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Boletín Diario Informativo de AMYTS del 5 de enero de 2022

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1. AMYTS insiste en la necesidad de desburocratizar y sacar las bajas Covid de las consultas médicas en la Atención Primaria

2. Nuevo artículo de Julián Ezquerra para Redacción Médica: «Cuando en la solución está el problema»

3. Los hospitales ya tienen más pacientes de covid que en los picos de la cuarta y quinta ola

4. Los estudiantes de Medicina con Covid tendrán una «segunda oportunidad» si se han perdido los exámenes

5. España ya es el segundo país de la Unión Europea con mayor incidencia al subir a 2.433 casos

1. AMYTS insiste en la necesidad de desburocratizar y sacar las bajas Covid de las consultas médicas en la Atención Primaria

La Atención Primaria en Madrid sigue completamente desbordada. En AMYTS, sindicato mayoritario entre los médicos madrileños, hemos denunciado la enorme burocracia que sufren las consultas médicas en los centros de salud y hemos aportado soluciones. Sin embargo, los incumplimientos –denunciados a los tribunales– por parte de la Comunidad de Madrid prolongan esta grave situación.

El Sector de Atención Primaria de AMYTS ha vuelto a reclamar el cumplimiento de la desburocratización de las consultas de Atención Primaria, tal y como se firmó en el acuerdo de salida de huelga del pasado 2020.

«La situación actual de Atención Primaria está siendo agravada de forma acuciante por el incumplimiento constante por parte de la Comunidad de Madrid, de nuestros acuerdos tras la desconvocatoria de huelga del pasado 2020, en el que acordamos que las bajas laborales de pacientes Covid no se emitirían por los facultativos de los centros de salud, ya que resta tiempo para las actuaciones con valor a los pacientes. Además, en dicho acuerdo, en el segundo trimestre del 2021, cuatro especialidades hospitalarias comenzarían a emitir las bajas laborales de sus pacientes y progresivamente se unirían el resto de las especialidades, de forma que esta carga burocrática se distribuyera en todos los niveles asistenciales», ha recordado el Sector de Atención Primaria de AMYTS en un escrito dirigido a los responsables de la Consejería de Sanidad y de la Gerencia de AP.

En la actualidad, los médicos de familia de los centros de salud están emitiendo bajas laborales a pacientes con test de antígenos positivo (esa información no es visible), que no han sido valorados por dichos médicos, pero que sí se responsabilizan de dichas bajas. Dado que la ley actual obliga a que el médico del Sistema Público de Salud indique la baja tras valoración del paciente, desde el Sector de Atención Primaria de AMYTS han valorado que no se trataría de «una baja real si no de un autojustificante para su empresa».

De esta manera, desde AMYTS hemos solicitado que «se eliminen las bajas laborales de estas características de las consultas de los médicos de familia, sustituyéndolas por autojustificantes, declaración obligatoria de enfermedad, envío de SMS a las empresas por parte de la Gerencia de AP, avalando el reposo del ciudadano o cualquier otro acto que no implique el tiempo del médico de familia en burocracia, que no aporta valor a su ejercicio».

En esta línea se ha expresado la OMC que, recientemente, ha reclamado también la desburocratización de la Atención Primaria en todo el territorio nacional

Por último, el Sector de Atención Primaria de AMYTS ha reclamado una reunión con los responsables de la Consejería de Sanidad y de la Gerencia de AP a la mayor brevedad posible para la urgente necesidad de desburocratización las consultas médicas en los centros de salud y que «no se solventará con la bajada de incidencia de casos con antígeno positivo».

Fuente: AMYTS

 

2. Nuevo artículo de Julián Ezquerra para Redacción Médica: «Cuando en la solución está el problema»

«CUANDO EN LA SOLUCIÓN ESTÁ EL PROBLEMA»

Decía Albert Einstein que “no podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”. Y, a mi juicio, es lo que se ha hecho con la Ley 20/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reducción de la temporalidad en el empleo público. Una Ley que pretende solucionar un grave y crónico problema de temporalidad en el ámbito de la función pública y que, no solo no lo resuelve, sino que provocará más problemas sin que la elevada tasa de temporalidad se resuelva.

