en la clasificación, es de 83.
Vivir de forma saludable más allá de los 100 años podría ser común, al menos en sociedades avanzadas, en las próximas décadas, pero el catedrático José Viña cree que hay que descartar la idea de la vida eterna, de buscar límites inalcanzables, para no llevar a engaño a la gente. “Erradicando todas las enfermedades, muchos podríamos llegar a la vida máxima, unos 120 años. Varios grupos de investigación, entre ellos el nuestro, han conseguido alargar la vida entre un 20% y un 30% en ratones, el equivalente a 20 años en personas, pero no se ha conseguido doblar la longevidad en un ratón”. Viña no es partidario de generar falsas expectativas y mucho menos de “prometer cosas, como vivir 150 años o más, que ahora no están a nuestro alcance”.
Alejo Rodríguez-Fraticelli, investigador Icrea del IRB Barcelona (Instituto de Investigación Biomédica), trabaja en el envejecimiento de la sangre. “Se busca atajar las causas del envejecimiento y ver el impacto en diferentes enfermedades con el objetivo de llegar a los 90 años como si tuvieras 50″. Es consciente de los retos, pero también de que “las terapias serán capaces de favorecer una sociedad más justa y feliz”.
Gasto inasumible
Lograr que los seres humanos vivan más años con buena salud mental, neurológica y física sería uno de los pasos más importantes que la humanidad haya dado jamás. No solo por el sufrimiento que padecen millones de personas en todo el mundo, sino también por el impacto brutal que tendría en la sociedad, la economía y las políticas públicas de cualquier Estado, ahora bajo la amenaza de un gasto insostenible por el elevado coste de la cronicidad y las enfermedades degenerativas. En España, el gasto sanitario relacionado con la vejez crecerá un 18% en 2035, hasta los 95.000 millones de euros, según Moody’s.
No hay que olvidar que el planeta se asienta sobre una bomba de relojería, una de las megamenazas de las que habla el economista best seller Nouriel Roubini. La población envejece a un ritmo sin precedentes. Se estima que en 2030 las personas mayores de 60 años en todo el mundo serán 1.400 millones. En 2050 sumarán 2.100 millones, según la OMS. En España habrá 16 millones de ciudadanos de más de 65 años en esa fecha, el 30% de la población.
Es atrevido calcular el valor de esta gigantesca industria. Existen numerosas proyecciones, pero varían enormemente en función de los campos que se tengan en cuenta (van desde la medicina preventiva para lograr un envejecimiento saludable hasta el último escalón que sería la reprogramación de las células). Bank of America estima que el valor de la industria global ascenderá a 610.000 millones de dólares para 2025. En la actualidad, el mercado alcanza los 110.000 millones de dólares y el ritmo de crecimiento anual hasta 2025 será del 28%, señala Felix Tran, analista de inversiones temáticas de BofA Global Research. Tiene en cuenta cinco subtemas que serán clave: genómica, big data e inteligencia artificial, alimentación del futuro, amortalidad y medicina moonshot (proyectos que plantean ideas radicales a grandes problemas ayudándose de tecnología). “Solo el mercado de la genómica está creciendo a un ritmo del 14% anual, alcanzando los 41.000 millones de dólares en 2025″, añade.
En cambio, la proyección de la Agencia de Análisis del Envejecimiento americana es más ambiciosa e incluso tiene en cuenta el mercado de servicios financieros (planes de pensiones, seguros…): estima que la economía de la longevidad pasará de 27 billones de dólares en 2022 a 33 billones en 2026.
Sin embargo, los riesgos y escollos de esta industria son tan altos como su potencial. El más evidente es conseguir que las pruebas en humanos tengan éxito. El segundo es demostrar a las autoridades reguladoras la validez o la necesidad de fármacos en este ámbito. Por ejemplo, la agencia regulatoria estadounidense de los medicamentos, la FDA, dificulta la aprobación de terapias de longevidad sin una afección clínica específica. El tercero es el tiempo para que un experimento se convierta en un medicamento o terapia. “El ciclo de las innovaciones biotecnológicas es muy largo y puede llevar hasta 12 años su llegada al mercado”, según Ion Arocena, director general de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio). Esto al margen de cuestionamientos éticos o las desigualdades que podría generar el acceso a las terapias.
La investigación del envejecimiento ha evolucionado enormemente en los últimos años gracias a los avances científicos y tecnológicos. Hay diversas líneas de estudio que están en distintas fases de desarrollo, algunas con resultados prometedores. Es el caso de los fármacos senolíticos (hacen que las células senescentes que se acumulan en los tejidos envejecidos mueran y desaparezcan) y terapias de sustitución mitocondrial. Distintas start-ups trabajan en tratamientos para restaurar o sustituir las mitocondrias envejecidas, como Mitrix Bio, Cellvie, Stealth BioTherapeutics y Yuva Biosciences. También hay varios fármacos, entre ellos la metformina, un conocido antidiabético, que han demostrado su eficacia en animales y pequeños ensayos clínicos, pero que aún no se han confirmado en grandes ensayos aleatorios.
Federico Pallardó Calatayud, decano de la Facultad de Medicina y Odontología, catedrático de Fisiología de la Universitat de València e investigador en el CIBERER, cuenta que “se han descubierto diversos genes y rutas moleculares relacionadas con el envejecimiento que han ofrecido en modelos animales resultados muy prometedores, aunque el problema de la neurodegeneración es quizá el gran escollo; de poco nos sirve tener una buena actividad física si no tenemos a la par una cognición conservada”. De momento, la FDA ha aprobado este julio el Leqembi (lecanemab-irmb), indicado para el tratamiento de pacientes adultos con alzhéimer. El medicamento se incluirá bajo la cobertura de Medicare, el sistema público, lo que permitirá su acceso a millones de pacientes.
