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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 6 de junio de 2023

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1. Nuevo artículo de Julián Ezquerra en Redacción Médica: «Hoy puede ser un gran día»

2. El MIR de Urgencias se somete a consulta pública tras el aval de Sanidad

3. Un nuevo fármaco da esperanza a las personas con el cáncer que mató a Severiano Ballesteros

4. Los estudios sugieren que un 10% de contagiados desarrolla covid persistente y que hay varios fenotipos

5. Arranca la EVAU: ¿Dónde estudiar Medicina en el curso 2023/2024?

1. Nuevo artículo de Julián Ezquerra en Redacción Médica: «Hoy puede ser un gran día»

Inicio este nuevo artículo de opinión con el título de una gran canción del siempre admirado Joan Manuel Serrat, que dice así: “hoy puede ser un gran día…”. Y lo hago el hilo de un comentario de una de las mentes más preclara de la Sanidad, cuyo nombre me callo y que seguro que si me lee se reconocerá y sentirá gratificado. Me hizo cierto comentario acerca de algunos de mis artículos; literalmente me dijo que “no transmitas tanto pesimismo en tus columnas, seguro que siempre se puede hacer algo para reanimar al moribundo a pesar de todos los imbéciles que nos gobiernan y se pelean a nuestro alrededor”.

La frase me dejó pensativo, preocupado, pensando que posiblemente tenía razón y que mi optimismo patológico no estaba siendo capaz de trasmitirlo de forma adecuada. Siempre intento ser más de botella medio llena que de botella medio vacía; a lo largo de mi vida he tenido que afrontar con ánimo una dura situación de la que no habría podido salir durante tantos años sin ver siempre las cosas desde el lado positivo.

Pues esto mismo me pasa cuando pienso en la Sanidad, sus necesidades, el más que ansiado cambio y cómo podríamos hacer que nuestro Sistema Nacional de Salud siga siendo el pilar básico que sustente todo el peso de una sociedad basada en el estado de bienestar de sus ciudadanos. Todos somos conscientes de la necesidad de mejorar, que hay que actualizarlo, invertir lo necesario, admitir que debe ser una prioridad para los gobernantes, aunque también debemos entender que a pesar de todos los males y penurias, las indecentes listas de espera, falta de profesionales, barreras burocráticas, estructuras que en ocasiones están obsoletas, etc., cada vez que tenemos una enfermedad grave, ahí está nuestro maravilloso Sistema de Salud, dando apoyo y tratamiento, sacando adelante todas esas patologías que se nos presentan y que tanto nos pesan. Esto es ver medio llena la botella, con mucho optimismo y algo de imaginación, pero es que, si no se hace así, entras en un profundo estado de depresión y el desánimo no es nada bueno.

Ideemos un cabio desde la positividad, desde el fortalecimiento de los puntos fuertes, desde la esperanza. Tenemos un modelo sanitario que es envidiado por muchos países de nuestro entorno, que llama la atención y es admirado por esos turistas de países como Estados Unidos que, cuando tienen un problema de salud en España y se le soluciona sin hipotecarse para toda su vida, sencillamente se les atiende sin presentar previamente una tarjeta de crédito, se dan cuenta de la joya que tenemos. Pero es que, además, lo hacemos con unos profesionales de gran nivel, abnegados y muy bien formados, altamente capacitados para atender desde la patología más banal a la alta complejidad de un trasplante, por ejemplo. Por supuesto que todo es mejorable, faltaría más, pero tenemos un Sistema eficiente que presta un servicio de calidad, mejorable, pero con unos mínimos de calidad y seguridad más que contrastada.

Durante las varias décadas que tiene nuestro Sistema Sanitario, hemos visto el deterioro progresivo de las estructuras físicas, ya no podemos hablar de centros antiguos, tenemos más bien centros sanitarios viejos, obsoletos, muy deteriorados. Se necesita entender esto y que los gobiernos inviertan en una renovación organizada y programada de las mismas. Creo que es posible hacerlo si se quiere, este país tiene capacidad económica para ello, más cuando ahora se nos está regando de dinero procedente de la Unión Europea, que debería priorizarse en cuando al destino en función de las necesidades de los ciudadanos y no de los políticos.