El preámbulo de esta Ley describe perfectamente el problema y, por ello, voy a detallar literalmente algunas frases que ayudan a entender de lo que estamos hablando:

“Insuficiente utilización de la planificación estratégica en la ordenación del empleo público, así como la falta de regularidad de las convocatorias y procedimientos de selección de personal”.

 “No siempre existe una práctica asentada de convocatoria periódica y sistemática, preferentemente con carácter anual, de las plazas vacantes, para su provisión definitiva”.

– “Los procedimientos de acceso al empleo público no se desarrollan, en muchos casos, con la agilidad y la celeridad necesarias”.

– “Los procesos de selección son excesivamente lentos y dilatados en el tiempo”.

Las diferentes administraciones públicas tienen problemas similares en lo referente a la alta tasa de temporalidad y, en todas ellas, se comparten las mismas causas. Pero en la administración sanitaria, en los diferentes servicios de salud, estos mismos problemas son de mayor dimensión. Salvo alguna CCAA, en la que la convocatoria regular de OPEs es norma, en general existen las más altas tasas de temporalidad de toda la Administración. El caso que más conozco, el Sermas, en relación con los facultativos de hospitales, la tasa de no fijos ronda el 50%.

En este caso, los problemas definidos son evidentes. No hay planificación en el empleo público; no hay regularidad en las convocatorias (hay especialidades sin OPE desde el 2001, otras acumulan 10 o más años de espera); la práctica de convocatoria periódica, no digo ya anual, es inexistente; cuando se convocan OPEs, el desarrollo del proceso se eterniza. Cuando se termina todo  y se toma posesión de las plazas, se han vuelto a generar infinitas vacantes por las jubilaciones y, con ello, vuelta a empezar. Es decir, se sabe que problemas hay, se conocen las causas, el diagnóstico está claro.

Por tanto, hay que poner solución y planificar, establecer un procedimiento de convocatorias regulares, o un modelo alternativo que luego propondré, a ser posible anuales, con unos traslados también vinculados a las diferentes convocatorias, de ágil ejecución y con un proceso de digitalización que, a día de hoy, no existe.

Y ¿cuál es la solución que plantea esta nueva Ley20/2001? Más de lo mismo. Una solución que nos llevará, otra vez, al mismo problema. Ya tenemos experiencia en esto, todos recordamos la OPE extraordinaria de 2001, esa OPE que sería el final del problema y se ha demostrado que no lo ha solucionado.  Buenas palabras, un modelo que el papel aguanta, pero no creo que sea la solución esperada.

Miles de facultativos, con sus respectivas especialidades, que se encuentran en una situación que se ha definido como de “abuso de temporalidad” ven con desconfianza, inquietud y miedo, cómo tras estudiar una de las carreras más largas y complejas, superar el examen para acceder a la residencia, hacer sus 4 o 5 años de especialización, desarrollar durante años su trabajo asistencial, adquiriendo experiencia y habilidades, desarrollando subespecialidades y áreas de capacitación específica, acreditando que son unos profesionales perfectamente preparados para el ejercicio, ahora, tras años de espera, se ven inmersos en un proceso de acceso al sistema al que deberían haber optado al finalizar sus residencias.

Se ha generado un problema intentando buscar una solución. Seguimos con OPEs en marcha y en paralelo se anuncian nuevas “condiciones”; que si las plazas de más de 5 años pueden ser cubiertas por un concurso; que si las de 3 años mediante concurso-oposición, este en peores condiciones que los actuales (pasan de una relación 50/50 las fases de oposición/concurso a una relación 60/40). Y, en ningún caso, se establece la “fijeza” como sanción por el abuso, ni siquiera en casos extremos. Y las expectativas del “abusado” no se ven satisfechas: no hay acceso por concurso a “su plaza” (su plaza es la “suya”, no otra de la misma categoría en otro centro, no, esa no es la “suya”), nadie garantiza que sea fijo y lo haga por un concurso que, además, le dé acceso a la plaza en la que actualmente se encuentra, insisto en lo de la “suya”.

Agilidad, convocatorias permanentes, “carpeta digital” de cada profesional, modelo de acceso propio de los facultativos basándose en su especial formación, planificación de plantillas necesarias y sus coberturas en base a pirámides de edad, etc. De eso no se habla en la Ley. Se pretende solucionar un problema que se ha generado por la ineficiencia/¿ineptitud?/desidia/interés de la Administración, un problema generado por la falta de evolución y la incorporación de tecnología, modelo social, realidad de la profesión y, en definitiva, se pretende dar solución al problema que arrastramos con un modelo del siglo XX sin pensar que estamos en 2022, que ha pasado casi un cuarto del siglo XXI.