Si la reprogramación celular, que le valió a Yamanaka el Nobel de Medicina en 2012 y que se ha probado en células in vitro y con ratones, demuestra que es factible, podría restablecer la salud y resistencia de las células. “Los años 2021 y 2022 fueron los de la puesta a punto para la reprogramación, con miles de millones en financiación y varias empresas en marcha”, según un informe de QuadraScope. Las más reseñables son Altos Labs, NewLimit, Calico, Life Biosciences, Rejuvenate Bio y Turn Biotechnologies.
Altos Labs es una empresa de biotecnología fundada en 2021 con una financiación insólita: 3.000 millones de dólares. Por comparar, el mayor organismo público de ciencia en España, el CSIC, tiene un presupuesto de 1.120 millones de euros anuales. Distintas publicaciones han afirmado que buena parte de ese dinero sale del bolsillo del multimillonario Jeff Bezos, que busca la vida eterna. La empresa, con sede en San Francisco, San Diego y Cambridge (Reino Unido), ni confirma ni desmiente el apoyo de Bezos y se limita a decir, por correo electrónico, que “los fundadores de Altos son Richard Klausner, Hal Barron y Hans Bishop. [El español] Juan Carlos Izpisúa Belmonte es el científico fundador. La empresa no ha revelado otros inversores aparte de ARCH Venture Partners”.
Altos, que ha fichado a cuatro ganadores del Premio Nobel, trabaja en programas de rejuvenecimiento celular con el objetivo de revertir enfermedades, lesiones y discapacidades que pueden producirse a lo largo de la vida. “Los medicamentos convencionales se centran en atacar partes de la biología de una enfermedad. Nosotros estamos explorando si podemos entender los mecanismos biológicos profundos de la salud y la resistencia celular y modularlos, potenciando la capacidad de las células para resistir o suprimir la enfermedad”, señalan. Respecto a la conquista de la vida eterna, niegan rotundamente que ese sea su objetivo. En palabras de uno de los fundadores, “si lo que Altos hace acaba prolongando la vida, será un feliz accidente”.
La compañía dice ser optimista, pero no da plazos. En una entrevista de marzo de 2022 en EL PAÍS, Izpisúa señalaba: “Dentro de dos décadas podremos prevenir el envejecimiento”. No obstante, son conscientes del riego. “El potencial de crecimiento es enorme, pero el rendimiento de la inversión aún está por determinar. Cualquiera en este campo debe tener una alta tolerancia al riesgo”.
Hay más multimillonarios que están financiando esta industria. Sam Altman (ChatGPT) ha invertido en la biotecnológica Retro Biosciences, según MIT Technology Review. Larry Page, cofundador de Google, anunció en 2013 la creación de Calico, con sede en San Francisco. La compañía, que no ha respondido a la petición de información de este periódico, indica en su web: “Queremos descubrir y desarrollar intervenciones que permitan a las personas vivir una vida más larga y saludable”.
Son la punta del iceberg. Lo que hay debajo es una eclosión de start-ups biotecnológicas centradas en la longevidad que necesitan grandes cantidades de capital y que están siendo financiadas desde el ámbito privado, tanto por fondos de inversión especializados como por entidades de capital riesgo, que hasta hace poco estaban centradas en compañías tecnológicas y que ahora han puesto su mirada en este sector.
Capital privado
El creciente número de inversiones en este ámbito se ha visto impulsado por el cada vez mayor conocimiento científico del proceso biológico del envejecimiento. “La longevidad podría convertirse en la mayor industria del futuro, ya que todo el mundo está interesado en tener una vida sana, feliz y quizás también más larga”, señala Marc P. Bernegger, socio fundador de Maximon, compañía suiza que apoya y financia la creación de empresas centradas en longevidad. Con cuatro compañías del ramo en su porfolio, entre ellas Avea y Biolytica, acaba de anunciar que eleva a 33 millones de dólares el volumen de inversión.
En Europa y en Estados Unidos ya hay fondos de inversión centrados exclusivamente en start-ups que intentan plantar cara a los efectos devastadores que el paso del tiempo tiene en las células y moléculas. “Alrededor de 5.200 millones de dólares de fondos fueron captados por empresas en distintas fases de su desarrollo en la industria mundial de la longevidad”, calcula Damien Ng, director ejecutivo de investigación temática de Julius Baer. Por comparar, hace una década el sector apenas recibió 500 millones de dólares en fondos. Ng cree que las inversiones seguirán al alza: “El mercado debería ser capaz de recaudar más de 15.000 millones de dólares de aquí a 2030 en ámbitos terapéuticos innovadores como la programación celular, la restauración de membranas celulares y la medicina regenerativa”.
También las farmacéuticas empiezan a meter la cabeza, sin olvidar el importante papel que tienen las fundaciones sin ánimo de lucro. La familia real saudí quiere convertirse en uno de los inversores más importantes en investigación contra el envejecimiento y para ello ha puesto en marcha Hevolution Foundation, que tiene previsto invertir 1.000 millones de dólares anuales en la financiación de la investigación antiaging. “Nuestro objetivo es comprender mejor la biología y el proceso de envejecimiento para facilitar el desarrollo de terapias, en el mejor de los casos, y de medicamentos preventivos que puedan ser útiles contra muchos de los males que nos aquejan a medida que envejecemos”, indica por correo electrónico Mehmood Khan, director general de Hevolution Foundation, que antes fue endocrinólogo de la clínica Mayo y director científico de PepsiCo. Y añade: “Permitir y ampliar la esperanza de vida con buena salud no es solo una oportunidad, es un imperativo”.