Los profesionales protestamos, nos quejamos, manifestamos, hacemos huelgas, todo con razones más que sobradas, pero seguimos sintiendo orgullo de pertenencia no solo a nuestra profesión, también a la Institución en la que se trabaja, nuestros respectivos Sistemas de Salud. Es hora de unidad, es hora de exigir, es hora de entender lo que se necesita, de colaborar, de arrimar el hombro, no contra nadie, más bien “a favor de”, de los pacientes, de los profesionales, de nuestro Sistema de Salud.

Como no puedo terminar sin poner un poco de picante a la cosa, acogiéndome a la combinación de la frase de Serrat y de ese gran profesional del que hablaba en la introducción, “hoy puede ser un gran día…a pesar de todos los imbéciles que nos gobiernan”. Por favor no vean en ese todos solo a los que unos consideran los “suyos” y los “otros”, todos es todos, por supuesto con muchos que serían notables excepciones que confirmarían la regla.

Fuente: Redacción Médica

 

2. El MIR de Urgencias se somete a consulta pública tras el aval de Sanidad

El Ministerio de Sanidad da un paso adelante en el establecimiento del título de especialista en Ciencias de la Salud en Medicina de Urgencias y Emergencias y ha sacado a consulta pública la propuesta de proyecto del Real Decreto. Concretamente, se abre este martes y hasta el 21 de junio para escuchar las opiniones de ciudadanos, organizaciones y asociaciones. Tal y como se detalla en el texto, con él se pretende «mejorar la asistencia sanitaria urgente y en emergencias a través de la mejora de las competencias de los médicos especialistas en Ciencias de la Salud».

Esta noticia llega unos días después de la afirmación de Luis Landín, presidente del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud, en la que decía que al estar el gobierno en funciones por el adelanto electoral, «no estaba claro que antes de julio se aprobara la creación de la especialidad». «El informe del Consejo Nacional cuantitativamente había sido mayoritariamente a favor de la aprobación de Urgencias como especialidad, pero muchas Comisiones Nacionales de diferentes especialidades habían mostrado dudas sobre su viabilidad y compatibilidad con su confección. Su creación afecta a la formación del resto de especialistas y se trata de un análisis complejo«, explicaba Landín hace unas semanas a Redacción Médica.

Concretamente, la creación de los nuevos títulos de especialista en Ciencias de la Salud está regulada por el Real Decreto (589/2022). Así que siguiendo lo dispuesto en esta norma, la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS), en su reunión de 21 de marzo de 2023, propuso el desarrollo de un nuevo título de especialista en Ciencias de Salud en Medicina de Urgencias y Emergencias, al que podrían acceder las personas con título que habilite para el ejercicio de la Medicina en España. Para ello se recabaron los informes preceptivos del Ministerio de Universidades, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, remitido el 12 de mayo de 2023 y la Comisión Permanente del Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud. «A la vista de los informes recabados, la Dirección General de Ordenación Profesional ha resuelto con fecha 5 de junio de 2023 estimar la solicitud del título de especialista en Ciencias de la Salud en Medicina de Urgencias y Emergencias, dando traslado de la misma a la Comisión de Recursos Humanos del SNS, de quien partió la propuesta», especifican.

Según recoge la consulta, esto supone una solución ya que actualmente no existen otras alternativas viables para la adquisición de las competencias necesarias para la atención de los problemas de salud urgentes y las emergencias médicas.

Plazas en septiembre de 2024

Por su parte, las comunidades autónomas estiman que habrá que esperar como mínimo a septiembre de 2024 para ver sus primeras plazas convocadas. Las CCAA han visto ya la primera oferta presentada por el Ministerio de Sanidad y parece ser que no hay ninguna plaza para la especialidad de Urgencias y Emergencias por el momento.

Tal y como han contado fuentes de las direcciones de Recursos Humanos de diferentes territorios a este periódico, ello se debe a que los tiempos para aprobar el programa formativo de la especialidad son ajustados.

De hecho, fue en marzo cuando Carolina Darias, ministra de Sanidad en ese momento, anunciaba que se había alcanzado un «consenso» con las comunidades autónomas para el despliegue de las nuevas especialidades que se incorporarán al MIR: Medicina de Urgencias y Emergencias y la de Genética Clínica. Por ahora solo se ha dado este paso adelante.