Mal vamos, ya se ha iniciado un nuevo episodio de “guerras intestinas” entre los afectados, el habitual unos contra otros, un lío que generara largos litigios, sentencias varias y posiblemente diferentes, que terminará por decidir el Tribunal Supremo y puede que hasta el Tribunal Constitucional.

Y para terminar, ¿por qué a los profesionales sanitarios se nos “enmarco” en un modelo propio, el del personal estatutario, no funcionarios o laborales?, pues porque “somos otra cosa”. Y si somos otra cosa, ¿por qué a efectos del acceso a la condición de estatutario se hace como si fueras funcionario? Yo insisto en lo que he defendido ya en varias ocasiones. Si somos especiales lo somos y, respetando los criterios de libre concurrencia, igualdad, mérito, capacidad y publicidad, asumamos como válido el modelo de concurso abierto y permanente para adquirir la condición de personal estatutario fijo. Su base sería una “carpeta digital” en la que se fueran actualizando todos los méritos profesionales conforme a un baremo establecido y negociado, una relación de profesionales en permanente actualización, ordenada por méritos y que irían accediendo a las vacantes generadas de forma constante. Con ello entraríamos en un modelo que garantizaría el concepto de “plaza vacante generada, plaza cubierta de forma definitiva”. Un modelo a valorar, estudiar y desarrollar al que, al menos, se le debería dar la posibilidad de mostrar sus bondades. Y también planteo la posibilidad de entrar en la valoración de modelos de OPE descentralizadas por centros de gasto, algo que alguna comunidad autónoma ya ha explorado y que permitiría un manejo más ágil de todo el proceso. Tenemos un problema y hay posibles soluciones alternativas a lo planteado en la Ley 20/2021.

Fuente: Redacción Médica

 

3. Los hospitales ya tienen más pacientes de covid que en los picos de la cuarta y quinta ola

ARTÍCULO PUBLICADO POR EL PAÍS

La sexta ola de covid ya ha entrado de lleno en los hospitales españoles, donde hay 12.942 pacientes con coronavirus. El crecimiento de los ingresos es más lento que en las anteriores ondas y la porción de casos graves con respecto a los diagnósticos, mucho menor. Pero un número altísimo de contagios se ha traducido esta semana en una cifra de pacientes hospitalizados superior al pico de la cuarta y la quinta ola, que rondaron los 10.500. La ocupación de las UCI, donde este martes había 1.983 ingresados, ya roza la de la onda del verano (2.031), y se va acercando paulatinamente a la de la cuarta (2.356).

Por el momento son cifras manejables. Varían mucho en función de los territorios y ya hay algunos hospitales tensionados que han tenido que suspender cirugías no urgentes, pero la mayoría no ha llegado a esa situación. El problema es que la ola sigue creciendo con una fuerza nunca vista durante las ondas previas (117.775 casos nuevos este martes, para llegar a una incidencia acumulada de 2.434 diagnósticos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días), lo que augura semanas complicadas, tanto en las plantas como en las unidades de cuidados intensivos, donde el pico de ingresos llega con un par de semanas de retraso con respecto al de los casos notificados.

Desde que comenzó la pandemia, uno de los grandes objetivos de las autoridades sanitarias era evitar el colapso sanitario. Más allá de proteger a los más vulnerables de lo que podía ser para ellos una enfermedad mortal, el mantra de aplanar la curva venía dado para esquivar la situación crítica de la primera ola: hospitales saturados, triajes para la admisión de los pacientes con más esperanza para sobrevivir y atención monográfica a una sola enfermedad que descuidaba todas las demás.

La menor gravedad de la sexta ola —en buena parte por el efecto de las vacunas y, no se sabe hasta qué punto, por la menor gravedad intrínseca de la variante ómicron— ha llevado al Gobierno central y a la mayoría de los autonómicos a no imponer limitaciones sociales contundentes. Las medidas que ayudan a evitar contagios también suponen un golpe para una economía que lleva casi dos años sin levantar del todo cabeza.

