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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 13 de diciembre de 2021

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1. ¡NUEVO EPISODIO DE FONONDA, EL PODCAST DE AMYTS! Todo sobre el Sector de Privadas de AMYTS

2.AMYTS en los medios: exigimos medidas urgentes en la Atención Primaria en el plató de La Sexta Noche

3. ¡Por si te lo perdiste! Lee el último editorial y el nuevo artículo de opinión de AMYTS

4. La primera remesa de vacunas anticovid para niños llega a España este lunes; Madrid empezará a vacunar este miércoles

5. Nueva concentración de los sindicatos de la Mesa Sectorial: este miércoles 15 frente a la Consejería de Hacienda a las 12:00 horas

1. ¡NUEVO EPISODIO DE FONONDA, EL PODCAST DE AMYTS! Todo sobre el Sector de Privadas 

Arrancamos la semana con un nuevo episodio de Fononda, el podcast de AMYTS. Esta vez hemos juntado los meses de octubre y noviembre para hacer un gran repaso a toda la actualidad del sindicato y para entrevistar a Karina Arcano, presidenta del Sector Privadas, que en estos dos meses ha tenido una inmensa actividad con varias elecciones sindicales.

Como siempre os dejamos el episodio en varios formatos:

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Fuente: AMYTS

 

2. AMYTS en los medios: exigimos medidas urgentes en la Atención Primaria en el plató de La Sexta Noche

Hoy en los medios os dejamos la intervención de Silvia Durán, médico de Familia y coordinadora de Delegados de AMYTS, en La Sexta Noche de este sábado.

  • AMYTS reclama en ‘La Sexta Noche’ medidas urgentes en Atención Primaria

3. ¡Por si te lo perdiste! Lee el último editorial y el nuevo artículo de opinión de AMYTS

EDITORIAL. «La precariedad laboral mata», por Daniel Bernabeu

La PRECARIEDAD, como condición laboral, es una anomalía económica para un país que se encuentra entre las 20 economías más potentes del mundo. Sin embargo, hemos hecho de esta anomalía una auténtica “marca España”, somos campeones de la temporalidad y de los índices del paro en la OCDE, en relación con nuestro PIB y nuestra renta per cápita. Y, aunque se supone que las Administraciones públicas debieran ser un referente de justicia, equidad y cohesión social, se han convertido en las grandes promotoras y practicantes de esta anomalía laboral. Probablemente amparadas por la ausencia legal de penalizaciones al uso y al abuso de la temporalidad; quizá espoleadas por la impunidad que ha ofrecido una jurisdicción contencioso-administrativa lenta y siempre complaciente con el poder del Estado y las CCAA; quizá utilizada por una clase política enfrentada en luchas cainitas de sustrato ideológico, y más necesitada de vasallos fieles de quita y pon (que Roma no paga traidores) que de profesionales cualificados y estables.

“Lo que provoca la depresión por agotamiento no es el imperativo de pertenecer solo a sí mismo, sino la presión por el rendimiento…. El hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es, al mismo tiempo, verdugo y víctima.” de Byung-Chul Han en La sociedad del cansancio.

Esta frase podría resumir una interpretación alternativa de lo que en el mundo sanitario se ha dado en llamar “vocación”, ese compromiso, esa fuerza interior que nos impele a trabajar cada día un poco más: a suplir las ausencias de los compañeros, a prolongar la jornada o asumir un nuevo paciente o un quirófano más, a sentirnos agobiados por la lista de espera, por lo mismo, y a pesar de lo mismo. Todo por un “bien superior”, la salud de ese paciente que no puede esperar. Pero en esta ayuda, sin el soporte ni los medios adecuados, cronificamos una gestión deshumanizada hacia el profesional que compromete el futuro del sistema, y a nosotros mismos. Desde la perspectiva del Precariado se puede interpretar como sacrificarse por unas expectativas tan inciertas como deseadas, las de alcanzar una posición y un status-quo acordes con nuestras expectativas, en un entorno de fragilidad y constante incertidumbre laboral.

Aunque algunos consideran a Byung-Chul como poco riguroso, u “opinable”, no es el único en este análisis social. También Marcelo Amable, en su tesis sobre La Precariedad laboral y su impacto en la Salud afirma: “La precariedad laboral aumenta las exigencias de productividad sobre las personas que se encuentran en esta situación, y en este sentido puede transformarse en un riesgo para la salud.”