Fuente: Redacción Médica

 

3. Un nuevo fármaco da esperanza a las personas con el cáncer que mató a Severiano Ballesteros

En 2017, después de sufrir una crisis epiléptica, Alberto (nombre ficticio) recibió una noticia horrible. Ese año, en la Jiménez Díaz de Madrid, le diagnosticaron un tumor cerebral extraño al que sus médicos no sabían bien cómo enfrentarse. Indecisos, “decidieron no darme quimio ni radio y ver qué pasaba”, cuenta. “Después”, recuerda, “empecé a tener crisis convulsivas cada vez más frecuentes y decidieron operarme de nuevo”. Esa operación la realizó otro cirujano, que le ofreció extirparle el tumor completo. Tras la operación, perdió la movilidad del lado derecho de su cuerpo y debió comenzar una dura rehabilitación.

“Recuerdo sentirme perdido al ver que los médicos no sabían qué camino seguir. Eso me hizo buscarme por mi cuenta otro cirujano y acabé encontrando al doctor Sepúlveda”, dice. Juan Manuel Sepúlveda, coordinador de la Unidad de Neurooncología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, se sorprendió al escuchar que no había recibido ni radioterapia ni quimioterapia, pero le contó que, en esta ocasión, la suerte había estado de su lado. Sepúlveda se encontraba en ese momento reclutando a pacientes para el ensayo Indigo, diseñado para probar un nuevo fármaco en pacientes que no habían recibido más tratamiento que la cirugía.

Los tumores como el de Alberto son los conocidos como gliomas de grado bajo, y fue un glioma de este tipo el que sufrió el conocido golfista Severiano Ballesteros. Esos tumores se caracterizan por tener una mutación en los genes IDH 1 y 2. Esta alteración genética, hallada gracias a los proyectos de secuenciación masiva de los genomas de decenas de tipos de cáncer lanzada en 2008, cambia la actividad de dos enzimas esenciales en el funcionamiento del organismo, que siguen haciendo su tarea, pero empiezan a generar un metabolito tóxico que daña el ADN. Con el paso del tiempo, el daño se acumula y proliferan las mutaciones que azuzan el crecimiento del cáncer.

Desde hace décadas, las personas con esta dolencia se someten a una cirugía para extirpar el mal y después reciben quimioterapia y radioterapia para controlarlo. Estos tumores no se curan con cirugía y suelen volver, aunque el regreso se puede retrasar hasta cinco años. Con la quimioterapia y la radioterapia era posible prolongar la vida, entre 10 y 20 años, con buenas condiciones. Después, los daños de la radioterapia se empiezan a manifestar y aparecen problemas de memoria, desciende el rendimiento intelectual o resulta difícil caminar rápido. Normalmente, en 12 o 14 años, los pacientes no pueden hacer una vida normal e independiente.

El descubrimiento de las mutaciones de IDH permitió desarrollar medicamentos dirigidos a inhibir la acción de esa enzima estropeada que intoxica el cerebro. Según cuenta Sepúlveda, el vorasidenib, un medicamento con una especial capacidad para alcanzar el cerebro, se empezó a utilizar, como casi siempre sucede al principio con los medicamentos experimentales, en personas con enfermedad avanzada, “gliomas difusos que ya se habían tratado con quimioterapia y radioterapia, en algunos casos en varias ocasiones”. “Pero solo respondía entre el 30 y el 40% de los pacientes”, recuerda.

Aquellas cifras hicieron pensar que el fármaco no servía, pero después se plantearon que quizá lo habían utilizado demasiado tarde, cuando la modificación en la expresión de los genes y la evolución de los clones del tumor habían descontrolado la situación y la inhibición de una enzima ya era inútil. “Entonces decidimos ir al principio”, dice Sepúlveda. “Hicimos un estudio para pacientes con glioma de grado 2 que habían sido operados, pero no habían recibido quimio ni radio”, apunta. Los resultados de aquel trabajo se acaban de presentar en el encuentro anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica, en Chicago, y se han publicado en la revista New England Journal of Medicine.