La apuesta es que el sistema sanitario no llegará a colapsar. O que, si lo hace, puede ser asumible. Para comprobar si el envite es ganador habrá que esperar todavía unas semanas. Los especialistas consultados creen que algunos hospitales pueden llegar al límite hacia finales de este mes. El modelo matemático de Álex Arenas, físico y profesor de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, indica que los casos pueden empezar a decrecer a partir de mediados de enero, por lo que la ocupación de las UCI puede seguir creciendo entre dos y tres semanas más.

La saturación del sistema depende de dos variables que todavía no están claras: cuántas personas se infectarán y qué porcentaje de ellas requerirá hospitalización y cuidados intensivos.

Todavía hay margen para atender a muchos más pacientes: en la tercera ola, que marcó las cifras más altas, llegó a haber más de 32.000 ingresados en planta por covid y casi 4.900 en UCI (no existe registro de esta estadística para la primera ola). Pero esas estadísticas fueron sinónimo de colapso en muchos lugares de España. Las cifras que publica el Ministerio de Sanidad pueden resultar engañosas. Según ellas, un 10,58% de las camas hospitalarias están ocupadas por pacientes con covid (algunos de ellos pueden tener covid pero haber ingresado por otras patologías, algo que no aparece diferenciado en las estadísticas oficiales), lo que puede parecer poco, pero es una porción altísima para una sola enfermedad. El porcentaje asciende a un 21,35% de los puestos de cuidados intensivos (aquí sí son todos por covid), de lo que se puede intuir que caben muchos más de los que hay sin grandes problemas, algo que no es cierto.

La vida sigue (más o menos) a pesar de la pandemia y siguen ocurriendo accidentes de tráfico, infartos, operaciones que se complican. Las víctimas de muchas de estas circunstancias requieren ingresar en la UCI, donde según los datos de Sanidad hay más personas por otras patologías (unas 3.000) que por covid (casi 2.000).

El último dato oficial sobre camas estructurales de UCI en España data de 2017, cuando había 4.404. Desde entonces han crecido y la pandemia ha multiplicado la capacidad por más de dos. En los peores momentos se puede disponer de hasta 11.000. Pero un puesto de UCI no es simplemente una cama con un respirador. Es, también, la atención de un personal que no ha variado sustancialmente y que está preparado para dar una atención adecuada a unos 5.000 pacientes. Que las camas, con los ventiladores que se han ido comprando, sumadas a las de los quirófanos (que quedan inutilizados), puedan atender al doble de enfermos no quiere decir que sea una situación óptima.

Cualquier comunidad con más de un 20% de pacientes de covid en las UCI empieza a tener hospitales tensionados (situación que sufren Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Madrid, Navarra y La Rioja) y a partir de un 30% la situación comienza a ser complicada (un porcentaje que superan Cataluña y País Vasco).

El perfil de los ingresados

Media docena de neumólogos y especialistas en cuidados intensivos consultados coinciden en que en los casos graves, los cuadros de neumonía son muy similares a los de olas anteriores. La única diferencia, apunta Pedro Landete, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), es que parece que la recuperación resulta algo más rápida. Trabaja en la Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios del hospital Isabel Zendal de Madrid, donde la estancia media ha pasado de “siete u ocho días a cinco”. Son cifras que tendrán que asentarse y estudiarse; pero, si se confirman, un menor tiempo de hospitalización redundará en mayor rotación y capacidad del sistema para atender a más pacientes sin llegar al límite.

Virginia Fraile, de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, indica que aproximadamente la mitad de los pacientes en cuidados intensivos están sin vacunar. Esto supone una porción de enfermedad grave muy superior que en los vacunados, que son el 90% de la población adulta y un porcentaje aún mayor en las edades más susceptibles de requerir UCI (a partir de 50 años). “Entre los demás, la mayoría de las personas tienen dos dosis y no llegaron a tiempo para la tercera”, señala.

Los profesionales miran con cierto vértigo la enorme cantidad de contagios, que en mayor o menor medida redundará en un aumento de los ingresos hospitalarios. Jose Luis López Campos, director de formación y docencia de Separ, asegura que el aumento de la presión ya se está notando: “Antes de la sexta ola estuvimos unas semanas casi sin ingresos, algo que no sucedía desde el verano de 2020, tras el confinamiento. Esto nos hizo ver un rayo de luz. Le costó arrancar, pero ya vamos en asenso. Nos quedan días y semanas muy complicadas”.