Podríamos hablar pues, en España, en Madrid y en Sanidad, de una sociedad del Precariado, cuyas repercusiones no solo están limitadas al entorno laboral, ni tienen su epicentro en memorandos económicos que contrastan con una aparente “normalidad” social. Sus implicaciones se infiltran profundamente en la psicología de los afectados, de sus convivivientes y de su entorno social.

La hoy evidente “otra pandemia”, la de la Salud Mental, tiene mucho que ver con esta epidemia silenciosa del s. XXI en España, que es la precariedad laboral. La profusión de artículos y lecturas al respecto en la última década es una muestra de la creciente preocupación por su notable impacto psicológico y social, hasta el punto de autores que consideran la precariedad laboral como mucho más lesiva para la salud que el paro. Es en este sentido que la precariedad laboral nos afecta a todos y la sufrimos todos. Porque cuando afecta a un porcentaje tan alto de la sociedad sus efectos no se limitan a los precarios, sino que se extienden al entorno inmediato y a todo el engranaje social y cultural. Puede resultar duro o exagerado, pero la realidad es que la precariedad laboral nos mata lentamente como personas, y nos hace vulnerables y manipulables como sociedad.

La sanidad madrileña es un ejemplo paradigmático de esta precarización laboral, y de sus nocivos efectos en lo personal y en lo social. Un panorama sombrío el de nuestra Sanidad regional, en el que se vislumbran la pérdida de “valor” asociados al cansancio, al “burn-out” y a la depresión; las crecientes listas de espera; la fuga de compañeros altamente cualificados; o las jubilaciones “anticipadas” ante un horizonte sin ilusión, entre otras muchas. Contratos de guardia, eventuales de sustitución, eventuales por obra, eventuales para lista de espera, eventuales COVID19, interinos… son las muchas caras de la Sanidad del Precariado en nuestra Comunidad.

Aunque éstas son insalubres condiciones que afectan a todo el personal sanitario, han tenido un efecto amplificado en el colectivo médico y de titulados superiores sanitarios, al ser un colectivo altamente especializado y de difícil sustitución en muchos puestos tras un largo periodo de aprendizaje. Porque conseguir al mejor especialista, o al mejor equipo, para la enfermedad que nos aflige lleva detrás un largo recorrido de dificultades, esfuerzo y dedicación.

Esto ha hecho que cualquier proceso regulador se enfrente a situaciones enormemente injustas en las que se entremezclan la ausencia de ofertas de empleo regulares, la ausencia de una regulación específica sobre selección y provisión de plazas para facultativos, la superespecialización y la ausencia de perfiles en los procesos selectivos, la no convocatoria de traslados, la mala gestión, la edad, el hartazgo, … En Madrid las tenemos todas. Si queremos una Sanidad que responda a los retos de Salud modernos no podemos seguir funcionando con el actual totum revolutum que impera en la Consejería de Sanidad.

Poco importa que nuestras leyes establezcan que tras 24 meses en el mismo puesto haya que ”proceder” a su consideración estructural y fija. Se ha tenido que llegar a Europa, y al TJUE, para que desde allí den un tirón de orejas a las diferentes administraciones públicas y establezcan que es contrario al espíritu europeo la impunidad total (con el beneplácito judicial) con la que se han gestionado las contrataciones en el ámbito administrativo.

El patio está revuelto, hay prisas por solucionarlo, en juego el dinero de Europa para la recuperación (me hubiera gustado decir que en juego la salud y la preocupación por la situación laboral de los profesionales afectados)… Hay lucha en los tribunales, incertidumbre sobre si fijeza automática, si plazas fijas solo por concurso de méritos, o si se mantienen OPEs prometidas que llevan 3 años en el limbo… En fin, un despropósito vergonzante y negligente de gestión sanitaria.

Porque lo único CIERTO es que arrastramos una situación cronificada en el tiempo, sobre la que han pasado gobiernos de diferentes colores y sabores, y en la que ninguno se ha implicado. Gobiernos cuya mayor contribución en pro de una solución ha sido echarle la culpa al contrario (maldita herencia y maldita hemeroteca). No hay autocrítica, no hay integridad ni honradez, la culpa siempre es del otro.