El estudio Indigo, que incluyó 331 pacientes de todo el mundo, mostró que el fármaco, desarrollado por la farmacéutica Servier, incrementaba el tiempo en que la enfermedad no progresaba tras la cirugía, desde los 11,1 meses cuando se recibía placebo hasta los 27,7 meses con vorasidenib. Dos años y medio después del comienzo del estudio, la enfermedad había progresado en un 28% de los participantes, frente al 54% de los que recibieron placebo. El principal autor del estudio, Ingo Mellinghoff, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, contó en una presentación ante los medios de comunicación, que “los resultados ofrecen una oportunidad de cambiar los tratamientos de este tipo de gliomas con una nueva terapia dirigida”.

“De momento, podemos decir que hemos retrasado el contador 27 meses hasta el momento en que estas personas tienen que recibir tratamientos más agresivos con más secuelas a largo plazo”, cuenta Sepúlveda, que cree que “va a haber un grupo de muy largos supervivientes, porque es gente muy sensible a estos fármacos”. “Hay un paciente que empezó a tomarlo hace tres años, el tumor se ha reducido y no se ve, y no sabemos cuánto puede permanecer así”, ejemplifica.

“Esto abre la puerta a la medicina personalizada para estos pacientes. Esta enfermedad es rara, es un tipo de tumores muy poco frecuentes, y estos resultados dan esperanza para una enfermedad en la que había poca investigación”, opina Cristóbal Belda, ahora director del Instituto de Salud Carlos III, y antes oncólogo especialista en tumores cerebrales. En su momento, trató a Ballesteros. “Es un avance excepcional”, asegura.

Seis años después de su diagnóstico y tras periodos horribles, en los que necesitaba una gran cantidad de medicación contra la epilepsia y ni siquiera podía salir a la calle o acudir a rehabilitación, Alberto vive con esperanza. “Ahora estamos bajando la medicación y sigo notando mejoría porque había perdido mucha capacidad física. No podía ni ponerme delante del ordenador, porque me daba un ataque epiléptico”, explica Alberto, que antes trabajaba como ingeniero informático. “Ahora puedo salir de casa y caminar, que te parecerá una tontería, pero para mí es increíble, y he vuelto a una rehabilitación intensiva. Estoy muy contento”, resume.

Fuente: El País

4. Los estudios sugieren que un 10% de contagiados desarrolla covid persistente y que hay varios fenotipos

Long covid, mito o realidad”. Este es el título de la sesión científica celebrada durante el reciente congreso nacional de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) de Santiago de Compostela. La respuesta a esta disyuntiva es que el covid persistente es una realidad pero otra de las conclusiones destacadas es que hay que seguir investigando para contar con herramientas como biomarcadores que ayuden al diagnóstico, pronóstico y tratamiento de una enfermedad que, según la OMS, tiene más de 200 síntomas.

Moderada por José Ramón Blanco Ramos, médico del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario San Pedro de Logroño, y por Judit Villar García, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar de Barcelona, en el debate científico han participado como ponentes Francisco Tejerina Picado, del Servicio de Microbiología Clínica-Enfermedades Infecciosas-VIH del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, y Julián Olalla, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Costa del Sol de Marbella.

“No se ha puesto en duda que exista el covid persistente. Los estudios actuales estiman que un 10% de las personas que superan la infección pueden sufrir la enfermedad”, ha aseverado en declaraciones a DM José Ramón Blanco, quien matiza que no se puede hablar con rotundidad de una dolencia que está comenzando. Hoy en día, se considera que una persona padece covid persistente cuando los síntomas se prolongan más de doce semanas y las pruebas descartan un diagnóstico alternativo.

Los síntomas son muchos y pueden fluctuar: “Puede ocurrir que un paciente mejore y después reaparezcan los síntomas con igual o más intensidad”. Pueden persistir el dolor muscular y articular, el cansancio, síntomas respiratorios como una tos irritativa, neurológicos como zumbidos, dolores de cabeza, niebla mental o pérdida del gusto y el olfato, cardiacos como palpitaciones y sensación de dolor.

No obstante, Blanco ha subrayado que es muy importante diferenciar esta afección de las secuelas: “Alguien que ha estado en la UCI con una afectación pulmonar severa que le deja cicatrices, eso es una secuela, no un covid persistente”.

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