Fuente: El País

 

4. Los estudiantes de Medicina con Covid tendrán una «segunda oportunidad» si se han perdido los exámenes

Los alumnos de Medicina que no puedan presentarse a los exámenes de enero debido al covid dispondrán de una “segunda oportunidad”, según ha informado el Ministro de Universidades, Joan Subirats, que ha exteriorizado la voluntad del Gobierno de “preservar la presencialidad” en las aulas pese al repunte de contagios de coronavirus.

En la rueda de prensa posterior al Consejo Interterritorial, en la que también han participado Carolina Darias, ministra de Sanidad; y la titular de Educación, Pilar Alegría; Subirats ha indicado que todos los agentes implicados trabajarán “en el mantenimiento de las aulas como espacios seguros”, lo que requerirá, entre otras medidas, el uso de la mascarilla y el mantenimiento de la ventilación cruzada.

“La única salvedad”, ha añadido, atañe a aquellos alumnos que debido a que se han contagiado no puedan acudir al examen. “Estamos trabajando con las universidades que se adopten medidas y que estos estudiantes no pierdan la convocatoria, que tengan una segunda oportunidad”, ha explicado, en declaraciones recogidas por REDACCIÓN MÉDICA.

Durante la rueda de prensa, Carolina Darias, ha confirmado también que Gobierno y comunidades han aprobado la vuelta a las clases en colegios e institutos a partir del día 10 de enero. La ministra de sanidad ha incidido en que el impacto del covid ha sido “mínimo” en los centros educativos, y ha recordad que la tasa de vacunación en jóvenes alcanza ya el 86,6 por ciento. En el caso de los menores de entre 5 y 11 años, hasta el 28,8 por ciento cuenta con al menos una dosis.

“Podemos tener una vuelta a nuestras aulas de forma segura y tranquila. Prudencia sí, pero alarmismo ninguno”, ha añadido la ministra de Educación, Pilar Alegría.

Fuente: Redacción Médica

 

5. España ya es el segundo país de la Unión Europea con mayor incidencia al subir a 2.433 casos

España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea —entre los más poblados— con mayor incidencia acumulada a 14 días. Por delante está Francia. El indicador ha crecido en 138 puntos a los 2.433 casos por 100.000 habitantes de media nacional, según el último informe diario del Ministerio de Sanidad. Está en riesgo muy alto, según el semáforo covid aprobado en la Comisión de Salud Pública.

Las comunidades con los números más altos son Navarra (5.977) y País Vasco (4.505). Todas las autonomías del país están en riesgo muy alto con más de 1.000 puntos. En cuanto a los grupos etarios, el más afectado corresponde a los veinteañeros con 3.831. A continuación están los treintañeros con 3.228.

El ministerio ha sumado 117.775 contagios de coronavirus, de los que 72.867 se han diagnosticado en las últimas 24 horas. Es el segundo dato más alto de la pandemia, tras bajar del récord de 161.688 del jueves pasado. Es probable que aumente en las siguientes jornadas por el efecto fin de semana con la bajada de pruebas. Igualmente es probable que el número sea superior porque la institución no incluye los positivos por test autodiagnóstico.

Los ingresados en unidades de cuidados intensivos han subido en nueve a los 1.983 actuales. La proporción media de plazas llenas por covid ha crecido en dos décimas al 21,35%. Está en riesgo alto, a cinco puntos del muy alto. Los territorios más tensionados siguen siendo Cataluña (41,07%) y País Vasco (30,63%). Los dos están en riesgo muy alto.

Los hospitalizados han subido en 603 a los 12.942 activos. En la última jornada se han registrado 2.044 ingresos y 1.706 altas. El índice de camas ocupadas se ha incrementado en cuatro décimas al 10,58%. Está en riesgo medio, a menos de un punto del alto. Las comunidades con los valores más elevados son País Vasco (15,32%) y Madrid (15,12%). Las dos están en riesgo alto.

Sanidad también ha reportado 116 muertes a consecuencia del patógeno, entre las que figuran de días anteriores. Suben en comparación con las 74 comunicadas el jueves y las 114 del martes pasado. España ha contabilizado 89.689 fallecimientos por el virus desde el inicio de la pandemia.

Fuente: Nius Diario

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