Por eso mismo, la solución no puede depender de quien jamás ha empatizado con el problema, ni le ha molestado, ni se ha preocupado en aliviarlo o solucionarlo. De ellos solo podemos esperar parches que permitan contentar a una Comisión Europea con otras preocupaciones más acuciantes, y que tranquilicen a esos responsables políticos y gestores que ven peligrar el vasallaje de sus feudos, en los que han creado una auténtica distopía laboral.

La Solución solo puede venir de una toma de conciencia activa del impacto lesivo que la precariedad tiene en todos nosotros, como colectivo y como individuos; y por anteponer nuestra seguridad física y mental sobre la productividad y la vocación. Solo la unión, bajo esta nueva conciencia, nos puede dar una voz suficientemente poderosa para ser escuchada; porque ninguna solución que nos sea ajena, por exclusión o por imposición, será satisfactoria. AMYTS te necesita para cuidarte.

Daniel Bernabeu

Vicepresidente de AMYTS


CON FIRMA. «Faltan médicos…», por Miguel Ángel García

Continúa rodando, contra viento y marea, el mantra de la falta de médicos. Y ya viene de muy atrás, pues comenzó a utilizarse allá por el año 2005 por la simple razón de que los hospitales periféricos no conseguían cubrir todas las plazas de especialistas de que se dotaban. De ahí que se abriera un cierto “mercado de rebajas” en el que se contrataba incluso a médicos sin título de especialista homologado para cubrir esas plazas.

Poco a poco la situación se estabilizó, y dejó de escucharse ese mantra. Afortunadamente, los cálculos que, con seriedad y mirando al largo plazo, se habían realizado en esos años (entre los que tuvo un papel destacado el realizado por CESM en 2005, en el que tuve la oportunidad de colaborar) ya detectaban que, de no ponerse remedio, sí que faltarían médicos a partir del año 2015. Y la propuesta que se hacía de incrementar el número de plazas de las facultades de Medicina y, con ellas, de formación especializada, consiguió ir acumulando profesionales en número suficiente, que de esta forma se han podido ir absorbiendo las necesidades que han ido surgiendo. Al menos hasta el inicio de la pandemia…

No obstante, antes de analizar este último período pandémico, me gustaría que nos fijáramos un momento en cómo se produjo ese ajuste. Porque en él confluyeron dos tendencias, una derivada de la racionalidad técnica y otra de la racionalidad (¿irracionalidad?) del mercado:

Por un lado, la racionalidad técnica: los análisis mencionados indicaban que el crecimiento de la tasa de jubilaciones de médicos que se estaba iniciando con el nuevo siglo llegaría a comprometer el recambio generacional de los facultativos en la segunda década del mismo, y eso exigía una corrección progresiva y al alza del número de plazas de formación pre y postgraduada, colocándose el horizonte en torno a las 7.000 plazas anuales; de hecho, ese crecimiento se comenzó en el año 2007, y alcanzó el nivel previsto en torno al año 2013, ascendiendo incluso por encima de esa cifra a partir del año 2016.

Por otro lado, los “sensores” del mercado sanitario, que funcionan con un inmediatismo total, habían desencadenado el frenesí “especializador” que no paró de provocar desajustes: primero por exceso, al incrementarse bruscamente en aquellos años la oferta de formación especializada (originando una clara insuficiencia de nuestros licenciados para ocupar esas plazas, quedando en algunas especialidades numerosas vacantes); y, posteriormente, por defecto, al desaparecer la “sensación” de falta de médicos y encontrarnos de bruces en medio de una crisis económica que provocó una importante caída de la oferta de formación especializada, por los recortes presupuestarios autonómicos, y que aún a estas alturas mantiene un importante tapón formativo de médicos graduados que no han podido acceder a una plaza MIR.

Es importante tener claro todo esto para entender el diferente comportamiento de la previsión experta, que trata de ajustarse al máximo posible, pero con la mirada puesta en el necesario largo plazo, a las necesidades previsibles de la población, y de la previsión a impulsos que origina el mercado, a partir de sensaciones puntuales que producen, en la planificación de recursos humanos, altibajos totalmente irracionales e inadecuados (por su evidente cortoplacismo) para responder adecuadamente a la situación. Nos encontramos con una más de las ya conocidas insuficiencias del mercado, que hacen necesaria la intervención experta que maneje criterios técnicos y una visión lo suficientemente cualificada como para entender la compleja realidad y el necesario “largoplacismo” de la planificación de los profesionales sanitarios.

Pues bien, esto vuelve a quedar en evidencia con los nuevos mensajes de “falta de médicos” que se lanzan por las autoridades sanitarias y por los líderes de la sanidad privada, una vez que vamos saliendo de la crisis pandémica. Se vuelven a sentir déficits de profesionales, y en lugar de analizarse las causas que pueden estar produciendo esta situación, se quiere recurrir de nuevo a la producción en masa de profesionales. Hay quien plantea subir hasta las 10.000 las plazas de formación especializada con ayuda de la sanidad privada.

Pero hay algo que no cuadra aquí. Un ejemplo: hace unos meses, en plena pandemia y con una Atención Primaria con problemas importantes, tan sólo 16 de los 223 médicos de familia que completaban su formación especializada en la Comunidad de Madrid optaron por una plaza en ese nivel asistencial. Médicos había, y bastantes, pero nadie les ofreció un contrato sólido y atractivo que les hiciera quedarse en nuestro sistema sanitario, allí donde tanto hacían falta. Y muchos de los que ya estaban muestran tan grandes síntomas de cansancio que piensan en abandonar la profesión o la plaza que ocupan, y hasta lo llevan a efecto.

¿Faltan médicos? No. Lo que falta es la sensibilidad necesaria para proporcionar un trato digno a los profesionales, para organizar un sistema necesario que dé cabal atención a las necesidades sanitarias de la población, y para reconocer que son precisamente los profesionales, y no los políticos ni los gestores, quienes prestan esa atención. Falta la sensibilidad necesaria para mirar cara a cara a los seres humanos que optan, en esta sociedad tan individualista, por profesiones de servicio, y decirles que van a poder contar con las condiciones necesarias para un ejercicio digno de una profesión tan necesaria. Falta la sensibilidad necesaria para reconocer que, por muchos conocimientos de gestión que se tengan, las personas continúan siendo lo realmente importante. Y falta esa sensibilidad porque vivimos en una sociedad que ya ha claudicado en sus valores frente al poder del dinero, que es lo que realmente preocupa. Vean si no la propuesta de rotación formativa por la sanidad privada que se plantea en la referencia antes mencionada.

Ya sabíamos que esta enfermedad, que también tiene características de pandemia, campa a sus anchas. Basta con tener algún amig@ o conocid@ en situación precaria para saber que, en el mercado al que tantos adoran, la persona es lo último que hoy se tiene en cuenta. Y eso se extiende como una plaga. Como una verdadera pandemia.

Las personas, todas las personas, y entre ellas l@s profesionales sanitari@s, son meras mercancías. ¿Al servicio de quién? Esa es la pregunta. ¿Y queremos, tod@s, ejercer como mercancías?

Miguel Ángel García Pérez
Médico de familia, doctor en Medicina
Director médico de la Revista Madrileña de Medicina 

Fuente: Revista Madrileña de Medicina

 

4. La primera remesa de vacunas anticovid para niños llega a España este lunes; Madrid empezará a vacunar este miércoles

Este lunes llega a España la primera remesa de vacunas pediátricas contra la covid, 1,3 millones de dosis de vacunas Pfizer para niños de 5 a 11 años. Una vez en territorio español, Sanidad se encargará de su distribución a las comunidades autónomas, Ceuta y Melilla, que comenzarán a administrarlas el miércoles 15.

La vacunación, que se iniciará con los niños de más riesgo y en los cohortes de mayor edad (10 y 11 años), tendrá lugar principalmente en centros de salud y lugares ya habilitados para la vacunación de adultos como pabellones, vacunódromos y también hospitales.

La posibilidad de vacunar en los colegios ha tenido poca acogida y solo tres comunidades (Comunidad Valenciana, La Rioja y Extremadura) se han decantando claramente por esta opción y otras dos (Castilla-La Mancha y Andalucía) también incorporan los centros escolares, pero en un formato mixto con los centros de salud.

Al menos otras cinco autonomías (Asturias, Cataluña, Baleares, Navarra y Murcia) han descartado vacunar en los colegios por entender que hay sitios suficientes para poner la vacuna a los niños y el hecho de que sea en un lugar extraescolar asegura el acompañamiento del progenitor y, con ello, el consentimiento.

La Comunidad de Madrid ha optado por alguno de sus 25 hospitales públicos y Castilla y León por los vacunódromos. 

La vacuna a administrar será la presentación pediátrica de la vacuna Comirnaty (Pfizer/BioNTech) y se reduce a 10 microgramos, un tercio de la que se administra a los adultos. El intervalo entre dosis será de al menos ocho semanas para conseguir mejor respuesta inmune y mejor perfil de seguridad.

Al igual que a los adultos, y según informa Sanidad, tras recibir la vacunación se debe observar a la persona vacunada durante 15 minutos para detectar reacciones inmediatas. En personas con reacción alérgica grave, se mantendrá un seguimiento de 30 minutos. Las reacciones adversas más frecuentes identificadas en esa franja de edad son similares a las registradas en mayores de 12 años. Estas reacciones incluyen dolor, inflamación y enrojecimiento en la zona de la inyección, dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular y escalofríos. Suelen ser reacciones leves o moderadas y mejoran a los pocos días de la vacunación.

LA VACUNACIÓN EN MADRID

La Comunidad de Madrid tiene previsto comenzar el miércoles, día 15, con la campaña de vacunación infantil contra el Covid-19 en hospitales públicos de la región bajo el sistema de autocita y arrancando con los menores con edades comprendidas entre los 11 y los 9 años.

Previamente a la administración, el martes quedará abierto el sistema de autocita para concretar la inoculación en alguno de los 25 hospitales públicos habilitados para ello. Se priorizará a las personas de alto riesgo y arrancará con su inoculación a niños de 11, 10 y 9 años, aunque también se permitirá la vacunación conjunta con niños de menor edad en caso de unidades familiares.

La cita se realizará a través del sistema de autocita habilitado por la Consejería de Sanidad, que en su pantalla de bienvenida incorporará un área diferenciada dirigida específicamente a los menores de 5 a 11 años, en cuyo caso sólo será necesario introducir el CIPA (Código de Identificación Personal Autonómico) que figura en la Tarjeta Sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, así como su nombre, primer apellido y fecha de nacimiento.

En caso de que el menor no disponga de Tarjeta Sanitaria pública (por ser mutualista, por ejemplo) o si el usuario encuentra problemas para acceder al sistema de autocita, puede llamar al teléfono gratuito 900 102 112.

En concreto, se podrá recibir la vacuna en los hospitales de Alcorcón, Clínico San Carlos, 12 de Octubre, El Escorial, Fuenlabrada, Fundación Alcorcón, Fundación Jimenez Díaz, Getafe, Gregorio Marañón, Henares (Coslada), Infanta Cristina (Parla), Infanta Elena (Valdemoro), Infanta Leonor (Vallecas), Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes), Móstoles, Niño Jesús, La Paz, Príncipe Asturias (Alcalá de Henares), Puerta Hierro (Majadahonda), Ramón y Cajal, Rey Juan Carlos (Móstoles), Severo Ochoa (Leganés), Sureste (Arganda), Tajo (Aranjuez), Torrejón y Villalba.

Aunque la campaña arranca enfocada en los 11, 10 y 9 años, para facilitar el procedimiento a las familias y evitarles desplazamientos, si en el núcleo familiar hay algún hermano de menor edad (de 8, 7, 6 ó 5 años), podrán acudir juntos a la cita para que todos los hermanos reciban la vacuna.

Fuente: Nius Diario; Europa Press

 

5. Nueva concentración de los sindicatos de la Mesa Sectorial: este miércoles 15 frente a la Consejería de Hacienda a las 12:00 horas

El calendario de movilizaciones de los cinco sindicatos de la Mesa Sectorial de Sanidad continúa tras la gran movilización de la semana pasada en el Hospital Gregorio Marañón. Ahora la protesta se desplaza a este miércoles a las 12:00 horas frente a la Consejería de Hacienda, ubicada en la Plaza de Chamberí, 8.

Los cinco sindicatos realizaremos el 15 de diciembre una nueva concentración delante del departamento que dirige Javier Fernández-Lasquetty para reclamar una mayor financiación en la sanidad madrileña.

Aquí os recordamos todos los motivos que nos han llevado a iniciar esta serie de movilizaciones.

Fuente: AMYTS

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